Váuchers educativos y otras locuras
Silvia Castro scastro@ulacit.ac.cr | Lunes 11 julio, 2016
Todos los costarricenses tenemos el derecho a aspirar a una formación gratuita y de calidad, inclusive universitaria, sin distingo de condición socioeconómica
Váuchers educativos y otras locuras
Toda institución educativa se mantiene de los ingresos que recibe, ya sea por subsidios estatales, el pago que recibe directamente de los estudiantes y sus padres de familia, o una combinación de ambos. En el caso de las instituciones públicas, reciben subsidios que provienen de los contribuyentes a través de la redistribución de ingresos que realiza el Estado; la educación en realidad no es gratuita para nadie, y la educación de calidad, aún menos.
Como los subsidios actualmente llegan a las instituciones públicas sin tener que rendir cuentas sobre su desempeño, se vuelven pasivas, autocomplacientes y poco interesadas en adecuarse a las necesidades de las comunidades a las que sirven. Su prioridad es servir a los funcionarios y los sindicatos, mientras que los alumnos pasan a segundo plano. ¿El resultado? Las condiciones salariales del personal mejoran sustancialmente, incluyendo el pago de incentivos (sin relación alguna con su desempeño) equivalente a 41% de su salario, mientras que seis de cada diez alumnos que entran a la primaria no concluyen la secundaria.
Si, en cambio, para recibir esos aportes estatales, las instituciones dependieran de la voluntad de las comunidades a las que sirven, se asegurarían que los alumnos lleguen a las aulas, que los profesores impartan un currículum pertinente a las exigencias del mundo globalizado, que empleen metodologías de enseñanza y recursos apropiados, y que los chicos se gradúen en los plazos definidos.
No se trata de privatizar la educación pública; se trata de someter a la educación pública a la disciplina del mercado. Se mantiene el sistema de educación gratuita, pero en lugar de subsidiar a las escuelas, se subsidia a los alumnos. Es decir, cada padre de familia recibiría un cheque del Estado, o un váucher educativo, equivalente al costo de la educación de su hijo, para que el padre de familia sea quien elija la escuela de su preferencia, pública o privada.
La iniciativa no es innovadora; ya se ha implementado con éxito alrededor del mundo, en países como Suecia, Finlandia, Noruega, Nueva Zelanda, Colombia, Chile e India. Su factibilidad depende de que se utilice una metodología de implementación que responda a las realidades y restricciones de cada contexto. En Costa Rica, la posibilidad ni siquiera se ha considerado, según entiendo, por cálculos políticos de las presiones que ejercerían los sindicatos y funcionarios del Gobierno Central, quienes tendrían que ceder su autoridad, poder y control ante las comunidades escolares.
No son los alumnos de secundaria quienes fracasan, sino el sistema educativo el que los expulsa. ¿Por qué no poner a prueba el sistema e implementamos un plan piloto? Ya existen otras 17 modalidades educativas. Todos los costarricenses tenemos el derecho a aspirar a una formación gratuita y de calidad, inclusive universitaria, sin distingo de condición socioeconómica. Todos aspiramos a darles a nuestros hijos la mejor calidad de educación. La idea podría funcionar.
Silvia Castro, Rectora de ULACIT
NOTAS ANTERIORES
Comunicar, comunicar, comunicar
Viernes 13 diciembre, 2024
Defenderse es más peligroso que dar un paso al frente y contar lo que sea necesario y que sabemos que los públicos quieren saber.
Siria después de la dictadura de Bashar Al-Assad
Jueves 12 diciembre, 2024
Ha caído en Siria la dictadura de Bashar Al-Assad que había empezado en el año 2000 después de que su padre la iniciara desde el año 1971
Trabajo de cuidado no remunerado: la barrera laboral para las mujeres costarricenses
Jueves 12 diciembre, 2024
Aproximadamente el 50% de las pequeñas y medianas empresas en Costa Rica están lideradas por mujeres.
¿Seguiremos con posibilidades electorales confusas?
Miércoles 11 diciembre, 2024
Todavía no se ha hecho un buen balance político de los ocho años del gobierno del Partido Acción Ciudadana.