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¿Tiene el sector energético nacional dirección, rectoría y liderazgo? (II)

Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 15 febrero, 2021


Lo siguiente resume algunos de los elementos claves que señalé en la columna anterior:

• Los países exitosos en el mundo tienen los Ministerios de Ambiente y de Energía separados y fuertes, lo que les permite lograr altos desempeños en ambos campos, incluyendo en los países con alto desempeño ambiental.

• Contrario a lo que ocurre en el mundo, en Costa Rica ambas competencias están juntas en un solo Ministerio.

Se creó un Ministerio de Ambiente fuerte con amplias potestades (lo cual está muy bien) y un Ministerio de Energía muy débil que no incide en nada relevante en la evolución del sector (lo cual está muy mal).

Con los años, este Ministerio se ha venido debilitando fuertemente en materia energética, al punto de que actualmente no se observa que se ejerza dirección, liderazgo, gobernanza y rectoría relevantes en este campo.

Por ley, la rectoría del sector energético en Costa Rica le corresponde al Ministro de Ambiente y Energía, pero en la realidad no se observa que esta rectoría se dé debido a muchas razones.

Los factores anteriores, entre muchos otros, son en gran medida responsables de lo que la evidencia muestra que está ocurriendo en el país en este sector (en la realidad plasmada en los hechos por acción y por omisión y en los datos sobre los resultados).

Esta realidad se resume a continuación con respecto a varios factores claves, entre muchos otros.

1. Tendencias negativas y desempeño decreciente del sector

Existen muchos ejemplos de tendencias y de resultados negativos que se observan en la realidad y que van en sentido contrario de lo que el país requiere y de hacia dónde va el mundo.

El siguiente es un listado resumido de algunos de estos factores claves cuya evolución es negativa:

• Ausencia de transición energética.

No solamente la necesaria transición energética no se está dando para potenciar al país hacia nuevos niveles de competitividad energética, de desarrollo y de sostenibilidad económica, social y ambiental, sino que más bien se está retrocediendo.

Parte de este retroceso es la creciente petrolización del país con derivados de petróleo importados cuyo consumo nacional ya llega al 64,5% del consumo energético nacional. En el mundo el promedio de petrolización es del 33% (casi la mitad que en Costa Rica).

Al ser importada, esta fuente de energía no renovable, el país se ve obligado a pagar adicionalmente las importantes y crecientes cantidades de recursos fiscales que generan la producción y la refinación de petróleo producido en los países de donde vienen estas importaciones y el transporte marítimo.

• Sustitución de fuentes nacionales renovables de energía por petróleo importado.

Los datos oficiales de consumo de energía del país muestran que el consumo de los derivados de petróleo importados ha venido creciendo más rápido que el consumo de fuentes nacionales renovables de energía.

Esta situación provoca que las fuentes nacionales renovables de energía estén siendo desplazadas por los las fuentes no renovables importadas (derivados de petróleo).

Inclusive, en el sector residencial, que debiera estar fuertemente dominado por la electricidad, el Gas Licuado de Petróleo (GLP) importado ha venido desplazando a la electricidad generada con fuentes renovables de energía.

El creciente consumo nacional de petróleo, explorado, producido y refinado en el extranjero y transportado por barco al territorio nacional, está creciendo inclusive más rápidamente que el ritmo de crecimiento del consumo petrolero mundial.

• Reforzamiento del paradigma energético tradicional proveniente del pasado.

No se está avanzando en desarrollar en el país el nuevo paradigma energético que está emergiendo en el mundo.

Este nuevo paradigma que está surgiendo ahora en el mundo, y que está siendo impulsado por los nuevos y crecientes avances de la tecnología, va a ser muy distinto al paradigma actual que fue forjado por las tecnologías del pasado.

No se tiene claro aquí que el nuevo paradigma que está emergiendo forma parte integral de la transición energética y económica que está ocurriendo en el mundo.

Más bien las autoridades refuerzan el statu quo (la situación establecida o el estado del momento), el cual proviene de las tecnologías del pasado y de las fuentes de energía tradicionales que se forjó bajo un contexto pasado.

• Emisiones crecientes al ambiente (incluyendo gases de efecto invernadero).

Como resultado del creciente consumo nacional de derivados de petróleo importados, las emisiones al ambiente crecen a un ritmo acelerado.

Esta tendencia va en contra de los compromisos adquiridos por el país en el Acuerdo de París sobre las limitaciones a las emisiones de gases de efecto invernadero para combatir el cambio climático.

Como se indicó anteriormente, el país se está carbonizando con las crecientes importaciones petroleras y la decreciente participación de las energías renovables nacionales, en lugar de estarse descarbonizando, lo cual es contrario a lo que el país necesita y al acuerdo de París.

El transporte por barco al país de las crecientes cantidades de derivados de petróleo genera también mayores costos y mayores emisiones al ambiente.

• Altos costos de la energía.

Los costos nacionales de la energía son altos con respecto a otros países con los que Costa Rica compite comercialmente en los mercados internacionales y en el mercado nacional y por atraer inversión externa directa.

El deterioro constante de la competitividad energética nacional la han venido señalando varias organizaciones ligadas a los consumidores, incluyendo la Cámara de Industrias y CINDE.

• Planes y proyectos de papel que no inciden en la realidad.

Se generan planes y proyectos que se lanzan con bombos y platillos sin tener todos los estudios técnicos, económicos y financieros necesarios que terminan fracasando lograr ningún efecto en la vida real.

Entre estos planes y proyectos se encuentran los proyectos de desarrollo de hidrógeno verde y de biocombustibles y el proyecto de descarbonización de la economía nacional.

• Promulgación de normas legales que contienen elementos que no solamente no cambian las tendencias energéticas, sino que más bien las agravan.

Tal es el caso del Decreto No 38537-MINAE que indicó, entre otras cosas, que el Gobierno “ha declarado y reiterado su compromiso de NO al petróleo…”.

Dos semanas después, el mismo Ministro de Ambiente y Energía que firmó dicho decreto destacaba necesidad de construir una nueva refinería en el país y señaló que “en los próximos 50 años, Costa Rica seguirá dependiendo de los combustibles fósiles aunque se desarrollen otras alternativas”.

El Colegio de Geólogos de Costa Rica señaló en ese momento que en la realidad este decreto era más bien “un rotundo ‘Sí a los hidrocarburos importados’” y que se había promulgado sin “fundamento técnico y científico”.

La historia le dio razón a este prestigioso colegio profesional, ya que las importaciones petroleras y las emisiones han venido creciendo aceleradamente como nunca antes.

• Obstaculización a las nuevas fuentes de energía impulsadas por los adelantos tecnológicos.

Se obstaculizan los continuos y crecientes adelantos tecnológicos que están conduciendo al desarrollo de las fuentes de energía que más están creciendo en el mundo para reducir los costos de la electricidad y las emisiones al ambiente.

Estas fuentes de energía de alto crecimiento en el mundo, y que la tecnología está potenciando, están liderando la transición energética a nivel mundial, tales como la energía solar y la energía eólica para generar electricidad y el gas natural para reducir el creciente consumo petrolero.

Como lo he señalado en columnas anteriores, de acuerdo con los planes oficiales, estas tres fuentes de energía que están liderando la transición energética en el mundo reduciendo simultáneamente los costos de la energía no evolucionan en el país.

La energía solar y la eólica, que son las que más están creciendo en el mundo para generar electricidad, se mantienen a un nivel muy bajo y están totalmente estancadas en el país, como lo demuestran los datos oficiales siguientes:

- En el 2019 la participación de la generación con energía solar en el país fue del 0,2% y en el 2027 todavía sería del 0,2%.

- En el 2019 la participación de la generación con energía eólica en el país fue del 11% y en el 2027 todavía sería del 11%.

Con respecto al gas natural, su consumo a nivel mundial está creciendo fuertemente bajando significativamente los costos de la energía y las emisiones al ambiente.

Los datos internacionales muestran que esta es la fuente de energía que más está creciendo en el mundo en el resto de los sectores, pero el Gobierno imposibilita su desarrollo, el cual generaría adicionalmente grandes cantidades de recursos fiscales y de divisas que mucha falta le hacen al país y que evitarían los crecientes impuestos y el creciente endeudamiento público.

La evidencia y los expertos internacionales señalan que este energético va a convertirse en el futuro en la fuente de energía más importante en el mundo y que va a desplazar al petróleo de su primer lugar como fuente de energía, el cual pasará al segundo lugar.

• Destrucción de competitividad y de valor en el sector eléctrico nacional.

Se ha implementado una política pública de destrucción de competitividad y de valor en el sector eléctrico nacional, que ha sido expuesta en columnas anteriores, la cual es incongruente con el presente y con el futuro.

Entre otras cosas, este componente de la política energética, que se observa en la realidad de los hechos, está propiciando el sostenimiento de un modelo energético tradicional obsolescente y caro, ante la irrupción en el mundo de nuevos métodos, nuevos modelos y nuevas tecnologías de generación y distribución eléctrica que están bajando los costos de la electricidad en todo el mundo.

Ante esta seria situación que está ocurriendo, no se tomó ni la previsión de buscar que estas plantas de bajo costo que se están cerrando pudieran exportar electricidad a la región a través de la red centroamericana de transmisión eléctrica.

Se prefirió aplicar la destrucción de competitividad y de valor nacional, manteniendo en operación gran cantidad de plantas estatales de alto costo.

• Paralización de la elaboración de proyecciones de las tendencias energéticas del país y de su análisis correctivo.

A partir del 2016, el MINAE dejó de hacer las proyecciones de consumo energético futuro por fuentes de energía, lo cual permitiría, entre otras cosas, verificar dicha evolución con el fin de detectar desviaciones en el rumbo energético del país en el futuro y hacer las correcciones del rumbo del sector.

Lo anterior es otra muestra de la falta de visión, de acción y de interés del MINAE con respecto al sector energético, lo cual lo deja sin rumbo. Esto ha permitido que el sector evolucione en sentido contrario a las necesidades nacionales y a las tendencias mundiales (por ejemplo, la creciente petrolización y la no incorporación plena de las tendencias energéticas y tecnológicas mundiales).

• Evolución del sector energía con patrones poco sostenibles.

El Informe del Estado de la Nación 2020 señala lo siguiente:

“La energía, elemento clave para el desarrollo, mantenía en 2019 la tendencia de largo plazo de creciente dependencia de los combustibles fósiles”.

- “En 2019 se utilizó, en el consumo de energía secundaria del país, la proporción más alta de hidrocarburos de los últimos quince años, un 74,4%”.

- “… se registra un incremento en el uso de combustibles fósiles”.

- “En materia de energía,… se registra un efecto acumulado de patrones poco sostenibles”.

Lo anterior representa algunos ejemplos de lo que se observa en la realidad sobre la evolución nefasta que está teniendo el sector energético y las inconsistencias de esta evolución con las tendencias mundiales y las necesidades del país (tales como la reducción de los costos de la energía, la reducción de las emisiones al ambientes, la transición energética para potenciar el desarrollo económico y social nacional, el cambio del paradigma energético, etc.).

2. Conclusiones

El nuevo paradigma energético que está emergiendo, y que está siendo impulsado por los nuevos y crecientes avances de la tecnología, va a ser muy distinto al paradigma actual que fue forjado por las tecnologías del pasado.

Pero aquí se insiste en aferrarse al paradigma actual proveniente del pasado y de las tecnologías energéticas anteriores.

En los hechos se observa también que no se tiene claro que el nuevo paradigma que está emergiendo forma parte integral de la transición energética y económica que está ocurriendo en el mundo.

La transición energética no es solamente un cambio de fuentes de energía en la matriz energética actual del paradigma obsolescente que el país tiene.

Por lo que se observa en los hechos, pareciera que las autoridades aquí piensan que la transición energética es solamente introducir nuevas fuentes de energía en el paradigma actual obsolescente proveniente del pasado, cosa que tampoco está ocurriendo.

Más bien el consumo nacional derivados de petróleo está creciendo más rápidamente que las fuentes renovables nacionales de energía y las está desplazando, cuando debiera de ser lo contrario.

Esto ocurre porque no se toman las decisiones relevantes de cambio ante la irrupción continua de nuevas tecnologías energéticas y de nuevas fuentes de energía de bajo costo. Esto se da para aferrarse al paradigma energético actual obsolescente y para mantener operando plantas estatales de alto costo.

Hay que analizar seriamente el tema de separar el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) en dos Ministerios (uno de Ambiente y otro de Energía), como es el caso en los países exitosos en el mundo.

Como sucede en todos los otros sectores de la economía nacional, y en todos los países exitosos, con esta reforma, el sector energía seguiría cumpliendo con toda la normativa legal y regulatoria ambiental y con las disposiciones del Ministerio de Ambiente.

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