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Rodrigo Arias Sánchez debe continuar en la Presidencia de la Asamblea Legislativa

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 26 abril, 2023


En la estructura organizacional del Estado costarricense tenemos los Poderes Públicos, el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial y, por asimilación, al Tribunal Supremo de Elecciones, que en teoría política y constitucional se desempeñan como pesos y contrapesos entre sí, no solo por el ejercicio y potestades de cada poder cuyas funciones son indelegables, sino por los controles que se establecen sobre ellos.

Los dos primeros, el Ejecutivo y el Legislativo tienen el mayor peso político por el carácter representativo que los constituye. Son el resultado, en su integración, de la elección directa del pueblo electoral, de los ciudadanos, de quienes tienen el poder y la facultad de la representación política, de quienes son el Poder Soberano y en quien descansa la Soberanía Nacional.

Por el carácter de la representación política el Poder Legislativo es el más importante, por tener allí una mayor y más amplia representación ciudadana expresada en los 57 diputados, de una variedad de partidos y sectores políticamente organizados.

El Poder Ejecutivo asume la dirección del Estado y del Gobierno que se manifiesta en sus distintas ramas ministeriales. Legalmente está sometido a lo que las leyes permiten hacer al Gobernante y a sus ministros, bajo la estructura de lo que conocemos como Estado de Derecho.

El Poder Ejecutivo se representa constitucionalmente en cuatro formas. En la imagen del Presidente de la República, que es electo popularmente con dos vicepresidentes, en la de los ministros, que actúan por sí, en sus funciones propias, o en colaboración con el Presidente de la República, y en el Consejo de Gobierno cuando actúan todos los ministros y el Presidente como un solo cuerpo.

El Presidente como tal está obligado a rendir cuentas de su gestión gubernativa cada año, ahora lo hace cada 2 de mayo, ante la Asamblea Legislativa. Simbólicamente es una rendición de cuentas ante el pueblo. Con él los ministros igualmente están obligados a rendir cuentas, en los primeros 15 días de mayo, ante el Poder Legislativo enviando sus respectivos informes de labor.

El Informe del Presidente es sujeto de evaluación, y discusión parlamentaria, en los días siguientes a su presentación por parte de los diputados. A los informes de los Ministros no recuerdo que se les haya dedicado tiempo de discusión, ante los diputados, desde 1950 hasta hoy. Se reciben y se archivan literalmente.

El Presidente como figura es la máxima representación del Estado y del Gobierno, tanto para efectos nacionales como internacionales. De allí su importancia. En su ausencia le sustituyen los vicepresidentes. Si es una ausencia definitiva, en su orden el primer vicepresidente y el segundo vicepresidente, si llegare el faltar el primer vicepresidente. Si son ausencias temporales, cualquiera de los dos vicepresidentes le sustituye por designación expresa del Presidente.

Si faltaren los dos vicepresidentes de manera absoluta y definitiva, quien sustituye al Presidente de la República es el Presidente de la Asamblea Legislativa. De aquí deriva la mayor importancia de este puesto y de quien debe ocuparlo, del conjunto de diputados que reúnan las condiciones constitucionales de la sustitución presidencial.

La labor del Gobierno y de la Asamblea Legislativa se divide, en sus cuatro años, en períodos anuales llamados Legislaturas, que están definidas desde el 1 de mayo de un año al 30 de abril del siguiente. De esta manera, el próximo 30 de abril está terminando la Primera Legislatura del actual Gobierno y de la Asamblea Legislativa. Y, el primero de mayo inicia la Segunda Legislatura.

Cada Legislatura de la Asamblea Legislativa a su vez, como parte de ese equilibrio de poderes, se divide en Sesiones Ordinarias y Extraordinarias. Seis meses en cada una, dividas de modo alternativo en períodos de tres meses. En las Sesiones Ordinarias solo los diputados y sus partidos políticos, entre ellos el de Gobierno, pueden presentar Proyectos de Ley. En las Sesiones Extraordinarias solo el Presidente, como representante del Poder Ejecutivo puede presentar Proyectos de Ley. De esta forma se asegura el ejercicio de Gobierno y el desarrollo de políticas públicas que emanen de leyes.

La importancia y relevancia política del Poder Legislativo descansa en hacer las leyes, interpretarlas auténticamente si es del caso, y ejercer control político sobre el Poder Ejecutivo y las autoridades ministeriales e institucionales, y tener en su seno una mayor representación política del Pueblo Soberano.

El primero de mayo próximo inicia el primer período de Sesiones Extraordinarias del Poder Legislativo, de la Segunda Legislatura de Gobierno. De allí también la importancia que se le da para saber cómo el Presidente, con sus Proyectos de Ley, pretende orientar el país en la ruta que se ha trazado.

El primero de mayo, también, es importante para el Poder Legislativo, y para el país, porque se nombra ese día el Directorio Legislativo, que es el grupo de diputados que, por el siguiente año, dirige las sesiones parlamentarias o legislativas.

El puesto más relevante del Directorio Legislativo es el Presidente del Poder Legislativo, porque en la disposición constitucional de relevo presidencial, en caso de ausencia total del Presidente y los dos Vicepresidentes, es el Presidente de la Asamblea Legislativa quien sustituye, temporal o definitivamente al Presidente. Esta situación solo se ha dado, desde 1949 hasta hoy, en el Gobierno de Oscar Arias Sánchez cuando el Presidente Legislativo, Francisco Antonio Pacheco, en la cuarta legislatura de su gobierno, 2009-2010, ante salidas al exterior del Presidente Arias, en varias ocasiones asumió la Presidencia de la República porque los dos vicepresidentes de Oscar Arias habían renunciado a sus cargos.

El cargo de Presidente Legislativo por esta razón debe ser bien valorado y meditado políticamente por los diputados. No se trata de nombrar a cualquiera de los diputados, que todos tendrían igual posibilidad y oportunidad, sino de escoger entre todos ellos el que mejor acredite por su experiencia política y atestados personales, pero también por la madurez y sensatez que pueden dar la edad y la experiencia política.

Ha habido en los últimos gobiernos y asambleas legislativas la idea de nombrar diputados sin experiencia al frente del Poder Legislativo. Algunos han salido buenos en su gestión. Otros no tan buenos. Algunos fueron nombrados por cálculos políticos del manejo de los votos que cada fracción parlamentaria representa. La inexperiencia se ha ensayado facilitando al partido gobernante, especialmente en los gobiernos del 2014 y 2018, partidos relativamente nuevos, que se les diera en la Primera Legislatura la oportunidad de dirigir la Asamblea legislativa en el supuesto de una posible mejor coordinación con el Poder Ejecutivo, en el primer año de inicio de funciones presidenciales y legislativas.

Con el actual gobierno, hubo intentos para que así se procediera el año pasado, cuando el presidente Rodrigo Chaves asumió el gobierno, sin ninguna experiencia política suya, en el país, con un paso brevísimo por el Ministerio de Hacienda, con un partido político que por primera vez participaba en elecciones nacionales, donde le ofrecieron la oportunidad de la candidatura, que la supo aprovechar, para finalmente ser electo.

Con un partido, igual que el Partido Acción Ciudadana, que solo obtuvo 12 y 10 diputados respectivamente, en sus gobiernos del 2014 y 2018. El partido de Rodrigo Chaves solo tuvo 10 diputados, posición muy frágil para negociar una Presidencia del Poder Legislativo, ni siquiera para esta Segunda Legislatura, porque no hay satisfacción nacional de la forma cómo ha venido gobernando, que es distinto a la simpatía personal que todavía tiene el Presidente en las encuestas.

En esa ocasión, hace un año se tomó la decisión de nombrar a Rodrigo Arias Sánchez Presidente del Poder Legislativo. El 30 de abril vence su período.

Lo que es usual en estos días previos al primero de mayo, cuando debe nombrarse el nuevo Presidente Legislativo, es que florezcan candidatos. Algunos porque realmente están interesados en el cargo. Otros solo por figurar en la nominación. Otros por negociar con sus candidaturas que se les nombre a ellos, o a diputados de sus partidos, en los puestos en el Directorio Legislativo, sin aquilatar muchos de ellos su peso e importancia política para esos cargos. Más que todo por figurar como partidos en el Directorio, y figurar esos diputados en las secretarías y prosecretarías.

Para esta ocasión el Presidente Rodrigo Chaves había mostrado interés en que uno de los diputados de Gobierno, que no puede ser su mejor diputada, Pilar Cisneros, por no ser ciudadana costarricense por nacimiento, pudiera ser el Presidente Legislativo.

Hizo el Presidente sus consultas. Realizó reuniones con diputados, excluyendo a los diputados de Liberación Nacional y del Frente Amplio, y se dio cuenta que no tenía los votos suficientes, se requieren 28 diputados a favor, para una Presidencia Legislativa propia. Mientras esto sucedía dentro de la Asamblea Legislativa se valoraba la posibilidad de que Rodrigo Arias volviera a ser Presidente de este alto Poder. El mismo Rodrigo señaló su aspiración, que por sí cuenta con 19 diputados de Liberación Nacional para su posible elección, lo que le facilitaba la búsqueda de esos otros diputados necesarios para una eventual nueva Presidencia.

El Presidente Rodrigo Chaves, que no es nada tonto, entendió la situación. Se reunió con Rodrigo Arias y acordó apoyar su candidatura, con los aparentemente 10 diputados de su Partido en la Asamblea Legislativa, con lo cual ya está asegurada, si no hay sorpresas de última hora, cosa que puede suceder en la Asamblea legislativa, que a veces se manifiesta como una Casa de los Sustos. El apoyo público que le ha dado el Presidente Chaves a su homónimo Rodrigo Arias lo coloca, a todos los efectos como ganador y no como perdedor. Buena jugada del Presidente Chaves.

En la vida institucional, pública y política un personaje que es muy importante es el Ministro de la Presidencia. Los ha habido muy buenos y excelentes. Soy injusto al no señalarlos a todos, destacando solo algunos, entre ellos, por la duración en el cargo, Mario Quirós Sasso, Diego Trejos Fonseca, Wilburg Jiménez Castro, José Rafael Cordero Croceri, Fernando Berrocal Soto, Danilo Jiménez Veiga, Rodrigo Arias Sánchez, en dos ocasiones, Rodolfo Méndez Mata, Rolando Laclé Castro, Elías Soley Soler, Rodrigo Oreamuno, Marco Vargas Díaz, en dos ocasiones, Roberto Tovar Faja, Danilo Chaverri Soto, Carlos Benavides Jiménez. De todos ellos para mí sobresalientes fueron Rodrigo Arias Sánchez y Rolando Laclé Castro, quienes además se han distinguido como grandes políticos y negociadores políticos de reconocida solvencia profesional y política.

La importancia de los Ministros de la Presidencia radica en que son los interlocutores directos del Presidente y los diputados, como ante los distintos sectores políticos, sociales y empresariales. Su relevancia es que son la voz viva de sus Presidentes. Cuando Rodrigo Arias o Rolando Laclé hablaban era claro que hablaba el Presidente de la República, no solo por la confianza depositada en sus gestiones sino también por la brillantez, eficacia y eficiencia de sus actuaciones.

Hoy la Asamblea Legislativa tiene a Rodrigo Arias Sánchez como su Presidente, de la Primera Legislatura. Está presentando su nombre para la Presidencia de la Segunda Legislatura. En mi opinión es la mejor candidatura que hay en la actual Asamblea Legislativa. Aparte de su formación de Abogado y Notario, ha sido y es empresario activo, con un amplio conocimiento de las instituciones públicas, del sector privado y financiero. Su carrera política ha sido siempre en el Partido Liberación Nacional como Presidente Municipal del Cantón Central de Heredia, Diputado y Ministro de la Presidencia.

Lo que le conviene al país desde ese alto cargo político e institucional es una persona como Rodrigo Arias, un cuadro político bien formado, maduro, con esa capacidad que lo distingue de negociador y visionario del momento político que vivimos. Su gestión como Presidente del Congreso, en esta Primera Legislatura en general, ha sido muy buena, y ampliamente satisfactoria

Ha sabido dirigir el Congreso con respeto hacia las fracciones parlamentarias, ha llevado bien la Agenda parlamentaria, ha sabido distanciarse del Poder Ejecutivo con elegancia, con energía, señalando adecuadamente el rumbo que debe seguirse. Cuando ha tenido que enfrentar al gobierno lo ha hecho, le ha marcado los pasos no solo de la agenda legislativa y de la nacional, ha señalado las prioridades del país y las prioridades legislativas, como lo hizo cuando el Presidente Chaves le quiso “robar” parte de su agenda legislativa anticipando el anuncio de Proyectos de Ley para resolver, en paquete, importantes problemas nacionales.

Lo que más le conviene a las fracciones parlamentarias, más allá de sus distancias históricas, o coyunturales, con Liberación Nacional, como partido, o con los reclamos que le hacen a su hermano, el Presidente Oscar Arias, es la Presidencia Legislativa en manos de Rodrigo Arias, tanto para la dirección y representación del Poder Legislativo, como para que en un remoto caso tuviera que sustituir definitivamente al actual Presidente de la República.

En este momento el Congreso no debe tener al frente un diputado sin amplia experiencia institucional y política. La Presidencia Legislativa no es un cargo para improvisarlo ni para ocuparlo por mera distinción curricular, como se ha estilado muchas veces con cambiar cada año al Presidente porque hay que cambiarlo, o porque hay que darle la oportunidad a otro diputado que desempeñe ese cargo. Ese cargo es de la mayor importancia política nacional que existe, y con gran responsabilidad política se debe proceder en el nombramiento y la escogencia de quien debe ocuparlo.

Hay fracciones legislativas que públicamente dicen que no les interesa participar con diputado en el Directorio Legislativo. Esa es su decisión y sabrán por qué la toman. Para mí un error, porque a los diputados hay que formarlos y desarrollarlos políticamente. La presencia de ellos en el Directorio Político, que es un centro de dirección legislativa, de convergencia y negociación, es importante para la formación y el aprendizaje político de los diputados que lo integran.

Si no tienen interés no deberían obstaculizar el proceso de selección y nombramiento del Directorio. Si participan de esto es porque les interesa la composición de los miembros del Directorio.

En imagen pública, en este momento político que vive el país, es conveniente que la Presidencia de Rodrigo Arias tenga la mayor cantidad de votos legislativos. Hasta ahora ya está asegurada aparentemente su Presidencia. La descomposición y el empañamiento de la votación puede realizarse en la discusión de los otros puestos, sobre todo el del Secretario del Congreso, que internamente tiene un peso muy destacado en la parte administrativa.

En mi opinión, de observador político, lo que más le conviene a la Asamblea Legislativa y al país, al margen y fuera de todo prejuicio político que se pueda tener, con él o su partido, es que el diputado, y actual Presidente Legislativo, Rodrigo Arias Sánchez, continúe en la Presidencia de este Poder de Estado.

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