Reflexiones: La insostenibilidad de la regla fiscal
Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 07 septiembre, 2021
Cuando en el 2018 se discutió el proyecto de ley de sostenibilidad fiscal, se incorporó un doble candado al gasto público presupuestado y a su contraparte, el gasto público ejecutado, llamado en su conjunto regla fiscal. Como todo en política pública, en principio tiene sentido contener el gasto público para evitar una crisis de insostenibilidad fiscal, aspecto que claramente lleva a otros problemas económicos con consecuencias mayores en el bienestar, la equidad y capacidad del Estado de sostener su acción a largo plazo. Sin embargo, “ni tanto que queme al santo, ni tan poquito que no lo alumbre”, la verdad es que a quienes elaboraron esta regla fiscal se les fue la mano, el pie y todo y calcetines. La pandemia no sólo ha venido a acelerar la expansión de los gastos y retrasar los beneficios de los nuevos ingresos aprobados en la reforma del 2018, sino que ha significado nuevos desafíos para la acción del sector público, poniendo en evidencia y entredicho la ya conocida regla fiscal.
La resiliencia institucional frente a un ajuste presupuestario tan drástico como el que significa la regla fiscal para la gran mayoría de las instituciones públicas, pone de manifiesto la insostenibilidad de corto, mediano y largo plazo de la forma y los compromisos que tiene dicha norma. Dirán algunos, al llegar a este párrafo, ya le volvió a salir lo pro estatista a Leiner en su columna y su discurso. El problema ya no es tan sólo el tamaño o las actividades que pueda o no hacer el Estado, el problema de fondo de lo que estamos hablando, es que la regla fiscal entraba de manera sustantiva las posibilidades de reactivar la economía, de fortalecer el empleo y sobre todo, de recuperar, renovar y mejorar el accionar del sector público y al lado de ello, el sector privado. La regla fiscal es claramente un dispara al zapato para la sociedad.
Ciertamente, la regla fiscal fue diseñada para un escenario público sin pandemia y con un ajuste gradual en los ingresos públicos, un espacio para el ordenamiento de la deuda y un accionar de mediano y largo plazo que permitiera la activación de la economía y el repunte del empleo. Todos estos supuestos estaban amparados a una mejor calificación país, el desarrollo de mecanismos alternativos para el endeudamiento, buscando el mediano y largo plazo. Empero, todo lo anterior no ha sucedido. Tampoco tenemos una mejora en la evaluación del país por parte d ellos organismos financieros internacionales y mucho menos, vemos acceso a deuda barata para reacomodar los plazos, tasas y vencimientos de la deuda. Así las cosas, el escenario no puede ser más caótico. El país, enfrenta entonces un desafío aún mayor, reactivar la economía con un motor apagado y un avión averiado por la pandemia.
Consciente de ambos temas, el grave desequilibrio fiscal y financiero del país, la difícil situación que vive el sector social y la grave situación de desempleo y desesperanza en que nos encontramos, es que solicito de manera prudente a nuestros diputados una nueva propuesta de regla fiscal. La propuesta es simple y al mismo tiempo involucra un alto grado de responsabilidad fiscal de las autoridades. Es necesario abrir un portillo para garantizar tres condiciones adicionales de sostenibilidad social país, más allá de la sostenibilidad fiscal.
- Se debe garantizar la inversión social de nuestros niños, niñas y adolescentes en materia de acceso a la educación de calidad, lo que implica que todas las inversiones educativas deberán liberarse de la regla fiscal, en tanto cumplan con un compromiso de equidad y de solidaridad con los menos favorecidos por el sistema económico.
- Se debe garantizar la salud de la población, lo que significa que las inversiones en salud pública deberán estar liberadas de la regla fiscal y de los límites presupuestarios. Ya hemos aprendido la lección, no puede haber economía sin un robusto sistema de salud pública.
- Se debe garantizar el empleo, por lo que la regla fiscal deberá flexibilizarse para atender todos aquellos programas que en declaratoria de emergencia favorezcan el crecimiento del empleo. El Banco Central deberá dejar de ser obstáculo y convertirse en un estímulo para la creación de nuevos y mejores empleos.
Estos tres temas deberán entonces liberarse de la regla fiscal y formar parte de la sostenibilidad social necesaria para abatir las consecuencias del COVID-19 y los efectos que ha tenido y tendría sobre la población. Entiendo el gran compromiso público que significa hacer este tema flexible en momentos en que el país tiene una deuda a PIB tan grande y sobre todo, en momentos en que la institucionalidad ha empezado a retorcerse ante los efectos de la regla fiscal. La prioridad nacional ante la pandemia deberá marcarse para evitar seguir dando palos de ciego. Ningún candidato tendrá margen de reactivar a la economía con las manos atadas como ha quedado el presupuesto público, tampoco tendrá margen para actuar sino logra un gran acuerdo nacional no con los partidos políticos, sino con las grandes masas de ciudadanos que exigirá a gritos la ayuda del Estado.
Se que para muchos que se disgustan con el accionar del Estado y que filosóficamente pueden estar lejos de su accionar, sería una gran oportunidad para avasallar al gigante de mil cabezas, empero, quiero dejarles claro que seguramente al cortar esas cabezas también caerán las propias en el sector privado. De seguir insistiendo en esto de la regla fiscal y seguir apostando por adelgazar al Estado sin pensar en prioridades, tendremos el peor de los escenarios por venir. La crisis económica se habrá convertido en una crisis social profunda con gravísimas consecuencias para el sistema democrático y para la convivencia social. La insostenibilidad de la regla fiscal no será una relación de deuda a PIB, serán las calles y la sociedad ahogadas por la crisis social, política, económica y de seguridad ciudadana, las que pedirán a gritos el cambio. Espero entonces que este llamado a repensar la regla fiscal nos permita reencontrarnos con la sociedad igualitaria y progresista que algún día tuvimos, se que para algunos resultará difícil siquiera pensarlo, pero es hora de ser más congruentes y realistas, es hora de abrir el debate sobre una regla fiscal post-pandemia...
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