Restaurante del futuro
| Viernes 13 noviembre, 2009
Restaurante del futuro
Los restaurantes del futuro serán evaluados por la capacidad de aportar una experiencia completa a los clientes, no solamente por el cumplimiento de un acto o una serie de actos esperados (recibir, servir comida y bebidas hasta presentar la cuenta), sino porque seremos parte del proceso, ya sea por la posibilidad de ver, sentir o participar en la producción de los alimentos y bebidas, por la integridad y autenticidad de los productos, por su calidad y frescura, por un servicio personalizado (de verdad) y desde luego por un precio razonable.
Serán restaurantes con alma y propósitos coherentes, no solamente con un objetivo comercial.
El alma la dará la filosofía de la cual nacerán los procesos que verdaderamente tienen una razón y que en un restaurante se manifiestan con los minuciosos detalles que se repiten de manera consistente y casi sin esfuerzo a través de toda la experiencia.
De alguna manera tendremos control sobre algún proceso de lo que nos comeremos y si no es así tendremos suficiente información para tomar decisiones y sentir que somos parte de la experiencia.
El menú nos hablará directa y claramente sin una poesía que nadie entiende, el ambiente será propicio, tendrá sentido, la decoración será estimulante o coherente con el concepto, la limpieza será dolorosamente perfecta pues esta simboliza el respeto, todos actuarán como si fueran dueños. El restaurante tendrá, sin ninguna duda, prácticas de conservación y responsabilidad social integradas de las cuales no hablará, pues ya no será un instrumento de mercadeo. Estas las veremos y sentiremos al mirar personas, reconocer materiales, procedimientos, texturas, sabores e ingredientes, la tecnología será parte íntima pero utilizada para beneficiar el flujo de información, aumentar la eficiencia y estimular los sentidos.
Buen provecho y hasta la próxima semana.
ALFREDO ECHEVERRIA
Director Ejecutivo Grupo HRS
aecheverria@grupohrs.com
Los restaurantes del futuro serán evaluados por la capacidad de aportar una experiencia completa a los clientes, no solamente por el cumplimiento de un acto o una serie de actos esperados (recibir, servir comida y bebidas hasta presentar la cuenta), sino porque seremos parte del proceso, ya sea por la posibilidad de ver, sentir o participar en la producción de los alimentos y bebidas, por la integridad y autenticidad de los productos, por su calidad y frescura, por un servicio personalizado (de verdad) y desde luego por un precio razonable.
Serán restaurantes con alma y propósitos coherentes, no solamente con un objetivo comercial.
El alma la dará la filosofía de la cual nacerán los procesos que verdaderamente tienen una razón y que en un restaurante se manifiestan con los minuciosos detalles que se repiten de manera consistente y casi sin esfuerzo a través de toda la experiencia.
De alguna manera tendremos control sobre algún proceso de lo que nos comeremos y si no es así tendremos suficiente información para tomar decisiones y sentir que somos parte de la experiencia.
El menú nos hablará directa y claramente sin una poesía que nadie entiende, el ambiente será propicio, tendrá sentido, la decoración será estimulante o coherente con el concepto, la limpieza será dolorosamente perfecta pues esta simboliza el respeto, todos actuarán como si fueran dueños. El restaurante tendrá, sin ninguna duda, prácticas de conservación y responsabilidad social integradas de las cuales no hablará, pues ya no será un instrumento de mercadeo. Estas las veremos y sentiremos al mirar personas, reconocer materiales, procedimientos, texturas, sabores e ingredientes, la tecnología será parte íntima pero utilizada para beneficiar el flujo de información, aumentar la eficiencia y estimular los sentidos.
Buen provecho y hasta la próxima semana.
ALFREDO ECHEVERRIA
Director Ejecutivo Grupo HRS
aecheverria@grupohrs.com