Receso parlamentario
Vilma Ibarra vilma.ibarra@gmail.com | Miércoles 11 diciembre, 2013
El Congreso tico es burócrata; en él se debe cumplir por encima de los objetivos con la asistencia diaria. Debo ser una de las poquísimas personas que están a favor del receso legislativo
Hablando Claro
Receso parlamentario
El nuestro debe ser, si no el que más, uno de los parlamentos que más sesionan en el mundo. Claro, que eso no tiene nada que ver con la productividad, la calidad de las leyes que se aprueban ni los atributos del debate político que se realiza.
Mi punto es que el parlamento tico es un congreso burócrata en el que se debe cumplir por encima de los objetivos con la asistencia diaria. Y claro, como los ciudadanos electores tienen esa percepción sobre la observancia de las responsabilidades diputadiles, hablar de receso en cualquier momento resulta impropio y hablar de receso en campaña electoral es blasfemia.
De seguro por eso, cuando le pregunté a un padre de la patria si había votado a favor de la suspensión de las actividades parlamentarias del mes de enero, me respondió airado que la sola pregunta lo ofendía. La respuesta me tomó tan de sorpresa que no acaté más que a disculparme.
Debo ser una de las poquísimas personas que están a favor del receso legislativo. Me resulta incomprensible que políticos (que se supone entienden la naturaleza de las funciones políticas) se rasguen las vestiduras contra el receso por la simple y sencilla razón de que los diputados, que en el ejercicio de su cargo, son de los más políticos de todos los políticos, tengan que renunciar —cual eunucos— al cumplimiento de una función básica de su tarea, que es la de hacer política en una campaña electoral, que resulta ser la piedra angular de la democracia. (Muchas veces dicho, elecciones que ciertamente no son suficientes pero sí básicas y por tanto imprescindibles).
Dicho de otra forma, los políticos tienen que hacer política. Y si hay un momento para hacer una parte sustantiva de la tarea política, cual es la actividad proselitista de promoción de las divisas y candidaturas partidarias que enarbolan propuestas sobre cómo deben ser resueltos los problemas y desafíos de la polis, es justamente en una campaña.
Hemos escuchado en estos días todo tipo de argumentos en contra del receso. No voy a hablar de la incongruencia de la mandataria sobre el particular. Francamente, lo más patético es que la mayoría de los diputados y el propio candidato del PAC se sumaron a la cadena de exabruptos que suenan por supuesto como música a los oídos de una población indispuesta con la política y los políticos.
Hay quienes se rasgan las vestiduras contra el receso, probablemente por desconocimiento de las funciones del oficio de un político. Lo inexplicable —repito— es que esa conducta la promuevan los diputados y el candidato del PAC que a todas luces siguen llevando dentro de sí la enorme contradicción de ser un partido político con políticos que se niegan a hacer política.
A menos que del todo los diputados del PAC no quieran hacer campaña por su candidato y su partido y don Luis Guillermo así lo entienda. Pero eso sería otra cosa. En todo caso, unos pocos diputados estarán solos vagando por las oficinas del Congreso en enero, mientras, todos los demás harán su tarea como políticos de oficio. Que es lo que les corresponde.
Vilma Ibarra
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