Sidor pone a prueba relación entre Argentina y Venezuela
| Lunes 14 abril, 2008
Sidor pone a prueba relación entre Argentina y Venezuela
Buenos Aires
EFE
La decisión de Venezuela de nacionalizar la siderúrgica Sidor, del grupo argentino Techint, pone a prueba la estratégica relación que ha construido en los últimos años el gobierno de Hugo Chávez con Argentina.
La administración de Cristina Fernández, que ha defendido en distintos foros internacionales su amistad con Chávez, reaccionó con un cerrado silencio ante la decisión del venezolano de nacionalizar una de las compañías del conglomerado que maneja el empresario Paolo Rocca.
Fuentes diplomáticas y gubernamentales consultadas por Efe prefirieron no hacer comentarios sobre este asunto que a las claras se presenta como espinoso.
Los únicos que se pronunciaron contra la nueva arremetida de nacionalizaciones de Chávez fueron los industriales argentinos, quienes advirtieron que los nuevos planes para Sidor impactarán negativamente en el proceso de integración comercial y productiva de Argentina y Venezuela.
“La integración de Venezuela como socio del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) requiere, sin duda, relaciones comerciales amigables y de confianza mutua, respeto a las inversiones recíprocas, además del aliento de proyectos de complementación productiva”, dijo en un comunicado la Unión Industrial Argentina (UIA), la mayor central empresaria del país.
La mención de los industriales al Mercosur no es inocente: el proceso de adhesión de Venezuela al mayor bloque suramericano ha enfrentado no pocas resistencias, particularmente en Brasil, que ahora amenazan con contagiarse a Argentina.
La UIA, que tiene entre sus socios a Siderar, una subsidiaria de Techint que es accionista de Sidor, advirtió que, de concretarse la nacionalización, se “generará, sin duda, un impacto negativo en aquellas empresas que iniciaron o buscan iniciar proyectos de complementación productiva en ambos países”.
Aunque el Gobierno se niega a hablar del tema, los industriales aseguraron que la administración de Fernández realiza “esfuerzos para defender el proyecto Ternium Sidor”.
En la tarde del martes, poco después de confirmarse la nacionalización de la mayor acería de las regiones andina y caribeña, el presidente de Techint, Paolo Rocca, envió una carta a Fernández en la que le pidió que “intervenga ante el Gobierno de Venezuela en defensa del capital nacional”.
Según el diario Clarín, Rocca, cabeza de uno de los mayores imperios siderúrgicos del mundo y uno de los principales inversores en Argentina, “es un empresario cercano al Gobierno” que “recurrió a la Casa Rosada”, sede del Ejecutivo, “cada vez que vivió momentos de tensión” con Chávez.
Otros diarios locales recordaron que la mediación del Gobierno argentino evitó en varias ocasiones la nacionalización de la subsidiaria de Techint en Venezuela.
La última vez fue en mayo de 2007, cuando estalló el conflicto sindical en Sidor y Chávez amenazó con la “reestatización” de la compañía, pero el por entonces presidente argentino, Néstor Kirchner, esposo de Fernández, medió para que se encauzara el diálogo entre las partes y sus disputas no llegaran a mayores.
Los Kirchner han trabado una estrecha relación con la Venezuela de Chávez, convertido en una de las principales fuentes de financiación para Argentina, que desde 2005 colocó en forma directa en Caracas bonos de deuda pública por un total de $5.600 millones.
Venezuela ha socorrido, además, a Argentina con el envío de combustibles en los últimos años para paliar las constantes crisis energéticas en la nación suramericana.
La estratégica relación también alcanza a las estatales Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) y la argentina Enarsa, que en los últimos años han firmado acuerdos para diversos negocios conjuntos.
Argentina ha concretado millonarios convenios para proveer de alimentos a Venezuela, donde se recrudece el desabastecimiento.
El intercambio comercial es de creciente importancia para Argentina, que el año pasado exportó a Venezuela unos $1.171 millones, un 45,3% más que en 2006, mientras importó desde ese país $23,5 millones, con una merma interanual del 4,9%.
La alianza es también fuerte en el plano político y, lejos de resquebrajarse, parece haberse fortalecido tras el escándalo del “caso del maletín”, cuando el venezolano Guido Antonini Wilson intentó ingresar a Argentina sin declarar $800 mil.
Las investigaciones abiertas en Estados Unidos contra Antonini Wilson fueron interpretadas por Venezuela y Argentina como un intento de Washington de minar sus relaciones bilaterales y hasta desató una tempestad entre Buenos Aires y el Gobierno de George W. Bush que recién ahora logró sosegarse.
Buenos Aires
EFE
La decisión de Venezuela de nacionalizar la siderúrgica Sidor, del grupo argentino Techint, pone a prueba la estratégica relación que ha construido en los últimos años el gobierno de Hugo Chávez con Argentina.
La administración de Cristina Fernández, que ha defendido en distintos foros internacionales su amistad con Chávez, reaccionó con un cerrado silencio ante la decisión del venezolano de nacionalizar una de las compañías del conglomerado que maneja el empresario Paolo Rocca.
Fuentes diplomáticas y gubernamentales consultadas por Efe prefirieron no hacer comentarios sobre este asunto que a las claras se presenta como espinoso.
Los únicos que se pronunciaron contra la nueva arremetida de nacionalizaciones de Chávez fueron los industriales argentinos, quienes advirtieron que los nuevos planes para Sidor impactarán negativamente en el proceso de integración comercial y productiva de Argentina y Venezuela.
“La integración de Venezuela como socio del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) requiere, sin duda, relaciones comerciales amigables y de confianza mutua, respeto a las inversiones recíprocas, además del aliento de proyectos de complementación productiva”, dijo en un comunicado la Unión Industrial Argentina (UIA), la mayor central empresaria del país.
La mención de los industriales al Mercosur no es inocente: el proceso de adhesión de Venezuela al mayor bloque suramericano ha enfrentado no pocas resistencias, particularmente en Brasil, que ahora amenazan con contagiarse a Argentina.
La UIA, que tiene entre sus socios a Siderar, una subsidiaria de Techint que es accionista de Sidor, advirtió que, de concretarse la nacionalización, se “generará, sin duda, un impacto negativo en aquellas empresas que iniciaron o buscan iniciar proyectos de complementación productiva en ambos países”.
Aunque el Gobierno se niega a hablar del tema, los industriales aseguraron que la administración de Fernández realiza “esfuerzos para defender el proyecto Ternium Sidor”.
En la tarde del martes, poco después de confirmarse la nacionalización de la mayor acería de las regiones andina y caribeña, el presidente de Techint, Paolo Rocca, envió una carta a Fernández en la que le pidió que “intervenga ante el Gobierno de Venezuela en defensa del capital nacional”.
Según el diario Clarín, Rocca, cabeza de uno de los mayores imperios siderúrgicos del mundo y uno de los principales inversores en Argentina, “es un empresario cercano al Gobierno” que “recurrió a la Casa Rosada”, sede del Ejecutivo, “cada vez que vivió momentos de tensión” con Chávez.
Otros diarios locales recordaron que la mediación del Gobierno argentino evitó en varias ocasiones la nacionalización de la subsidiaria de Techint en Venezuela.
La última vez fue en mayo de 2007, cuando estalló el conflicto sindical en Sidor y Chávez amenazó con la “reestatización” de la compañía, pero el por entonces presidente argentino, Néstor Kirchner, esposo de Fernández, medió para que se encauzara el diálogo entre las partes y sus disputas no llegaran a mayores.
Los Kirchner han trabado una estrecha relación con la Venezuela de Chávez, convertido en una de las principales fuentes de financiación para Argentina, que desde 2005 colocó en forma directa en Caracas bonos de deuda pública por un total de $5.600 millones.
Venezuela ha socorrido, además, a Argentina con el envío de combustibles en los últimos años para paliar las constantes crisis energéticas en la nación suramericana.
La estratégica relación también alcanza a las estatales Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) y la argentina Enarsa, que en los últimos años han firmado acuerdos para diversos negocios conjuntos.
Argentina ha concretado millonarios convenios para proveer de alimentos a Venezuela, donde se recrudece el desabastecimiento.
El intercambio comercial es de creciente importancia para Argentina, que el año pasado exportó a Venezuela unos $1.171 millones, un 45,3% más que en 2006, mientras importó desde ese país $23,5 millones, con una merma interanual del 4,9%.
La alianza es también fuerte en el plano político y, lejos de resquebrajarse, parece haberse fortalecido tras el escándalo del “caso del maletín”, cuando el venezolano Guido Antonini Wilson intentó ingresar a Argentina sin declarar $800 mil.
Las investigaciones abiertas en Estados Unidos contra Antonini Wilson fueron interpretadas por Venezuela y Argentina como un intento de Washington de minar sus relaciones bilaterales y hasta desató una tempestad entre Buenos Aires y el Gobierno de George W. Bush que recién ahora logró sosegarse.