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Miércoles, 24 de abril de 2024



EDITORIAL


Recomendaciones ¿para qué?

| Jueves 14 junio, 2012





Habiendo como hay, tantas mentes brillantes en Costa Rica, especializadas en las diferentes áreas, lúcidas y sin ningún interés particular, pensamos que deberían tomarse en cuenta

Recomendaciones ¿para qué?

Sin hacer un público reconocimiento de lo mal que está el funcionamiento del aparato estatal, la actual mandataria llama a tres de sus ministros y otros seis profesionales en diferentes áreas, con experiencia en la función pública, para que estudien la situación y señalen cómo llevar a cabo la reestructuración que hace años se necesita.
No dudamos de la capacidad y la buena intención de los elegidos, aunque no sepamos cuáles hayan sido los criterios de selección. Pero la responsabilidad que les ha sido asignada y que voluntariamente aceptaron es muy grande porque lo que está en juego es el destino del país. Y esto nos tiene que importar a todos. Merece un diálogo nacional.
Habiendo como hay, tantas mentes brillantes en Costa Rica, especializadas en las diferentes áreas, lúcidas y sin ningún interés particular, pensamos que deberían tomarse en cuenta.
Esto requiere un acto de despolitización que dé paso al conocimiento, al sentido común, y sobre todo al interés por el bien común.
La tarea es muy grande y debe abordarse entrando a fondo a los oscuros rincones donde se generó la maraña que hoy amenaza con asfixiarnos. Si no se hace esto, todo se podría reducir a una burla más a la sociedad costarricense que a la postre se vuelva en contra de las propias organizaciones políticas y de la democracia. Recordemos la Junta de Notables para la Caja, cuyas recomendaciones luego no se cumplen.
Por otro lado, urge no solo realizar una reestructuración del Estado sino sanear las finanzas públicas, en todo lo que esto implica, y establecer verdaderos y eficientes mecanismos de control para que estas no sean saqueadas o desperdiciadas nunca más.
Abundan en este país profesionales de altísimo nivel aunque nunca se han dedicado a seguir el juego a algún político. Las aspiraciones de estas personas están centradas en el conocimiento y justamente por ello podrían aportar mucho.
Es evidente hoy no solo en este país sino en el mundo la falta de credibilidad de la clase política. El desmedido materialismo, las ambiciones desbordadas, la falta de escrúpulos y una larga cadena de malas actuaciones la fueron consolidando. ¿Por qué entonces no reconocerlo y elevarse abriendo oídos a otras inteligencias?






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