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EDITORIAL


Firmemos contratos que nos beneficien

| Jueves 27 marzo, 2014




Debería hacerse un esfuerzo inteligente por encontrar soluciones mediante posiciones flexibles, para que la Ruta 32, que es una urgencia nacional, se construya sin más retrasos


Firmemos contratos que nos beneficien

La necesidad del país de contar con mejores servicios portuarios y de los limonenses de ver, al fin, alguna posibilidad de desarrollo positivo para ellos, está, según parece, plagada de obstáculos difíciles de vencer en la presente legislatura, al menos en lo relacionado con la construcción de la Ruta 32.
La sociedad civil desconfía hoy de todo como consecuencia de una opaca historia de contratos no siempre firmados con beneficios razonables para Costa Rica, o mal administrados y hasta por casos como el de la ya famosa y vergonzosa “trocha”, que sigue sin resolverse aún en los estrados judiciales, a pesar de acusación por supuesta malversación o desvío de fondos que rodea la construcción de esta vía.
No obstante, debería hacerse un esfuerzo inteligente por encontrar soluciones mediante posiciones flexibles, para que la Ruta 32, que es una urgencia nacional, se construya sin más retrasos.
“Hacerlo por medio del proyecto chino con el financiamiento de $465 millones y la construcción a cargo de la firma CHEC parece ser la solución más cercana y realista para lograrlo en los próximos años”, dice una nota de este medio ayer.
Sin embargo el proyecto, que se encuentra en discusión en Plenario en la Asamblea Legislativa, debería ser objeto de algunas modificaciones hechas por la Contraloría de la República y el departamento de servicios Técnicos del Congreso.
La solicitud de que se contrate al menos un 50% de mano de obra nacional para realizar la obra, es comprensible si se piensa en el desempleo que tenemos.
Si bien es cierto, una obra como el Estadio Nacional fue construida en tiempo récord y a satisfacción, la misma se trató de un obsequio. En el caso de la Ruta 32, se hará con el dinero de un préstamo que Costa Rica deberá pagar.
A pesar de esto y otros desacuerdos, no pareciera que haya nada que no pueda solucionarse con buena voluntad y un manejo transparente que evite desconfianzas.
Esta carretera, como parte del desarrollo que se busca dar a Limón, no debería demorarse más, y Costa Rica debería comenzar a transitar por un mejor camino para construir la extensa infraestructura que requiere, no solo en materia portuaria, sino en otros sectores también, a lo largo y ancho del país.
No podrá hacerse todo al mismo tiempo. Pero el esfuerzo deberá ser sostenido y transparente para que en verdad avancemos.
 







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