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Requerimos un presidente competente

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 14 marzo, 2017


La obligación de todos, es decidir lo mejor para nuestro país, para nuestros hijos y nietos, para esta patria bella que nos permite en paz y democracia

Reflexiones

Requerimos un presidente competente

Luego de ver muchas campañas electorales y muchos procesos y promesas no cumplidas en los sistemas democráticos de América Latina, creo que lo que requiere nuestro país, más que un caudillo, un sabelotodo, un vendedor de espejos o peor, un anarquista o populista de izquierda o de derecha; nuestro país requiere un presidente competente y sensato. Son quizás las únicas características que en el actual contexto político yo le pediría a nuestro próximo presidente, más allá de las condiciones comunes que marcan a un buen ser humano y costarricense.

Competente, en su capacidad para realizar e implementar acuerdos, para conquistar a sus seguidores y también, para hacer caer en razón a sus opositores. Competente, para hacer que el país avance en los temas centrales de la agenda país, donde casi todos estamos de acuerdo, pero unos muy pocos, “han majado la manguera” y han evitado el progreso del país. Competente, para plantearse seriamente las reformas al Estado, que se requieren urgentemente para resolver las incompetencias fiscales, que ponen en alto riesgo la estabilidad y la competitividad del país.
Competente, para avanzar en los temas más urgentes de modernización del país, el transporte público limpio, la modernización aduanera, la construcción de infraestructura moderna en Puertos, Aeropuertos y Carreteras. Competente, para echar andar las reformas urgentes a la seguridad social y las pensiones, para apuntalar los sistemas de cobertura universal y de solidaridad de nuestro sistema de protección social. Competente, para evitar que el narcotráfico y el crimen organizado sigan avanzando, como lo ha venido haciendo, en los distintos niveles del Estado y de nuestra institucionalidad.
Competente, para asegurar que los barrios y los sitios públicos estén seguros y cuenten con policías capacitados y preparados para afrontar la delincuencia común. Competente, para tener la valentía de defender nuestra democracia y los principios que han marcado nuestra trayectoria internacional, sin caer presa de las tendencias populistas de izquierda o de derecha o de la improvisación.
Competente, para desentrabar los procesos de cambio que requieren los entes regulatorios, para asegurar de dicha manera, la protección del consumidor y generar mercados más transparentes de cara a nuestro ingreso a la OCDE. Competente, para garantizar la ejecución de nuestras partidas de infraestructura pública en educación y así garantizar salud, educación y protección social de calidad en nuestras comunidades, que requieren con urgencia dichas infraestructuras. Competente, para avanzar aceleradamente en los programas de atención de las pymes, la consolidación de los instrumentos de apoyo del Sistema de Banca para el Desarrollo y la modernización de los instrumentos del Estado, que permitan una clara y contundente simplificación de trámites, para avanzar en la creación de más y mejores empresas que produzcan empleo y riqueza para nuestras regiones menos favorecidas.
Es sin duda alguna, un presidente que no puede venir del anonimato, no puede ser un desconocido y mucho menos improvisado. No puede llegar pretendiendo ser el único o el mesías salvador del país, ese sería el peor de los escenarios posibles. Debe ser un hombre humilde en reconocer la necesidad de conformar amplios equipos de trabajo y de apoyo a su gobierno, rodearse de la mejor gente y de personas de probada competencia en sus ámbitos de acción. El presidente que requiere Costa Rica no puede ser un hombre que grita o que impone, debe ser una persona que escucha, reflexiona y decide, con sensatez. De la lista de candidatos que se escuchan seguramente cada uno tendrá que valorar con su almohada y en la intimidad de sus hogares, a quién le dará su voto, en las ya prontas elecciones de febrero 2018. Al menos, puedo decirles que ya sé quienes no me representan y a quiénes, por sus perfiles, no les daría mi voto en las próximas elecciones. La obligación de todos, es decidir lo mejor para nuestro país, para nuestros hijos y nietos, para esta patria bella que nos permite en paz y democracia, elegir con sapiencia quién dirigirá nuestros destinos de cara al bicentenario.

Dr. Leiner Vargas Alfaro
www.leinervargas.com

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