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Jueves, 28 de marzo de 2024



EDITORIAL


Urge cumplir Objetivos del Milenio

El problema de la pobreza no se origina en la escasez de recursos, sino en la negligencia

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 24 septiembre, 2010


Editorial


La Organización de las Naciones Unidas (ONU) convocó esta semana a gobernantes de todo el mundo en Nueva York, para revisar los avances del compromiso denominado Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Este acuerdo se estableció entre 189 países en setiembre de 2000, con miras a forjar un mundo que ofrezca mejores condiciones de vida para los millones de personas menos afortunadas. Su plazo es el año 2015.

Ocho eran las metas: erradicación de la pobreza y el hambre, enseñanza primaria universal, equidad de género, disminución de la mortalidad infantil, salud materna, combate al sida y otras enfermedades, cuidado del ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

La reunión de la ONU para revisar tales objetivos se clausuró el miércoles, y en ella se expusieron propósitos muy nobles, aunque los resultados concretos lamentablemente fueron escasos, en opinión de algunos mandatarios.

Incluso es posible que se deba ampliar el plazo, consideran la presidenta de Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf, y la canciller alemana Angela Merkel, así como replantearse los métodos para el cumplimiento de este propósito, aunque su dilación no solo exhibe falencias del sistema económico vigente sino que implica la muerte de miles de personas.

Queda claro que urge mayor creatividad para encontrar los medios que permitan una distribución más justa de la riqueza; el problema de la pobreza no se origina en la escasez de recursos, sino en la negligencia de años, que paraliza no solo a las naciones más pudientes sino incluso a cada uno de nosotros, como individuos.

Cada gobierno —de país desarrollado o no— debe empezar por hacer buenos los compromisos acordados, invertir más en la agricultura, ejecutar políticas justas para los pequeños productores y desarrollar programas de protección social para los más vulnerables.

La economías ricas tienen que apoyar los planes de desarrollo, procurar acuerdos comerciales justos y colaborar activamente en los grandes retos como el de enfrentar las consecuencias del cambio climático, que golpean con mayor saña a los más necesitados.

Cada ciudadano del mundo tiene su cuota de responsabilidad en el asunto, y debe hacer saber con su voz y su voto que exige darle prioridad a la lucha contra la pobreza; todos podemos colaborar con organizaciones comunales o internacionales para satisfacer las necesidades primarias de nuestros vecinos.

En tanto el mundo no logre la igualdad de derechos en asuntos tan básicos como los ocho Objetivos del Milenio, cualquier forma de desarrollo estará en deuda con la vida.










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