Terremoto desnudó fallas en prevención y organización
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 19 enero, 2009
Vigencia del Código Sísmico no siempre es acompañada de una rigurosa fiscalización
Terremoto desnudó fallas en prevención y organización
• Peligro se mantiene latente en infraestructura cuestionada que no ha sido revisada tras el temblor
Eduardo Baldares
ebaldares@larepublica.net
Junto de las terribles secuelas humanas y materiales, debajo de los escombros de Poás, Vara Blanca, Cinchona, Los Cartagos y comunidades aledañas el terremoto que sacudió el 8 de enero al país trajo grandes lecciones, en la forma de aspectos por corregir.
Por ejemplo quedó expuesto que no basta con la existencia de un Código Sísmico si no hay cómo hacer que se cumpla. Esto por cuanto fue evidente que en los alrededores del epicentro los daños pudieron ser menos dramáticos.
Lo prueban el levantamiento de residencias y comercios en terrenos proclives a sufrir por deslizamientos e inundaciones —tal y como ocurre cada invierno en la zona del Caribe—, así como deficiencias en algunas de las infraestructuras caídas.
Serias deficiencias en materias de supervisión y prevención fueron desenterradas una vez más, aunque en el país suelen volver a sepultarse pasados los tres días de rigor que duran los escándalos.
Los daños no necesariamente se circunscribieron a Poás y vecinos, puesto que otras estructuras muy lejanas al lugar bien pudieron resultar tan afectadas que estarían en peligro de desplomarse.
Este podría ser el caso del mal estado en que están diez puentes en las principales vías del país, según un estudio de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), que además reveló que en Costa Rica no se les da un correcto mantenimiento a estas estructuras.
Por el momento, la prioridad de las autoridades se centra en la región más afectada. Al parecer la actitud es “si ocurriera algo malo, el golpe avisa”.
No es todo. También llamó la atención que el Gobierno se tomara seis días para constituir una comisión interinstitucional con la función de coordinar las acciones de todos los entes relacionados con la emergencia.
Mientras tanto, cada uno actuó por su lado, como reconoció Marco Vargas, ministro de Economía, a quien se le encargó la jefatura de dicha comisión.
La inexistencia de un protocolo nacional de coordinación inmediata para ejecutar en estos casos quedó al descubierto, y potenciaría riesgos por “duplicidad de funciones y fomento de ineficiencia”, opinó Mauricio Mora, de la Escuela Centroamericana de Geología.
Al final las autoridades competentes, que contaron con el brazo solidario de algunos empresarios y la ciudadanía, han podido sacar la tarea sin caer en un caos por vacío de poder.
Ahora falta por ver cuán rápidamente pueden actuar los encargados de darle trámite a la consecución e inversión de los recursos destinados a cicatrizar las heridas dejadas por el terremoto.
* Colaboraron en esta información los periodistas Yessenia Garita y Ernesto Villalobos
Terremoto desnudó fallas en prevención y organización
• Peligro se mantiene latente en infraestructura cuestionada que no ha sido revisada tras el temblor
Eduardo Baldares
ebaldares@larepublica.net
Junto de las terribles secuelas humanas y materiales, debajo de los escombros de Poás, Vara Blanca, Cinchona, Los Cartagos y comunidades aledañas el terremoto que sacudió el 8 de enero al país trajo grandes lecciones, en la forma de aspectos por corregir.
Por ejemplo quedó expuesto que no basta con la existencia de un Código Sísmico si no hay cómo hacer que se cumpla. Esto por cuanto fue evidente que en los alrededores del epicentro los daños pudieron ser menos dramáticos.
Lo prueban el levantamiento de residencias y comercios en terrenos proclives a sufrir por deslizamientos e inundaciones —tal y como ocurre cada invierno en la zona del Caribe—, así como deficiencias en algunas de las infraestructuras caídas.
Serias deficiencias en materias de supervisión y prevención fueron desenterradas una vez más, aunque en el país suelen volver a sepultarse pasados los tres días de rigor que duran los escándalos.
Los daños no necesariamente se circunscribieron a Poás y vecinos, puesto que otras estructuras muy lejanas al lugar bien pudieron resultar tan afectadas que estarían en peligro de desplomarse.
Este podría ser el caso del mal estado en que están diez puentes en las principales vías del país, según un estudio de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), que además reveló que en Costa Rica no se les da un correcto mantenimiento a estas estructuras.
Por el momento, la prioridad de las autoridades se centra en la región más afectada. Al parecer la actitud es “si ocurriera algo malo, el golpe avisa”.
No es todo. También llamó la atención que el Gobierno se tomara seis días para constituir una comisión interinstitucional con la función de coordinar las acciones de todos los entes relacionados con la emergencia.
Mientras tanto, cada uno actuó por su lado, como reconoció Marco Vargas, ministro de Economía, a quien se le encargó la jefatura de dicha comisión.
La inexistencia de un protocolo nacional de coordinación inmediata para ejecutar en estos casos quedó al descubierto, y potenciaría riesgos por “duplicidad de funciones y fomento de ineficiencia”, opinó Mauricio Mora, de la Escuela Centroamericana de Geología.
Al final las autoridades competentes, que contaron con el brazo solidario de algunos empresarios y la ciudadanía, han podido sacar la tarea sin caer en un caos por vacío de poder.
Ahora falta por ver cuán rápidamente pueden actuar los encargados de darle trámite a la consecución e inversión de los recursos destinados a cicatrizar las heridas dejadas por el terremoto.
* Colaboraron en esta información los periodistas Yessenia Garita y Ernesto Villalobos