Tricotomía
María Luisa Avila avilaaguero@gmail.com | Jueves 12 julio, 2012

Tricotomía
La ley de investigación biomédica sigue sin aprobación en la Asamblea Legislativa, después que la Sala IV declarara que para realizarla se requiere una ley. Desde entonces el avance científico, en nuestro país, se encuentra limitado.
Al leer las razones de ese atraso, da la impresión que no se trata de una discusión para fortalecer los derechos de los participantes en investigación, o el marco bioético internacional y nacional, como quisiéramos que fuera. Si no, una postura ideológica en contra de las transnacionales farmacéuticas y de las personas que de una u otra forma perciben ganancias económicas con dicha actividad.
Entre los argumentos utilizados sobresalen los siguientes: 1) “las transnacionales utilizan el país, porque en sus países no pueden hacer esas investigaciones”, nada más lejos de la verdad, como puede comprobarse en http://clinicaltrials.gov/ct2/home, del total de estudios a nivel mundial: 128.834, 75% (96.639) se conducen en Estados Unidos (62.472) y en Europa (33.167). 2). “Los participantes son conejillos de Indias”, comentario falaz, en Costa Rica previo a la prohibición, se contaba con reglamentos sólidos, éticos y rigurosos que hoy son utilizados como ejemplo, en muchos países del área. 3). “Los estudios intervencionales con vacunas, con medicamentos o procedimientos pueden violar la dignidad humana”, sin duda si no se respetan los principios bioéticos ello ocurriría, pero en estudios de índole observacional o epidemiológicos prospectivos también puede ocurrir, ejemplo de ello es el Experimento Tuskegee en Alabama, de la década de los 30 que evaluaba a largo plazo el comportamiento de la sífilis, no incluía ninguna intervención, pero es uno de los episodios más vergonzosos de la historia médica, no había consentimientos informados, los participantes eran de grupos de riesgo por su condición social, analfabetismo y su etnia. Una historia parecida, poco clara, con un estudio epidemiológico, parece haber ocurrido en nuestro país sin que se conozca del todo.
Una ley es necesaria, de eso nadie tiene duda, que proteja como principio básico y prioritario al participante en una investigación. Pero no debe estar teñida de posiciones ideológicas contrarias a la verdadera y real protección de los derechos de los participantes, no debe abarcar solo los estudios intervencionales, sino todo tipo de estudio donde participen seres humanos, aunque el mismo sea de tipo observacional o epidemiológico. Se requiere la ley en un corto plazo, la parálisis por análisis tan propia de nuestra idiosincrasia no debe ser la que prevalezca en temas de salud.
El vasto arsenal terapéutico con que hoy cuenta la medicina moderna, el amplio conocimiento que hoy se tiene de las enfermedades, la sobrevida en patologías complejas es gracias a la investigación. La investigación no debe estar limitada en nuestro país, eso no es más que un vergonzoso y costoso atraso. Costoso no solo en términos económicos, sino sociales, laborales, sanitarios y científicos.
María Luisa Avila
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