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Vino el maestro

Ennio Rodríguez ennio.rodriguez@gmail.com | Martes 01 mayo, 2018


Vino el maestro

Afable y paciente a sus 75 años, pero siempre lúcido y dispuesto a compartir sus conocimientos, una gran persona el Dr. Stiglitz, quizás menos del niño terrible provocador de antaño, pero con más serenidad, conocimiento y sabiduría. Su pasión siempre visible, por ejemplo, contra quienes abandonaron las ciencias económicas, hicieron del mercado una ideología y se convirtieron en predicadores (Milton Friedman), o cuando se refirió a las políticas de su gobierno en materia comercial. Fue muy estimulante también su conferencia de prensa pues, ante las excelentes preguntas de los periodistas, casi todas referidas a Costa Rica, Stiglitz, sin ser especialista en nuestro país, aprovechaba para dar una clase de cómo abordar cada tema a partir de las teorías y su conocimiento económico. El maestro en acción, en vivo, en un entorno no planeado.

Destaco uno de los puntos de su conferencia que hizo eco en mí. Su crítica al capitalismo cuando este fortalece y privilegia el egoísmo humano. Una cosa son los beneficios de la competencia, la búsqueda de la excelencia y la innovación, y otra el egoísmo y la avaricia. Precisamente ubicó la crisis de 2008-2009 como un problema moral de avaricia en un entorno regulativo laxo. Hizo referencia a quienes pensaban que los mercados financieros, particularmente los derivados, se autorregulaban, sin mencionar a Greenspan, su principal proponente. Lo cual lo llevó a discurrir sobre la naturaleza humana y sus tendencias egoístas, pero también las colaborativas y el papel del entorno en reforzar uno u otro comportamiento. El capitalismo puede ser un estímulo al egoísmo que, sin las regulaciones y limitaciones adecuadas, puede llevar a la avaricia. Ante mi comentario que su reflexión me había retrotraído a mis tiempos de estudiante y a cuando la economía formaba parte de la filosofía moral, nos deleitó con un análisis de Adam Smith, de quien muchos solo conocen su famosa frase de la mano invisible que coordina al panadero, al carnicero y a todos sin un esfuerzo consciente de nadie, sin tomar en cuenta el resto de su obra, donde muestra sus preocupaciones por la avaricia de los seres humanos y los abusos que pueden cometer en el mercado.

Acoto, no fue sino hasta el inicio de los años 70 que, con el desarrollo matemático de la topología, Arrow, Hahn y Debreu encontraron las condiciones suficientes y necesarias para que la mano invisible de Smith operase a perfección. Por esa contribución recibieron el premio Nobel. Esas condiciones no pertenecen al mundo real, por lo que, repitiendo una frase de Stiglitz, la mano invisible es invisible porque no existe. A partir de entonces, trabajos como el que le mereció el Nobel a Stiglitz (funcionamiento de los mercados cuando existen asimetrías de información), la nueva Economía del Comportamiento y el de otros que lo precedieron, como Keynes, hoy sabemos más sobre los mercados, cuándo funcionan mejor, así como sobre las necesidades de regulación. En las ciencias económicas no tenemos dogmas, solo teorías e hipótesis y una realidad obstinada que, en su libre albedrío multicausal, se resiste a comportarse de acuerdo con estas teorías, lo cual obliga al progreso creciente de estas ciencias, que siempre serán más efectivas como ejercicio forense de lo que pasó, que por su más limitado valor predictivo.

En este marco de la dualidad humana en cuanto egoísmo-colaboración, Stiglitz puso el énfasis en la economía social y, en particular, el movimiento cooperativo, que enaltece y desarrolla la cualidad colaborativa de las personas en marcos de decisión democráticos, sin descuidar los aspectos de eficiencia y productividad, pero con una distribución también democrática de los excedentes. Esto significa que las cooperativas son también un antídoto para la gran enfermedad del siglo XXI, los procesos de concentración del ingreso. A su vez, destacó el comportamiento de las cooperativas y la protección de sus trabajadores en contraste con sus contrapartes de capital privado durante la crisis 2008-2009.

Nuestro sistema educativo debe promover la educación para la solidaridad, con énfasis en la formación cooperativa y sus principios, pero también sobre el solidarismo y otras formas de la economía social.

En cumplimiento de los mandatos que le otorga la ley, el Colegio de Ciencias Económicas colaboró con el patrocinio y organización de la visita y conferencias del profesor Stiglitz. Esperamos haber contribuido con el desarrollo de las ciencias económicas en el país al hacer posible compartir las reflexiones de uno de los economistas más connotados de hoy día. El Colegio es parte del sector de economía social, es una organización sin fines de lucro, cuyos fines son de servicio a sus colegiados, al país y a las ciencias económicas. Por eso es un gusto trabajar con las cooperativas en la promoción de los esfuerzos colaborativos que distinguen a nuestro sector.

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