Rusia hereda problemas al adoptar regiones georgianas
| Sábado 06 septiembre, 2008
Rusia hereda problemas al adoptar regiones georgianas
Tiflis -- En la capital de Osetia del Sur, el otro día, Sonia Gagloyeva mudó a su hija, su nieto y sus pertenencias a un nuevo hogar: una tienda de campaña verde montada a una cuadra de decenas de vehículos blindados rusos de transporte de personal.
“Gracias a Rusia por defendernos; nos salvaron”, dijo Gagloyeva, una mujer encorvada y canosa de 69 años. Su nuevo alojamiento temporal de lona, provisto por los rusos, se halla próximo a las pilas de escombros de lo que había sido su vivienda en Tsjinvali.
Ahora que Rusia prohijó a Osetia del Sur y Abjasia, las regiones secesionistas de Georgia partidarias de Moscú, el Kremlin tendrá que lidiar con varios dolores de cabeza.
Durante la guerra del mes pasado entre Rusia y Georgia, Tsjinvali y otras partes de Osetia del Sur sufrieron extensos daños que será necesario reparar. Ambas regiones, que ya presentaban una situación económica complicada, serán ahora aún más dependientes de Rusia. Y la decisión de Moscú, ampliamente condenada, de reconocerlas como independientes podría inspirar a las regiones levantiscas dentro de las propias fronteras rusas.
De modo que si bien el presidente ruso Dmitry Medvedev, de 42 años, y el primer ministro Vladimir Putin, de 55, han eludido las costosas sanciones internacionales, tampoco salieron indemnes.
“Durante mucho tiempo, Rusia se enfrentará a enormes problemas porque ha violado abiertamente el principio de la integridad territorial”, dijo Yevgeny Volk, analista en Moscú del centro de investigación estadounidense Heritage Foundation. “Tendrá que volcar grandes volúmenes de fondos en la restauración de las convulsionadas economías de estas naciones”.
Osetia del Sur, una empobrecida franja de territorio separada de Rusia por las montañas del Cáucaso, fue el detonante de la primera operación militar extranjera rusa desde la Guerra Fría cuando Georgia --un aliado de Estados Unidos-- intentó recuperarla por la fuerza el 7 de agosto.
Tras invadir Georgia, ocupar una tercera parte de su territorio durante días y establecer una zona de contención alrededor de las dos regiones secesionistas, el 26 de agosto Rusia reconoció la independencia de estas. Ambas regiones libraron guerras en la década de 1990 para independizarse y lograron la autonomía, si bien oficialmente seguían siendo parte de Georgia.
“No esperamos que otros países sigan el ejemplo de inmediato; no hay apuro”, dijo Boris Malakhov, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso. El uso de la fuerza por parte de Rusia estuvo dirigido a impedir “nuevas aventuras militares” de Georgia, dijo Malakhov por teléfono.
Osetia del Sur, territorio de la mitad del tamaño de Puerto Rico con una población de unos 70 mil habitantes, tiene poca actividad económica aparte del comercio. Su presupuesto depende de la ayuda rusa.
Eduard Kokoity, el líder del territorio, dijo a la prensa en Tsjinvali que quiere unir su región con la provincia rusa de Osetia del Norte. La mayor parte de los osetas del sur tienen pasaporte ruso, y Rusia ha destinado $400 millones a la reconstrucción, incluso de hospitales y escuelas.
Osetia del Sur y Rusia quedarán aún más interrelacionadas el año próximo una vez que se complete un gasoducto procedente de Osetia del Norte, dijo Alan Doyev, funcionario de Osetia del Norte de visita en Tsjinvali. La operación de otro gasoducto en Georgia fue interrumpida durante la guerra, dijo.
Abjasia, que no fue alcanzada por la guerra del mes pasado, podría tener un panorama económico más alentador, gracias a sus playas del mar Negro con palmeras y clima subtropical, que atraían millones de turistas en la era soviética.
La región de 200 mil habitantes puede suministrar materias primas para las obras de las Olimpíadas de Invierno del 2014 que se disputarán en la cercana ciudad rusa de Sochi.
Necesitará a Rusia para desarrollar una infraestructura turística desvencijada y restaurar las rutas aéreas y marítimas cortadas desde la guerra de 1992 y 1993 con Georgia, dijo el presidente abjasio Sergei Bagapsh.
Regiones como Chechenia, de mayoría musulmana, que libró dos guerras separatistas con Rusia desde 1996, podrían tomar el ejemplo de Osetia del Sur y Abjasia como un aliciente para separarse de Moscú, dijo Sergei Mitrokhin, dirigente del partido opositor Yabloko.
“Esto podría tener consecuencias negativas muy serias para Rusia”, dijo Mitrokhin en una entrevista telefónica. “Las regiones rusas podrían seguir este patrón. Les da argumentos a los separatistas”.
Tiflis -- En la capital de Osetia del Sur, el otro día, Sonia Gagloyeva mudó a su hija, su nieto y sus pertenencias a un nuevo hogar: una tienda de campaña verde montada a una cuadra de decenas de vehículos blindados rusos de transporte de personal.
“Gracias a Rusia por defendernos; nos salvaron”, dijo Gagloyeva, una mujer encorvada y canosa de 69 años. Su nuevo alojamiento temporal de lona, provisto por los rusos, se halla próximo a las pilas de escombros de lo que había sido su vivienda en Tsjinvali.
Ahora que Rusia prohijó a Osetia del Sur y Abjasia, las regiones secesionistas de Georgia partidarias de Moscú, el Kremlin tendrá que lidiar con varios dolores de cabeza.
Durante la guerra del mes pasado entre Rusia y Georgia, Tsjinvali y otras partes de Osetia del Sur sufrieron extensos daños que será necesario reparar. Ambas regiones, que ya presentaban una situación económica complicada, serán ahora aún más dependientes de Rusia. Y la decisión de Moscú, ampliamente condenada, de reconocerlas como independientes podría inspirar a las regiones levantiscas dentro de las propias fronteras rusas.
De modo que si bien el presidente ruso Dmitry Medvedev, de 42 años, y el primer ministro Vladimir Putin, de 55, han eludido las costosas sanciones internacionales, tampoco salieron indemnes.
“Durante mucho tiempo, Rusia se enfrentará a enormes problemas porque ha violado abiertamente el principio de la integridad territorial”, dijo Yevgeny Volk, analista en Moscú del centro de investigación estadounidense Heritage Foundation. “Tendrá que volcar grandes volúmenes de fondos en la restauración de las convulsionadas economías de estas naciones”.
Osetia del Sur, una empobrecida franja de territorio separada de Rusia por las montañas del Cáucaso, fue el detonante de la primera operación militar extranjera rusa desde la Guerra Fría cuando Georgia --un aliado de Estados Unidos-- intentó recuperarla por la fuerza el 7 de agosto.
Tras invadir Georgia, ocupar una tercera parte de su territorio durante días y establecer una zona de contención alrededor de las dos regiones secesionistas, el 26 de agosto Rusia reconoció la independencia de estas. Ambas regiones libraron guerras en la década de 1990 para independizarse y lograron la autonomía, si bien oficialmente seguían siendo parte de Georgia.
“No esperamos que otros países sigan el ejemplo de inmediato; no hay apuro”, dijo Boris Malakhov, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso. El uso de la fuerza por parte de Rusia estuvo dirigido a impedir “nuevas aventuras militares” de Georgia, dijo Malakhov por teléfono.
Osetia del Sur, territorio de la mitad del tamaño de Puerto Rico con una población de unos 70 mil habitantes, tiene poca actividad económica aparte del comercio. Su presupuesto depende de la ayuda rusa.
Eduard Kokoity, el líder del territorio, dijo a la prensa en Tsjinvali que quiere unir su región con la provincia rusa de Osetia del Norte. La mayor parte de los osetas del sur tienen pasaporte ruso, y Rusia ha destinado $400 millones a la reconstrucción, incluso de hospitales y escuelas.
Osetia del Sur y Rusia quedarán aún más interrelacionadas el año próximo una vez que se complete un gasoducto procedente de Osetia del Norte, dijo Alan Doyev, funcionario de Osetia del Norte de visita en Tsjinvali. La operación de otro gasoducto en Georgia fue interrumpida durante la guerra, dijo.
Abjasia, que no fue alcanzada por la guerra del mes pasado, podría tener un panorama económico más alentador, gracias a sus playas del mar Negro con palmeras y clima subtropical, que atraían millones de turistas en la era soviética.
La región de 200 mil habitantes puede suministrar materias primas para las obras de las Olimpíadas de Invierno del 2014 que se disputarán en la cercana ciudad rusa de Sochi.
Necesitará a Rusia para desarrollar una infraestructura turística desvencijada y restaurar las rutas aéreas y marítimas cortadas desde la guerra de 1992 y 1993 con Georgia, dijo el presidente abjasio Sergei Bagapsh.
Regiones como Chechenia, de mayoría musulmana, que libró dos guerras separatistas con Rusia desde 1996, podrían tomar el ejemplo de Osetia del Sur y Abjasia como un aliciente para separarse de Moscú, dijo Sergei Mitrokhin, dirigente del partido opositor Yabloko.
“Esto podría tener consecuencias negativas muy serias para Rusia”, dijo Mitrokhin en una entrevista telefónica. “Las regiones rusas podrían seguir este patrón. Les da argumentos a los separatistas”.