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COLUMNISTAS


¡Entrada de Santos!

Iris Zamora iriszamora4@gmail.com | Lunes 02 septiembre, 2013


“¿Cuál la causa de tanta alegría, cual la causa de tanta expansión? Corazón, corazón es el día de nuestro albo y excelso patrón!”


…desde MONCHO

¡Entrada de Santos!

Ramona y Aurora, anunciaban con sus sonidos únicos y amorosos, que era el día. Que la fe, lo pagano, lo cultural, la tradición se transforman en sinergia. Como la Fiesta de Serrat, “hoy el noble y el villano, el pro-hombre y el gusano, bailan y se dan la mano, sin importarles la facha “…En el campanario, remozándose por iniciativa de Bernardo, nieto de don Vicente, esas gigantes de hierro entonarán sus armoniosas notas.
Alguien dirá que solo es un din, dan, din, dan…para quienes crecimos escuchando su llamado a misa, o a estos 30 de agosto, es un poema en las alturas, que se transforma en verso nuevo, cadencioso e invitador, solemne e irreverente con un significado de liras, de tierra, de oro, de libros, de ciencia, de voces de protesta que se juntan en casi dos siglos…
Ahí estaba él, como siempre bien acicalado, estrenando traje, rojo y blanco. Fue elevado a Obispo, al igual que este Francisco que está recordándonos las bases del cristianismo, Ramón siguió viviendo en la austeridad sin darle gran importancia al cargo de Obispo.
¿Cuántas veces Ramón se canjeó a sí mismo para liberar esclavos? La historia registra que liberó más de 600 esclavos durante su vida de Pastor. Proclamar su fe le costó que perforaran sus labios con un hierro candente y le pusieran algo similar a un candado. El mensaje fue claro… ¡se parecen tanto los poderosos, de todas las épocas, de todos los tiempos! Intentando silenciar a los que se atreven a levantar la voz contra la injusticia, contra la esclavitud, contra los que mancillan la dignidad de los más vulnerables de la sociedad… Ese Ramón nos inspira.
Ya van por 64 sus colegas del Cielo, que regresan cada 30 se agosto a visitarle a la Parroquia. También ellos, estrenan ropa, las Marías, la más bella y ataviada entre banderas de la Iglesia junto a la tricolor, de la Patria que nos cobija a todos, la Negrita: María de los Ángeles, pero están las Piedades, Patronas del Sur y del Norte, la hermosa Concepción, la enigmática del Tremedal...
No faltan San Pedro, San Isidro y sus bueyes, San Rafael, San Joaquín, el hermoso y joven Juan. Pancracio, siempre alborotando las calles con su cortejo de infieles que hacen enmudecer a los más conservadores, Santiago, el Niño de Atocha, el Cristo Negro…
Detrás de ellos, cánticos paganos, olores espirituosos y la esperanza de comer alguna costilla de brontosaurio, el lomo relleno, los tamales de cerdo con sabroso colesterol, picadillos llenos de magia, el frito, y el mondongo ¡más colesterol!... Al carajo las calorías, hoy es fiesta, se vale pecar… el Padre Greivin aseguró que al estar bendecidos los alimentos, no subirían esos lípidos indeseables, chinchiví, los geniales prestiños o la promesa de un “sobado” o un “perico” de algún trapiche de La Paz…
El ingrediente, por el que nos encontramos una y otra vez los Monchos de ayer, de hoy: fundirnos en un abrazo, sin tantas palabras.
“¿Cuál la causa de tanta alegría, cuál la causa de tanta expansión? Corazón, corazón es el día de nuestro albo y excelso patrón!”

Iris Zamora Zumbado

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