Simplemente Catalina
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 13 abril, 2018
En preparación para el aniversario 400 del nacimiento de Catalina de Médici, rememoraremos a una mujer única, que marcó una tendencia y logró que se instituyeran costumbres del buen comer y beber hasta la fecha.
Catalina de Médici en 1519 nació princesa de Florencia, hija única, huérfana a muy corta edad, quedando al cuidado de su tío, un cardenal de alta jerarquía, que luego sería elegido como Papa, mientras levaba el apellido de banqueros y gobernantes, también despertó envidia y odio de muchos, lo que forjó su gran carácter.
Vivió entre castillos y palacios, criada por monjas, hasta que su tío la comprometió a los 14 años con Enrique, segundo hijo del Rey de Francia.
Fue su curiosidad por lo desconocido lo que fomentó su gusto en temas gastronómicos.
Una princesa italiana no era querida por los nobles franceses, pero su ímpetu y férreas ideas crearon una nueva forma vivir, incluida la unión —algo impensable en esos tiempos— en un mismo reciento de las damas y caballeros en banquetes y celebraciones.
Y ni que decir que todos aprenderían a usar un artilugio ingenioso para la época llamado tenedor, sus opositores decían que era un símbolo pagano alusivo al tridente de Neptuno.
Por eso no tuvo una mejor idea que aumentar a cuatro los pinchos ahuyentado así cualquier habladuría.
Para el correcto uso de este artilugio, utilizó la porcelana, aún desconocida en muchos rincones de Europa.
Las bebidas no están exentas de sus excentricidades, sus cocineros traídos desde Italia enseñaron el uso de licores y vinos para preparaciones diversas.
El tan afamado Coq aun Vin hoy ya no suena tan interesante contado por un francés, pero inverosímil de boca de un italiano.
A mi criterio esta mujer fue la madre de la mixología, al menos en Francia, donde ordenaba que los destilados se mezclaran con hierbas y especias, completamente desconocidas por los francos, incluso, con el paso de los años dio cabida al famoso Pastis o al Ginebra.
Luis Alarcón
Chef propietario del restaurante Miraflores