Violencia social en crecimiento
| Viernes 03 abril, 2009
Violencia social en crecimiento
Estamos viviendo tiempos muy difíciles y de mucha violencia, por esa razón necesitamos replanificar y organizar qué tipo de sociedad queremos para los próximos 20, 30 ó 40 años.
La mayor preocupación de los ciudadanos es la seguridad pública, la percepción que tenemos es que la criminalidad está en aumento y que los antisociales ejercen cada vez un mayor grado de violencia contra sus víctimas.
Esto supone que la seguridad ciudadana es un problema complejo que no se resuelve con más policías.
Este desafío debe ser atacado de inmediato por el Estado a través de sus instituciones con medidas y previsiones dentro del marco de la ley y los derechos humanos, para que las comunidades puedan desarrollar sus actividades libres de riesgos y amenazas.
El tema de la seguridad no es nuevo, sin embargo ha tomado nuevos matices, en otras palabras ha ido evolucionando. En los años 70 los delitos más comunes eran el hurto, homicidio, la ebriedad, robo con fuerza, lesiones por agresión, etc.
Hoy en día el escenario delictivo ha cambiado radicalmente, es decir que los delitos actuales tienen una estructura más sofisticada abriéndose paso los delitos modernos, entre ellos las estafas, secuestros, delincuencia juvenil, pandillas, narcotráfico, lavado de dinero, y recientemente las conductas terroristas etc.
Según la OPS (Organización Panamericana de Salud) la tasa de homicidios en América Latina ha aumentado en un 44% en los últimos diez años, convirtiéndose en una zona de mucha violencia en el mundo, creando una atmósfera negativa para las inversiones y contraproducente para el desarrollo económico.
Ante esta realidad, existen dos alternativas básicas:
a. Sucumbir ante la violencia y el crimen, esto es hacer nada y encontrar diversas formas de amurallamiento (construir verjas y encerrarse) y de segregación residencial.
b. Recuperar las calles y los espacios públicos para preservar la calidad de vida de sus ciudadanos.
Para esto se requiere:
1.Una legislación que dé respuesta adecuada a las nuevas formas de delincuencia,
2. Justicia rápida y eficaz
3.Herramientas tecnológicas modernas, con capacidad para monitorear el comportamiento humano y cercano a los ciudadanos.
Está claro que el impacto de la inseguridad ciudadana, sobre la calidad de la vida de los ciudadanos, obliga a los gobiernos nacionales, locales y a los sectores organizados de la sociedad, a diseñar esquemas alternativos a los existentes para disminuir los niveles de inseguridad.
Finalmente, se conceptualiza la seguridad ciudadana, como una condición del desarrollo más que como un fin en sí misma, por lo que el Estado debe garantizar condiciones mínimas para el desarrollo personal, la paz, libertad y democracia.
Luis Fernando Allen Forbes
Director ejecutivo
Asociación Salvemos el Río Pacuare
Estamos viviendo tiempos muy difíciles y de mucha violencia, por esa razón necesitamos replanificar y organizar qué tipo de sociedad queremos para los próximos 20, 30 ó 40 años.
La mayor preocupación de los ciudadanos es la seguridad pública, la percepción que tenemos es que la criminalidad está en aumento y que los antisociales ejercen cada vez un mayor grado de violencia contra sus víctimas.
Esto supone que la seguridad ciudadana es un problema complejo que no se resuelve con más policías.
Este desafío debe ser atacado de inmediato por el Estado a través de sus instituciones con medidas y previsiones dentro del marco de la ley y los derechos humanos, para que las comunidades puedan desarrollar sus actividades libres de riesgos y amenazas.
El tema de la seguridad no es nuevo, sin embargo ha tomado nuevos matices, en otras palabras ha ido evolucionando. En los años 70 los delitos más comunes eran el hurto, homicidio, la ebriedad, robo con fuerza, lesiones por agresión, etc.
Hoy en día el escenario delictivo ha cambiado radicalmente, es decir que los delitos actuales tienen una estructura más sofisticada abriéndose paso los delitos modernos, entre ellos las estafas, secuestros, delincuencia juvenil, pandillas, narcotráfico, lavado de dinero, y recientemente las conductas terroristas etc.
Según la OPS (Organización Panamericana de Salud) la tasa de homicidios en América Latina ha aumentado en un 44% en los últimos diez años, convirtiéndose en una zona de mucha violencia en el mundo, creando una atmósfera negativa para las inversiones y contraproducente para el desarrollo económico.
Ante esta realidad, existen dos alternativas básicas:
a. Sucumbir ante la violencia y el crimen, esto es hacer nada y encontrar diversas formas de amurallamiento (construir verjas y encerrarse) y de segregación residencial.
b. Recuperar las calles y los espacios públicos para preservar la calidad de vida de sus ciudadanos.
Para esto se requiere:
1.Una legislación que dé respuesta adecuada a las nuevas formas de delincuencia,
2. Justicia rápida y eficaz
3.Herramientas tecnológicas modernas, con capacidad para monitorear el comportamiento humano y cercano a los ciudadanos.
Está claro que el impacto de la inseguridad ciudadana, sobre la calidad de la vida de los ciudadanos, obliga a los gobiernos nacionales, locales y a los sectores organizados de la sociedad, a diseñar esquemas alternativos a los existentes para disminuir los niveles de inseguridad.
Finalmente, se conceptualiza la seguridad ciudadana, como una condición del desarrollo más que como un fin en sí misma, por lo que el Estado debe garantizar condiciones mínimas para el desarrollo personal, la paz, libertad y democracia.
Luis Fernando Allen Forbes
Director ejecutivo
Asociación Salvemos el Río Pacuare