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NACIONALES


Surgieron de la nada

| Martes 19 febrero, 2013


El acceso al empleo para los jóvenes de los cantones rurales es muy reducido, lo que genera migración del campo a la ciudad. Por eso, buscamos opciones para mejorar su calidad de vida, dijo José Emilio Suadi, representante de la FAO en Costa Rica. Esteban Monge/La República


Convierten en empresarios a jóvenes desempleados y sin educación

Surgieron de la nada

FAO ayuda a más de 200 jóvenes a salir de la pobreza

Hasta hace poco solo tenían en común factores negativos: pobreza, desempleo, habían desertado de la educación y muchos tenían una condición migratoria irregular.

Pero les proporcionaron las herramientas necesarias y ahora son empresarios.
Más de 200 jóvenes de Upala de Alajuela y de los distritos del sur de Desamparados, en San José, son los beneficiados de un programa que ejecutaron la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y el Ministerio de Agricultura.
En las zonas rurales de Costa Rica, existen serios problemas como la falta de empleo, que golpea a toda la población, pero principalmente a los jóvenes. Esto provoca su migración a la ciudad.
Como solución, la FAO planteó identificar opciones para promover la calidad de vida y el desarrollo de las comunidades, por medio de iniciativas productivas.
Por eso, en Upala se propició el aprovechamiento de las herramientas tecnológicas, así como los recursos turísticos y agroalimentarios ya existentes.
De esta forma, la juventud rural podría aspirar a conseguir empleo mediante la creación de sus propios negocios, lo que a su vez los sacaría de la pobreza.
Con dicha primicia, durante tres años se asesoró a la población de 24 comunidades.
Producto de este trabajo, actualmente existen 221 ideas de negocios en ejecución lideradas por jóvenes de zonas alejadas, en su mayoría son madres solteras.
Estas iniciativas cuentan con el apoyo de bancos públicos y privados, asesoría técnica y capacitación por parte de organizaciones gubernamentales.
“Buscamos que los jóvenes rurales se conviertan en emprendedores y agentes de cambio en el desarrollo comunitario y la preservación del ambiente, por medio de la formación y el fortalecimiento de sus competencias”, dijo José Emilio Suadi, representante de la FAO en Costa Rica.
El 60% de los beneficiarios está constituido por mujeres y casi todas solteras y madres de dos hijos o más.
En San Ramón de Upala, a 45 minutos del centro, Sandra Mejía, una joven con tres hijos, pudo salir de la condición de pobreza extrema en que vivía, gracias a la asesoría que recibió.
Ahora, en su parcela produce frijol y chile picante y se ha convertido en una respetada empresaria de la zona.
Al otro lado, en Cristo Rey de Desamparados, el joven Asdrúbal Fernández vio dispararse su negocio como productor de truchas.
Además, es el presidente de una empresa de crédito comunal.

Ana Cecilia Cruz
acruz@larepublica.net







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