Venezolanos viven para reparar
Bloomberg | Miércoles 29 junio, 2016
Adolfo Bolívar ha vivido la mayor parte de su vida manejando en una ciudad atestada de tráfico, conduciendo autobuses llenos de pasajeros por todo Caracas.
Con la caída del sector automotor, este chofer de 60 años pasa sus días sin moverse en las afueras de la ciudad, agachado sobre un motor engrasado, tratando de poner en circulación su autobús.
“Antes vivíamos para conducir, ahora vivimos para reparar”, dijo Bolívar. Venezuela, un país con más petróleo que Arabia Saudita, se jacta de tener desde hace tiempo la gasolina más barata del mundo, en tanto llenar el tanque cuesta apenas unos centavos.
Sin embargo, cada vez son menos los consumidores que pueden aprovechar esos precios dado que el parque automotor nacional envejecido de autos, camiones y autobuses está dejando de funcionar.
Las líneas de autobuses operan a la mitad de su capacidad y las familias están abandonando sus autos en la medida que hasta los depósitos de chatarra se quedan sin los repuestos necesarios para mantener los vehículos en la calle. Al mismo tiempo, la escasez de dólares llevó los precios de los autos nuevos por encima de los medios de todos los venezolanos, salvo los más ricos.
No sólo son los autos. Años de mala gestión económica, sumados a una caída en el precio del petróleo –la única fuente significativa de ingreso de Venezuela- han generado una escasez de todo, desde pan hasta medicamentos. Son pocas las opciones para la gente.
Si bien la capacidad estimada de la industria alcanza unos 250.000 autos al año, el mes pasado se produjeron en el país apenas 331, según la asociación automotriz venezolana, Cavenez. La cifra está muy lejos de 2007, en el apogeo del auge petrolero, cuando la producción alcanzaba más de 12.000 por mes. Como ocurre con las cerveceras, las fábricas de alimentos y otras industrias, la escasez de dólares es la causa de la producción del sector automotor en un mínimo récord.
En lo que un ejecutivo de la empresa describió como un “plan de supervivencia”, Ford Motor firmó un acuerdo con Venezuela el año pasado que le permite vender algunos modelos en dólares. Conforme este acuerdo, los venezolanos pagan a los concesionarios Ford por adelantado en un plan de moneda doble: dólares por los materiales de producción, que son importados del exterior; bolívares para cubrir los costos de armar su vehículo localmente.