Regionalismo y multilateralismo
Lo fundamental es que haya avances sólidos en el libre comercio
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 24 mayo, 2010
Los economistas suelen considerar los acuerdos comerciales bilaterales o regionales como la segunda opción después del libre comercio multilateral. Es así como en los últimos años estos acuerdos han proliferado.
La búsqueda de acceso preferencial al mercado es un poderoso aliciente.
Una razón importante para la popularidad del regionalismo es que el proceso de integración tiende a ser más sencillo y rápido que el proceso aparentemente más largo y complicado de la Organización Mundial del Comercio.
Eso es cierto, especialmente en el sector de servicios que comprende una gama de aspectos difíciles, entre ellos políticas regulatorias, competencia y políticas de inversión.
Los países han adoptado la actitud de que si no resulta en el ámbito multilateral, entonces, intentémoslo en el bilateral o regional.
Los países siguen admitiendo en apariencia, la supremacía de los acuerdos multilaterales e insisten en que las medidas regionales constituyen pasos intermedios que representan un avance hacia la liberalización y son totalmente compatibles con un acuerdo multilateral. Ciertamente, he aquí una relación complicada que no esta libre de riesgos.
En la práctica, al negociar un acuerdo regional también se crea una resistencia estructural a la liberalización multilateral.
Por ejemplo, las industrias exportadoras quizás hayan estado presionando mucho por la liberalización comercial porque tienen interés en que los principales socios reduzcan las barreras comerciales. Y si obtienen acceso preferencial a los mercados de sus principales socios, tendrán un menor incentivo para presionar por una mayor liberalización multilateral: la liberalización comercial reducirá su ventaja competitiva sobre otros países.
Aun así el objetivo de los acuerdos comerciales regionales es liberalizar y actuar como un escalón hacia la liberalización global.
Algunos acuerdos incluyen corolarios útiles centrados, por ejemplo, en el diseño de reglamentos bancarios sensatos como requisitos previos para la liberalización de los servicios financieros y otros se complementan con asistencia técnica para fortalecer la protección internacional de la propiedad, las leyes laborales y las normas ambientales.
Así, la ronda de Doha, la más extensa de la historia y cuya conclusión se espera para este año, de no lograr avances, podría darles más ímpetu a las iniciativas bilaterales y regionales.
Ciertamente, lo fundamental es que haya avances sólidos en el libre comercio.