Turismo amenazado
| Viernes 15 junio, 2012
Turismo amenazado
Recientemente en la zona de Turrialba hubo dos accidentes, uno en el río Pacuare y el otro en el río Pejibaye, con el resultado de una fatalidad y otra en estado delicado.
Entre las causantes de esta desdicha se menciona de manera muy repetida la competencia desleal, que ocurre cuando una empresa no cumple con las obligaciones como patrono responsable y sufre consecuencias nefastas.
Está claro que algunas empresas no tienen asegurados a sus guías y consecuentemente no pagan las cuotas obrero-patronales a la Caja, y menos aún la póliza de riesgos de trabajo del Instituto Nacional de Seguros y otros tipos de pólizas de vida adicionales.
El trabajo de guía de río conlleva un riesgo implícito por lo que es necesario minimizarlo cumpliendo con asegurar al personal de trabajo, con el objetivo no solo de cotizar para una futura pensión, sino para velar por la familia del implicado en caso de una lesión permanente o muerte.
El rafting es uno de los deportes extremos en Costa Rica que cada vez ganan más popularidad. Ahora no solo turistas internacionales lo practican, sino que los nacionales han comenzado a apreciar la naturaleza y todo lo relacionado a la aventura.
Lo que supone que como deporte extremo, esta actividad debe contar con las más estrictas normas de seguridad no solo para los turistas sino también para los guías y por supuesto son una garantía de seguridad para las empresas comerciales en caso de accidentes.
Estos sucesos no pueden seguir ocurriendo, primero porque afecta la industria del turismo, crea inseguridad, desempleo, afecta la economía, y también la imagen del país. El Instituto Costarricense de Turismo como ente rector no puede seguir en silencio y debe investigar lo ocurrido para que tome acciones correctivas.
Las empresas que estén registradas oficialmente tienen a su haber una patente comercial entregada por la municipalidad respectiva y deberían tener un documento oficial del ICT que las faculte para correr el río o los ríos como parte de la normativa y en caso de incumplimiento debería sancionarse penalmente.
A las compañías que brindan el servicio de rafting se les debe hacer una auditoría aleatoria y sorpresiva para conocer de primera mano el estado físico de sus balsas, chalecos, cascos y remos, porque pese a que a algunos se les acabó la vida útil, insisten en trabajarlas.
El turismo es la gallina de los huevos de oro, representa la actividad que genera mayores ingresos en Costa Rica, no le hagamos más daño. Es imperativo que el ICT invierta y capacite un grupo de técnicos para que vigilen y observen que se cumplan las normas para que las actividades turísticas sean seguras y divertidas.
Finalmente, los ríos donde se practica el rafting en Costa Rica poseen diferentes grados de dificultad, razón por la cual todas las compañías deben tener equipo de primera clase para realizar las excursiones y los desplazamientos.
Luis Fernando Allen Forbes
Lfaf05@yahoo.com
Recientemente en la zona de Turrialba hubo dos accidentes, uno en el río Pacuare y el otro en el río Pejibaye, con el resultado de una fatalidad y otra en estado delicado.
Entre las causantes de esta desdicha se menciona de manera muy repetida la competencia desleal, que ocurre cuando una empresa no cumple con las obligaciones como patrono responsable y sufre consecuencias nefastas.
Está claro que algunas empresas no tienen asegurados a sus guías y consecuentemente no pagan las cuotas obrero-patronales a la Caja, y menos aún la póliza de riesgos de trabajo del Instituto Nacional de Seguros y otros tipos de pólizas de vida adicionales.
El trabajo de guía de río conlleva un riesgo implícito por lo que es necesario minimizarlo cumpliendo con asegurar al personal de trabajo, con el objetivo no solo de cotizar para una futura pensión, sino para velar por la familia del implicado en caso de una lesión permanente o muerte.
El rafting es uno de los deportes extremos en Costa Rica que cada vez ganan más popularidad. Ahora no solo turistas internacionales lo practican, sino que los nacionales han comenzado a apreciar la naturaleza y todo lo relacionado a la aventura.
Lo que supone que como deporte extremo, esta actividad debe contar con las más estrictas normas de seguridad no solo para los turistas sino también para los guías y por supuesto son una garantía de seguridad para las empresas comerciales en caso de accidentes.
Estos sucesos no pueden seguir ocurriendo, primero porque afecta la industria del turismo, crea inseguridad, desempleo, afecta la economía, y también la imagen del país. El Instituto Costarricense de Turismo como ente rector no puede seguir en silencio y debe investigar lo ocurrido para que tome acciones correctivas.
Las empresas que estén registradas oficialmente tienen a su haber una patente comercial entregada por la municipalidad respectiva y deberían tener un documento oficial del ICT que las faculte para correr el río o los ríos como parte de la normativa y en caso de incumplimiento debería sancionarse penalmente.
A las compañías que brindan el servicio de rafting se les debe hacer una auditoría aleatoria y sorpresiva para conocer de primera mano el estado físico de sus balsas, chalecos, cascos y remos, porque pese a que a algunos se les acabó la vida útil, insisten en trabajarlas.
El turismo es la gallina de los huevos de oro, representa la actividad que genera mayores ingresos en Costa Rica, no le hagamos más daño. Es imperativo que el ICT invierta y capacite un grupo de técnicos para que vigilen y observen que se cumplan las normas para que las actividades turísticas sean seguras y divertidas.
Finalmente, los ríos donde se practica el rafting en Costa Rica poseen diferentes grados de dificultad, razón por la cual todas las compañías deben tener equipo de primera clase para realizar las excursiones y los desplazamientos.
Luis Fernando Allen Forbes
Lfaf05@yahoo.com