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COLUMNISTAS


Tecnologías complementarias que potencian las energías renovables de bajo costo

Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 13 enero, 2020


La reducción significativa de los costos de las energías renovables para generar electricidad, como consecuencia de los continuos adelantos tecnológicos, se está dando en el mundo básicamente en dos fuentes de energía: solar y eólica.

Pero al tener estas dos fuentes de energía una alta variabilidad y una alta intermitencia, es necesario implementar complementariamente nuevas tecnologías y sistemas de apoyo y de respaldo energético.

El creciente uso de la energía solar y eólica en el mundo para generar electricidad, y la vertiginosa reducción de sus costos, no solamente ha sido el resultado de los permanentes adelantos tecnológicos inherentes a estas dos fuentes, sino que también ha sido el resultado de los continuos adelantos tecnológicos y de la consecuente reducción de los costos en tecnologías complementarias de apoyo y de respaldo energético para resolver la problemática de la variabilidad y la intermitencia de estas dos fuentes de energía.

Entre estas tecnologías complementarias que están potenciando el desarrollo de las energías renovables de bajo costo en el mundo se encuentran las siguientes:


  • El uso creciente de técnicas, herramientas y sistemas en continua evolución y que permiten integrar a la red cada vez más la energía renovable intermitente de bajo costo.
  • El respaldo energético bajo costo con gas natural.
  • El despliegue cada vez mayor del almacenamiento de electricidad con baterías de alta capacidad y bajo costo.


Debido a todo lo anterior, el crecimiento de la generación eléctrica con energía solar y eólica de bajo costo ha sido vertiginoso, como lo señalan los estudios internacionales, incluyendo los siguientes:


  • BP (Energy Outlook, 2018 Edition): “El fuerte crecimiento de la energía renovable está siendo posible gracias a la creciente competitividad de la energía eólica y solar”.
  • BP (Energy Outlook, 2019 Edition, Outlook to 2040): “Las energías renovables (particularmente solar y eólica) y el gas natural representan casi el 85% del crecimiento de la energía primaria y su importancia aumenta en relación con todas las demás fuentes de energía”.
  • International Energy Agency, IEA (World Energy Outlook 2018): “Las tecnologías bajas en carbono (particularmente la solar y la eólica) y el gas natural satisfacen más del 80% del aumento de la demanda mundial de energía”.
  • Solar Power Europe (“Global Market Outlook For Solar Power”): “El aumento de la energía solar se debe en gran medida a las reducciones espectaculares de sus costos. Debido a las mejoras tecnológicas, el costo de la energía solar y su precio continuarán bajando rápidamente”.


Estas tendencias se fortalecerán con los adelantos tecnológicos que continuarán dándose en el futuro.


Contrario a lo que está ocurriendo en el mundo, en Costa Rica no hay cambios significativos en el subsector eléctrico, razón por la cual los altos costos de la electricidad seguirán creciendo aún más.

Entre muchas otras cosas, esto es debido a la falta de prioridad que tiene la energía solar y la prioridad que tiene el respaldo energético en las plantas térmicas de alto costo y altas emisiones que usan búnker y diésel importados caros, en lugar del respaldo con plantas de gas natural de bajo costo y bajas emisiones, preferiblemente nacional.

En el 2018, la participación de la energía solar en la matriz energética del subsector eléctrico fue del 0,09% y, de acuerdo con el Plan de Expansión de la Generación 2018-2034, en el 2027 la generación eléctrica con energía solar sería apenas del 0,2%.

Con respecto al gas natural, se ha impedido el desarrollo del potencial nacional de gas natural de bajo costo y de alta generación de recursos fiscales y de divisas vía decreto (Decreto N° 41578-MINAE del 2019) y se ha favorecido, consecuentemente, el uso del respaldo energético con búnker y diésel importados de alto costo.

Pero también se ha impedido con ese decreto el desarrollo del potencial de gas natural nacional de bajo costo para otros usos como los usos energéticos en los sectores industrial, comercial, servicios, generación eléctrica y transporte en sustitución de los caros derivados de petróleo importados y para los usos no energéticos, como los fertilizantes de bajo costo.

Todas las divisas y todos los recursos fiscales asociados a la producción del petróleo y a la refinación de los derivados que importamos masivamente se le pagan a los EE.UU., que es el país de donde provienen el 98% de las importaciones petroleras que el país realiza.

Mientras que el mundo avanza con nuevos enfoques, nuevas tecnologías y una creciente diversificación energética que abaratan continuamente los costos de la electricidad, el país sigue con su espiral de alto crecimiento en los costos de la electricidad y el consumo eléctrico se ralentiza.

El consumo de combustibles derivados de petróleo para generar electricidad está creciendo también. Un artículo publicado por CRHoy la semana pasada señaló lo siguiente:


  • El “ICE planea gastar ₡7.486 millones en combustibles para generar electricidad en el 2020”.
  • “Como parte de la planificación para atender la demanda eléctrica, el ICE también planea realizar compras a la región por un total de 69,7 Gw/h. Según estimaciones de la Aresep, a un precio de referencia de $135 por Mw/h implicaría un gasto de ₡5.542 millones” (estas importaciones de electricidad provienen de plantas térmicas en la región que generan electricidad con combustibles fósiles también).


En el 2020, el consumo nacional de electricidad generada con fuentes térmicas fósiles caras sería de ‭₡13.028‬ millones (₡7.486 millones + ₡5.542 millones).‬‬‬‬‬‬

Y a nivel del consumo total de energía, el consumo de los caros derivados de petróleo importados para todos los usos sigue también creciendo aceleradamente y de manera más mucho rápida que el consumo petrolero mundial y que las fuentes renovables nacionales (lo que provoca una creciente petrolización del país).

En el 2018 (últimos datos disponibles) la dependencia petrolera del país fue del 62,8% del consumo energético nacional, mientras que la electricidad generada con fuentes renovables nacionales de energía fue del 21,7% (casi tres veces menos).


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