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Domingo, 28 de abril de 2024



NOTA DE TANO


Súper mercado de yerros hundió a la Liga

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 11 marzo, 2024


Comparado a la calidad de fútbol que se exhibe en Champions, en la Prémier, en Copa Libertadores y en Africa, lo que se juega en Concacaf y específicamente en la MLS es un balompié de cuarto mundo.
Comparado a la calidad de fútbol que se exhibe en Champions, en la Prémier, en Copa Libertadores y en Africa, lo que se juega en Concacaf y específicamente en la MLS es un balompié de cuarto mundo.


El silogismo es un argumento que consta de tres proposiciones, la última de las cuales se deduce necesariamente de las otras dos.

Si la premisa uno, presenta un club de fútbol dirigido por fanáticos del equipo y como tales, poco analíticos y pensantes y la premisa dos, un grupo de futbolistas de baja calidad, que se aprovechan del fanatismo de sus patronos para ganar salarios no acordes con sus rendimientos, la conclusión no puede ser otra: New England Revolution 4 Alajuelense 0.

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No hacemos leña del árbol caído, porque no nos sorprende en absoluto el resultado, aburridos de escribir y comentar, que el fútbol de Costa Rica es de quinto mundo y qué por su baja calidad, se expone a que le metan estas palizas.

Comparado a la calidad de fútbol que se exhibe en Champions, en la Prémier, en Copa Libertadores y en Africa, lo que se juega en Concacaf y específicamente en la MLS es un balompié de cuarto mundo.

Y, lamentablemente, el fútbol costarricense está lejos de la calidad que exhiben los mejores equipos de la liga estadounidense.

Gracias, de forma exclusiva, a las exigencias ordenadas por el técnico Jorge Luis Pinto, que le sacó sangre y jugo a una generación destacada de futbolistas costarricenses, cuyos líderes luego se volcaron en contra de las decisiones de un maestro del fútbol, la Selección Nacional brilló y se consagró en Brasil 14.

Después de esa gesta, el fútbol costarricense se precipitó en un abismo interminable, donde a nivel de clubes, quedar eliminados de competencias oficiales es la tónica.

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Ahora, al futbol nacional los agentes no nos traen a futbolistas como los argentinos Julián Carranza y Tomás Chancalay, de 24 y 25 años, fichados a Banfield y Rácing respectivamente, verdugos de Saprissa y la Liga en la Copa de Campeones de Concacaf. Menos vamos a tener un portero esloveno como Henrich Ravas. Son muy caros. Nuestros dirigentes no los pueden pagar.

Pero si firman sobrevivientes de Brasil 14, en calidad de fichajes “bomba”, ceden a sus pretensiones económicas y lo más grave, fichan a futbolistas que el equipo no necesita, casos de Campbell, Manjrekaar, Moya, Lesme, que le cierran oportunidad de jugar a los rostros nuevos del equipo: Guillermo Villalobos, Juan Luis Pérez, Suhander Zúniga, Kevin Cabezas, Anthony Hernández, Diego Campos, Joshua Navarro y otros, que solo juegan migajas de minutos en algunos partidos.

gpandolfo@larepublica.net







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