WikiLeaks plantea un reto
Las orejas pueden arderles también a algunos medios de prensa por el jalonazo que WikiLeaks les ha propinado
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 11 diciembre, 2010
Desde el momento en que WikiLeaks publicó la semana pasada cables diplomáticos estadounidenses confidenciales, desató una reacción mundial que, lejos de frenar con los días, va aumentando y creando mayores expectativas.
Los datos divulgados han sido desmentidos y magnificados, lo cierto es que no pueden ser ignorados.
Algunos consideran apropiado que Internet divulgue opiniones confidenciales de diplomáticos estadounidenses en torno a situaciones y políticos de todo el mundo. Otros opinan que los documentos no debieron darse a conocer públicamente; incluso hay quienes creen inconveniente que una plataforma como esta exista.
El fenómeno ha desplegado un amplio abanico de inquietudes. Resucita el tema de hasta donde llegan los límites de la confidencialidad en la era de Internet; cómo pueden gobiernos o empresas proteger sus intereses. Conceptos tradicionales referentes a la confianza y la responsabilidad de los medios se encuentran a prueba.
El usuario de Internet tendrá que evaluar, a partir de ahora, con mayor prudencia cuáles mensajes cuelga o no en la web. Los gobiernos sin duda extremarán medidas de seguridad para proteger la información confidencial que pueda comprometerlos.
Pero más allá de la credibilidad que tenga tal información, el suceso ha servido para iniciar un remozamiento del sistema democrático. Desde hace décadas el ciudadano viene perdiendo la fe en el sistema, precisamente por falta de transparencia en la información que se le proporciona.
Debajo de todo esto, las orejas de la prensa también deben estar calientes por el jalonazo que WikiLeaks le ha propinado.
Queda al descubierto que muchos gremios periodísticos medran a la sombra del oficialismo, en tanto el ciudadano demanda profesionales de la comunicación comprometidos con su actividad. El lector reclama una dosis mayor de vocación que dignifique el profesionalismo.
Un prensa anémica genera una institucionalidad asténica. El periodista del siglo XXI tiene el deber de producir informaciones y opiniones con la fuerza eficaz para capacitar al lector en la toma de decisiones políticas y cívicas.
LA REPUBLICA previó esta vocación del periodismo en el ambiente nacional; por eso no teme al reto universal que WikiLeaks propone. Este periódico se concentra en estudiar temas decisivos para el futuro del país y los expone de una forma analítica, con una visión novedosa que se ha dedicado a difundir y que le ha permitido convertirse en un medio forjador del nuevo siglo.