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Segundas partes sí son buenas

| Jueves 05 marzo, 2009




Segundas partes sí son buenas

Iron Maiden se despidió con la promesa de regresar en 2011, con nuevo disco, nueva gira y nuevo escenario

Marcello Pignataro
Para La República

El pasado martes 3 de marzo, en el Estadio Alejandro Morera Soto, Costa Rica volvió a vibrar.
Iron Maiden regresó al país y lo hizo de muy buena forma. Para ser honesto: infinitamente superior a lo que esperaba, pese a que un alto porcentaje de los allí presentes ya sabíamos de antemano el listado de canciones con que nos iban a deleitar.
Con puntualidad británica el concierto empezó a la hora programada, exactamente igual que el año pasado. Bueno, casi. En primera instancia escuchamos a UFO (uno de los grupos favoritos de Steve Harris) con “Doctor, Doctor” por los altoparlantes del escenario y posteriormente vino el vídeo de inicio.
Y aquí es donde aparece el “casi” porque, acompañando las notas de la fenomenal “Transylvania”, empezamos a ver imágenes del concierto que dieron aquí el año pasado y ese fue el éxtasis.
A partir de ahí el mundo dejó de existir y todos éramos uno solo ¡Y eso que Maiden todavía no había tocado ni una nota!
“Aces high” volvió a abrir el concierto —ya de manera oficial y con fuegos artificiales incluidos— seguida de “Wrathchild” y luego “2 minutes to midnight”.
Hasta ese momento fue que Bruce se decidió a conversar con nosotros y explicarnos por qué habían decidido regresar a Costa Rica y no visitar otros lugares como Estocolmo, Nueva York u otros de mayor “calibre” en el mundo del espectáculo masivo de conciertos.
“Children of the Damned” y la excepcional “Phantom of the Opera” siguieron en la lista.
Las infaltables “The trooper” y “Wasted years” me empezaron a dejar sin voz, hasta que llegó “The Rime of the Ancient Mariner” y pude descansar un poco, gracias a su largo trecho instrumental.
Otra obra de arte, en esta canción en particular, provino del público en graderías, que “confeccionó” un océano de luces con celulares y encendedores. Nicko no nos dejó ni respirar y de seguido empezaron los acordes de “Powerslave”.
El público cantando “Run to the Hills” debe haberse escuchado hasta el aeropuerto, al igual que “Fear of the dark”, de la que coreamos hasta las secciones instrumentales —solos incluidos.
“Hallowed be Thy name”, que el año pasado fue el cierre del concierto, provocó el comentario mordaz de Bruce que dijo “¿Ustedes creen que ya se acabó? ¡Pues no se ha acabado!” y de inmediato procedimos a entonar el “Iron Maiden”.
Luego de unos tres o cuatro minutos de ausencia escuchamos el versículo del Apocalipsis que nos anunciaba “The Number of the Beast”. Ahí se me terminó de ir la voz y las dos últimas canciones (“The evil that men do” y “Sanctuary”) me quedé mudo.
Las palabras de despedida de Bruce, en un ínterin de “Sanctuary”, fueron que Costa Rica es la estrella de la película “Flight 666”, que se estrenará en abril de este año. Igual se despidió con la promesa de regresar en 2011, con nuevo disco, nueva gira y nuevo escenario. Le tomaremos la palabra.






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