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Tarjetas modernas son un engorro para tiendas

Bloomberg | Jueves 14 abril, 2016


Visa desde octubre de 2015 indicó que la responsabilidad pasaría a los comerciantes estadounidenses a menos que adoptaran EMV. Luego lo hizo MasterCard. Wal-Mart Stores, mostrándose proactivo, comenzó a instalar equipos. Bloomberg/La República


 Una mayoría de tarjetas de crédito en Estados Unidos contiene ahora un chip diseñado para sumar más seguridad —sin embargo, la mayoría de las terminales de pago en los comercios minoristas no puede leer la nueva tecnología.
Y la situación no va a mejorar en un futuro inmediato.
Las redes de tarjetas de crédito comenzaron a promocionar hace años tarjetas con chip como protección contra falsificaciones, y se suponía que los comerciantes se sumarían a los bancos y los procesadores de pagos para el 1 de octubre, o asumirían la responsabilidad por cargos fraudulentos que ocurrieran en sus tiendas.
A fines del año pasado, sólo 20% de las terminales habían sido activadas para procesarlas, según Alex Johnson, director en la firma de investigación Mercator Advisory Group.
En cambio, casi 60% de las tarjetas de crédito emitidas por los bancos tienen un chip incorporado.
Los gastos que implicaba y los tiempos más prolongados para las transacciones hicieron que muchos comerciantes esperaran para actualizar sus sistemas.
Los minoristas, desde las grandes cadenas hasta las tiendas pequeñas, gastarán un total de $30 mil millones a $35 mil millones para pasar al EMV, según la Federación Nacional de Minoristas.
Ahora que tienen una idea de lo que significa cargar con los costos por fraude, los propietarios de tiendas están apresurándose a comprar, certificar y desplegar la tecnología, conocida como EMV —por Europay, MasterCard y Visa, sus patrocinadores.
No obstante, los comerciantes minoristas tienen que hacer cola ya que la demanda de dispositivos y servicios supera la oferta.
“Francamente, el mayor problema en la adopción de EMV es la cola”, dijo en una entrevista Vin D’Agostino, vicepresidente ejecutivo del fabricante de terminales de pago VeriFone Systems.
La demanda creció considerablemente “porque están empezando a ver el cambio de responsabilidad”. D’Agostino no cuantificó el trabajo atrasado en VeriFone, con sede en San José, California, limitándose a decir que “hay muchos esperando” el software, la certificación y las pruebas y que la compañía espera terminar con su oleada actual de clientes este año.
La cuestión no es solamente conseguir el hardware. Las tiendas deben probar su funcionalidad y recibir una certificación, y eso requiere un promedio de tres intentos para hacerlo bien, dijo Greg Burch, vicepresidente de iniciativas estratégicas en el fabricante de terminales Ingenico Group con sede en París.
 


 


 







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