Ventas millonarias aparcadas por tiempo indefinido
Ivannia Méndez ivannia.morales@cr.gt.com | Lunes 20 febrero, 2023
Ivannia Méndez
Consultor Externo
Grant Thornton
Una combinación de diversos elementos favorecía desde hace varios años -principalmente en Europa- el auge de las fusiones y adquisiciones de empresas de cierta envergadura. No obstante, la invasión de Ucrania, que provocó el alza de las materias primas y una escalada en la inflación sin precedentes, motivó a nivel internacional una cascada de dichos procesos cancelados, en suspenso o más lentos de lo previsto, ralentizando en consecuencia el mercado global tras la intensa y frenética actividad vivida en la postpandemia.
La crisis energética, el endurecimiento de las condiciones de crédito -principalmente la subida de tipos- y las discrepancias de precio entre compradores y vendedores -ofertas por debajo de los umbrales esperados-, entre otros factores, generan que las compañías reconduzcan sus estrategias a la espera de tiempos mejores para materializar este tipo de transacciones.
Según datos de Mergermarket, en el 2022 el volumen global de transacciones se situó en torno a 35.000 operaciones y, aunque ha seguido estando activo, el mercado de fusiones y adquisiciones se enfrió considerablemente en 2022 comparado con el año 2021, en que el volumen de transacciones disminuyó un 22% así como el valor de las transacciones que cayó aproximadamente un 39%.
Para los analistas, en el mercado han operado dos fuerzas que provocan tal situación, por un lado, el miedo al advenimiento de una recesión prolongada y, por el otro lado, el cierre de los mercados de deuda. La falta de visibilidad sobre el futuro de la economía genera gran incertidumbre y una disminución del nivel de confianza de los inversores. Estos condicionantes representan los grandes frenos para las operaciones corporativas que se han quedado estancadas en todo tipo de sectores a nivel mundial.
Ahora bien, la captación de fondos por parte del capital privado y de los fondos de tamaño mediano mantienen índices relevantes, lo que hace presuponer que en cuanto se despeje el contexto inflacionista actual habrá muchas oportunidades para quienes hayan conseguido una prosperidad sostenida de sus negocios, mediante la puesta en marcha de medidas que permitan su estabilidad, crecimiento o incluso relanzamiento.
No se trata de mantener una falsa "normalidad";, sino de adoptar medidas que permitan hacer frente a la crisis y fortalecer -si no se puede aumentar- la posición de mercado que se tiene, todo lo anterior basándose en decisiones controladas, orientadas a objetivos de corto plazo y restringidas a los ámbitos "clave"; de la estructura organizacional que se tenga. Estas medidas pueden adoptar, según la industria y sus características, diversas formas, en función de las distintas situaciones, y deben alinearse con las iniciativas de la política económica local y mundial en la medida de lo posible.
La experiencia pasada demuestra que es indispensable evitar lanzarse a carreras que no son sostenibles y que más bien pueden ir en detrimento del objetivo de conseguir dirigir nuestras compañías hacia la estabilidad; invertir en la asesoría idónea, para así lograr la simplificación de esquemas y el perfeccionamiento de procesos, más aún en este contexto de voracidad fiscal que nuestros gobiernos vienen desarrollando debido en parte a la crisis, que claramente agita todos los sectores, representa en estos tiempos un valor agregado que sin duda se traducirá en beneficios a futuro.