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COLUMNISTAS


Trotando Mundos

Ser ó no ser, he ahí el dilema

Humberto Pacheco humberto.pacheco@pachecocoto.com | Martes 02 noviembre, 2010


Tuvimos que ceder a los ruegos de la esposa e irnos a Santiago de Compostela este año Jacobeo. Con otra pareja amiga, emprendimos lo que resultaría un fabuloso viaje por tierra desde Madrid a Santiago, pernoctando y disfrutando en Valladolid, Burgos y León, todas ciudades fascinantes adonde pudimos apreciar obras maestras de la ingeniería medieval cargadas de historia. No, no fue a pié.

Una vez en Santiago nos acogió el Hostal de los Reyes Católicos y éste, y los edificios adyacentes y circundantes, nos llenaron el espíritu y la mente de fantasía e imaginación. El visitar catedrales y conventos, monasterios y universidades antiguas nos dio toda una nueva óptica de España. El viajar por las autopistas de la región nos marcó un serio contraste con la inhabilidad innata de los ticos a la hora de administrar su país.

Resultó interesante descubrir el parecido que tenemos con los gallegos, solo que contrastado por su superior dinámica. De ahí que no podemos entender con que tupé unos cuantos alelados ticos (recuerden el significado de alelamiento) osaron convertir la palabra gallego en sinónimo de tontería. Al admirar sus grandes obras de ingeniería, tanto modernas como antiguas, y la hospitalidad de los habitantes de Galicia, comprendimos que el agua centroamericana nos había dañado el entendimiento y habíamos perdido la capacidad de desarrollarnos como país.

A decir verdad, a los gallegos nos asemejamos, en el mejor de los casos, por la forma amable de ser, pero sí hiciéramos un balance, tendríamos que decir que son mejores que nosotros. Es urgente insistirle a la Academia de la lengua que gallego en Costa Rica no es sinónimo de tontería y que lo que está consignado como costarriqueñismo, fue interpretado al revés: los tontos son los ticos.

El resultado de estas largas ausencias- pues el viaje a Santiago solo fue parte de uno más largo de trabajo- es que al regresar se encuentra uno el país cada vez en mayor deterioro. Es impresionante como los pulperos ideológicos de algunos partidos políticos siguen creyendo que obstaculizando en el Congreso la labor de gobierno, llevarán adeptos a sus filas. Ese tiempo pasó ya. Los costarricenses están pidiendo a gritos infraestructura que sirva, instituciones que no sean un engaño ó la puntita de un témpano que no resiste la prueba.

Como corolario, en este viaje pudimos reiterar la incompetencia de los servicios del ICE, pues el correo electrónico del BlackBerry tico que había funcionado en España, dejó de hacerlo en Suiza y los otros países en que estuvimos. Ante eso, nuestro técnico IT nos puso en contacto con el experto del ICE, quien nos dijo que para que funcionara había que apagarlo, sacarle la batería, sacarle el chip, acostarnos boca arriba y aflojarnos los cordones de los zapatos, y que así era como funcionaban TODOS los teléfonos del mundo al cambiar de país (nos extrañó que eso nunca lo habíamos tenido que hacer con el teléfono suizo).

Cuando esto no dio resultado ni escupiendo para un lado, nos puso en un largo hold (a tarifas internacionales) y no regresó sino que mandó a una asistente a decirnos que- aunque los suizos sí tienen acceso al servicio de correo electrónico en Costa Rica usando sus teléfonos Swisscom- los ticos no pueden hacerlo en Suiza usando el suyo ICE.

Al regresar a la oficina nos enteramos de que la instalación de un cable de Internet rápido que habíamos solicitado del ICE dos meses antes, cuya base se encuentra en nuestro propio edificio, tras pasar por varias dependencias del ICE todavía no estaba instalado. Dos meses para traer la conexión desde el sótano! Que falta les hace la competencia.

¿Quo vadis Costa Rica?

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