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¿Por qué 100 días?

Claudio Alpízar redaccion@larepublica.net | Jueves 07 agosto, 2014


Gobernar es reconocer lo realmente importante y tomar decisiones oportunas


¿Por qué 100 días?

La evaluación a los 100 días se convirtió en un simbolismo mediático para la gestión de cada nuevo gobierno. En algunos periodistas y analistas políticos es un parámetro mal interpretado, más cuando se pretende exigir al gobernante de turno obras en tan corto plazo, así como soluciones a problemas de años en días.
La idea fundamental para evaluar los 100 días debe sustentarse en el estilo de gobernar y la hoja de ruta definida, importantes porque evidencian las prioridades y lineamientos de mediano y largo plazo.
La idea surge originalmente en Francia en 1815. Fue el periodo de días que transcurrieron (100) entre el retorno de Napoleón Bonaparte de su exilio en la isla Elba y su retorno al poder, hasta su derrota en Waterloo y su posterior prisión en la isla Santa Elena. En este lapso los franceses evaluaron si su forma de gobernar había cambiado en relación a su primer periodo, en el que había sido muy autócrata. Napoleón en esos días no demostró ni firmeza ni compromiso para cumplir lo pregonado, el resultado: un gobierno deslucido.
El caso exitoso lo marco Franklin D. Roosevelt —Partido Demócrata— que llega a presidente en 1933, luego de tres periodos de gobierno del Partido Republicano, en plena recesión y crisis económica.
Él define una estrategia de 100 días en la que implementa políticas puntuales en temas delicados (New Deal), que a corto y mediano plazo dieron éxito, el resultado: ser el único presidente estadounidense reelecto en tres ocasiones.
Gobernar es reconocer lo realmente importante y tomar decisiones oportunas. Cuando se gobierna para la “gradería” hay excesos de populismo, se busca el aplauso instantáneo, se pierde la visión de Estado y el gobernante se distancia de los objetivos prioritarios.
Juzgar resultados de políticas públicas en un periodo tan corto es poco serio. Pero sí es un periodo apropiado para descubrir el estilo y la forma de gobernar de quien tiene la potestad del ejercicio del poder.
Los 100 días permiten evaluar habilidades políticas del gabinete, evidenciar las prioridades de cada ministro y la coordinación de gobierno; así como el esquema de organización para la implementación de políticas determinantes.
En 100 días el gobernante tiene la oportunidad de dar al ciudadano una “primera impresión” y como se dice con frecuencia: para una primera impresión no hay segundas oportunidades. De aquí lo importante de aprovechar el espacio único del fresco apoyo postelectoral y el beneficio de la duda que se da en el arranque de todo nuevo gobierno.
Es un periodo en que el gobernante muestra su estilo de liderazgo, la forma de relacionarse con los ciudadanos, con los medios de comunicación y con las diversas fuerzas políticas. Es tiempo suficiente para evidenciar habilidad o impericia política, certeza o falta de olfato político, líneas de acción, prioridades y estrategia. Por tanto, en 100 Días se evalúa la gestión política no la administración y los resultados de un gobierno tan tierno.
Aclarado el tema, y desde esta perspectiva, les prometo para el próximo jueves mi análisis de los primeros 100 días del gobierno de Luis Guillermo Solís Rivera.

Claudio Alpízar Otoya

Politólogo

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