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¿Se necesitan clases de religión?

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 02 marzo, 2011



¿Se necesitan clases de religión?

La noticia que de que el 43% de los estudiantes en centros educativos públicos no están tomando clases de religión con la anuencia de sus padres pasó inadvertida; sin embargo, vale la pena analizar este hecho porque conlleva implicaciones culturales, sociales y financieras con miras hacia el futuro de la sociedad costarricense.
Con la caída en el interés en los cursos y en un momento de crisis fiscal, es apropiado preguntar si ¿no sería mejor que cada fe religiosa diera instrucción a sus hijas e hijos en otro horario y financiado con sus recursos propios? Los evangélicos tienen sus escuelas dominicales, los católicos sus catequismos y otros cursos, los judíos sus “shul.” ¿Por qué es necesario que un gobierno con severos problemas presupuestarios tenga que seguir pagando por estos ofrecimientos académicos?
El hecho de que un educando no se matricule no implica que este y su familia no tienen fe en el Todopoderoso; incluso tampoco se puede interpretar como una señal de que no sean religiosos. Pero los evangélicos, los protestantes e incluso los judíos no tienen interés en tomar clases de algo en lo que no creen; como la religión oficial es la católica, todas las clases se dan ancladas en las creencias de esa religión. Desde luego, hay otros que no toman los cursos porque no practican ninguna religión y prefieren ocupar su tiempo en otra cosa.
La Iglesia católica ha perdido cerca de 600 mil feligreses ticos durante el periodo en que sus jerarcas actuales han formado parte del sacerdocio. Miles más la dejan todos los años y si la tendencia se mantiene no será la religión de la mayoría en un futuro no tan lejano. Las clases de religión cada vez serán más desfasadas a los ojos de las familias con hijos menores.
El hecho de que la Iglesia católica en toda la América Latina, incluyendo Costa Rica, no recibió los beneficios del Concilio de Trento a merced de un concordato entre el Papa y el Rey de España (el último vio los acuerdos como posibles fuentes de subversión en las colonias), no explica el fenómeno del abandono de la Iglesia que en el siglo XXI ocurre en el país. El desafío actual estriba en la relación entre la Iglesia católica y sus feligreses; parece que el clero local tampoco entendió lo acordado en CELAM hace unos años. Frente al abandono en sus filas, el clero se ha puesto más legalista y menos proselitista; lo opuesto a lo que hacía falta. Cualquier sacramento suministrado a un feligrés requiere asistencia a cursos, exámenes, papeles, mientras que los sacerdotes nunca o casi nunca salen a tocar puertas para compartir el evangelio con los que viven en el vecindario de alguno de sus templos.
Los cursos de religión que se ofrecen en las escuelas y colegios públicos se financian del presupuesto del Ministerio de Educación. Es decir, todos los contribuyentes pagan por estos cursos, aunque sus hijos no reciben sus enseñanzas; estos cursos constituyen el compromiso más importante del Gobierno de Costa Rica desde la perspectiva de la Iglesia, al seguir siendo la religión romana la oficial del país. ¿Cuándo es que se eliminarán los cursos religiosos en las escuelas y colegios? ¿Será cuando 50%, 60%, 70% opten por no participar en estos? Mi opinión es que estos cursos deberían eliminarse del presupuesto de 2012.

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com

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