Reconociendo al Estado de Palestina
| Lunes 23 mayo, 2011
Los palestinos han esperado demasiadas veces a que se haga realidad su derecho a la autodeterminación: bajo los compromisos adquiridos dentro de la correspondencia McMahon-Hussein (1915), bajo los principios emanados del Tratado de Versalles y del Pacto de la Sociedad de las Naciones (1919), bajo el Plan de Partición adoptado por las Naciones Unidas (resolución 181 de 1947), bajo los Acuerdos de Oslo (1993) y bajo la llamada Hoja de Ruta del Cuarteto (2002).
A pesar del incumplimiento de los distintos compromisos y plazos adquiridos en relación con el establecimiento y reconocimiento de un Estado de Palestina, por intransigencias e interferencias de unos y otros, vale la pena destacar el alcance de los dos referentes más recientes. En los Acuerdos de Oslo (13 de setiembre 1993), se acordó “establecer un gobierno autónomo provisional palestino […] durante un periodo de transición de no más de cinco años, que desemboque en una solución permanente basada en las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad”. En el caso de la Hoja de Ruta (24 de junio 2002), se vislumbraba “un acuerdo final y general sobre el estatuto permanente que pone fin al conflicto israelí-palestino en 2005, mediante un arreglo negociado entre las partes basado en las resoluciones 242, 338 y 1397 del Consejo de Seguridad, que termina con la ocupación iniciada en 1967, [… y] materialice la visión de dos Estados, Israel y una Palestina soberana, independiente, democrática y viable, que vivan uno junto a otro en paz y seguridad” .
Ante el estancamiento de las negociaciones directas entre las partes, y la incapacidad o falta de voluntad real del Cuarteto de incidir sobre el tema, y salvo que se produzca algún avance concreto entretanto, este setiembre se espera que la Asamblea General de las Naciones Unidas conozca un proyecto de resolución en el cual se reconoce al Estado de Palestina. Aunque simbólico, dicho proyecto contará sin duda alguna con los votos necesarios para ser adoptado y terminará de aislar moralmente a quienes aún se resisten a aceptar una solución basada en dos Estados.
Costa Rica prescribió esa realidad en 2008 al reconocer al Estado de Palestina. Desde entonces, otros países de la región han seguido nuestros pasos: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay. En un paso ciertamente elocuente pero también insuficiente, la semana pasada el presidente Obama declaró en un discurso sobre Oriente Medio que las fronteras entre ambos Estados debían ser las de 1967, con intercambios de territorio. Desafortunadamente, también descalificó cualquier intervención de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el asunto al considerar que constituiría una acción unilateral, olvidando el apoyo decidido que Estados Unidos aportó en el pasado a acciones a todas luces más unilaterales: Croacia, Eslovenia, Kosovo, e incluso el propio Israel.
Bruno Stagno Ugarte
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