Recelo al teletrabajo persiste
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 10 junio, 2011
Laborar desde la casa podría incrementar la productividad hasta en un 20%
Recelo al teletrabajo persiste
Empresarios prefieren el método presencial en la producción
Empresas e instituciones públicas recelan aún la implementación del teletrabajo en sus operaciones. Esto porque persiste la desconfianza sobre la realización de tareas fuera del centro de trabajo.
El e-working o teletrabajo utiliza las tecnologías de la información y comunicación como herramienta para que las personas desarrollen sus labores desde la casa. Esta modalidad de empleo tiene como objetivo la reducción de costos de operación y el ahorro energético.
A pesar de que existen iniciativas como gobierno digital que pretenden promoverlo, el teletrabajo es más un anhelo en la producción que un mecanismo para desarrollar nuevos empleos.
Para el patrono común existe incertidumbre sobre el aprovechamiento del tiempo por parte del teletrabajador.
Además el desarrollo del e-working requiere una inversión en tecnologías, a pesar de que la gran mayoría de ellas ya son conocidas, como el e-mail o chat.
“El poco avance en el país no es problema de tecnología, es cultural. Existe resistencia porque no se conocen los beneficios, entre ellos que las firmas donde se utiliza esta modalidad, experimentan un aumento del 20% en la productividad”, expresó Alvaro Mello, consultor internacional de la firma brasileña Beca e-Work.
A pesar de que en Costa Rica existen facilidades de acceso a la red y a plataformas informáticas de comunicación, la resistencia radica en el tabú de que el lugar de trabajo es un espacio físico donde se dan las tareas productivas.
“El trabajo es algo que se hace, no un lugar donde ir. Y es que uno de los beneficios consiste en que el teletrabajador tiene mayor contacto con la familia, lo que se traduce en una mejor calidad de vida, y por tanto en mayor rendimiento”, explicó Mello.
La inexistencia de información sobre el impacto del teletrabajo en el país demuestra que esta modalidad laboral continúa en pañales.
Se intentó conocer la cantidad de teletrabajadores en el país y ni en la Caja Costarricense de Seguro Social ni en el Instituto Nacional de Seguros, se manejan estos datos.
Aún así, es dentro de la industria tecnológica nacional donde más se aplica el e-working, ya que las multinacionales aplican en Costa Rica las experiencias obtenidas en su casa matriz.
Una de ellas es Hewlett-Packard (HP), que implementa desde 2008 el e-working. Dicha industria experimentó en los últimos tres años un incremento a más 300 colaboradores casi la totalidad de la cobertura del sector público quienes laboran desde su casa.
“A finales de 2008 se añadió el esquema, tanto ocasional como permanente, de personal dentro del e-working, lo que representa para la compañía un crecimiento en este programa del 300%”, explicó María Luisa González, gerente de Recursos Humanos de HP.
En cuanto a la posibilidad de aumentar la promoción del teletrabajo en el país, partiendo de la perspectiva de la compañía de computadoras, las barreras culturales son las que deben ir cambiando.
“El teletrabajo requiere un cambio de mentalidad y cultural a nivel de jefatura y de empleados, ya que el éxito del programa exige un grado de confianza entre ambas partes”, agregó González.
En cuanto al sector público su participación en torno al trabajo virtual es pobre. Y es que de 285 mil empleados estatales, solo el 0,12% trabaja en esta modalidad, de los cuales el 80% pertenece a las plataformas de teletrabajo del Instituto Costarricense de Electricidad.
La pobre participación de las instituciones públicas en los programas de teletrabajo, obedece a una resistencia al cambio, aumento en las responsabilidades para el cumplimiento de las metas.
Para impulsar el e-working en el Estado, en agosto se firmará el decreto que dará el banderazo a esta modalidad de trabajo.
“Este decreto, permitirá acaparar un mayor campo de acción y sobre todo establece reglas laborales claras”, confirmó Jorge Llubere, subgerente de la unidad gestora de teletrabajo del Instituto.
Cristian Leandro
cleandro@larepublica.net
Recelo al teletrabajo persiste
Empresarios prefieren el método presencial en la producción
Empresas e instituciones públicas recelan aún la implementación del teletrabajo en sus operaciones. Esto porque persiste la desconfianza sobre la realización de tareas fuera del centro de trabajo.
El e-working o teletrabajo utiliza las tecnologías de la información y comunicación como herramienta para que las personas desarrollen sus labores desde la casa. Esta modalidad de empleo tiene como objetivo la reducción de costos de operación y el ahorro energético.
A pesar de que existen iniciativas como gobierno digital que pretenden promoverlo, el teletrabajo es más un anhelo en la producción que un mecanismo para desarrollar nuevos empleos.
Para el patrono común existe incertidumbre sobre el aprovechamiento del tiempo por parte del teletrabajador.
Además el desarrollo del e-working requiere una inversión en tecnologías, a pesar de que la gran mayoría de ellas ya son conocidas, como el e-mail o chat.
“El poco avance en el país no es problema de tecnología, es cultural. Existe resistencia porque no se conocen los beneficios, entre ellos que las firmas donde se utiliza esta modalidad, experimentan un aumento del 20% en la productividad”, expresó Alvaro Mello, consultor internacional de la firma brasileña Beca e-Work.
A pesar de que en Costa Rica existen facilidades de acceso a la red y a plataformas informáticas de comunicación, la resistencia radica en el tabú de que el lugar de trabajo es un espacio físico donde se dan las tareas productivas.
“El trabajo es algo que se hace, no un lugar donde ir. Y es que uno de los beneficios consiste en que el teletrabajador tiene mayor contacto con la familia, lo que se traduce en una mejor calidad de vida, y por tanto en mayor rendimiento”, explicó Mello.
La inexistencia de información sobre el impacto del teletrabajo en el país demuestra que esta modalidad laboral continúa en pañales.
Se intentó conocer la cantidad de teletrabajadores en el país y ni en la Caja Costarricense de Seguro Social ni en el Instituto Nacional de Seguros, se manejan estos datos.
Aún así, es dentro de la industria tecnológica nacional donde más se aplica el e-working, ya que las multinacionales aplican en Costa Rica las experiencias obtenidas en su casa matriz.
Una de ellas es Hewlett-Packard (HP), que implementa desde 2008 el e-working. Dicha industria experimentó en los últimos tres años un incremento a más 300 colaboradores casi la totalidad de la cobertura del sector público quienes laboran desde su casa.
“A finales de 2008 se añadió el esquema, tanto ocasional como permanente, de personal dentro del e-working, lo que representa para la compañía un crecimiento en este programa del 300%”, explicó María Luisa González, gerente de Recursos Humanos de HP.
En cuanto a la posibilidad de aumentar la promoción del teletrabajo en el país, partiendo de la perspectiva de la compañía de computadoras, las barreras culturales son las que deben ir cambiando.
“El teletrabajo requiere un cambio de mentalidad y cultural a nivel de jefatura y de empleados, ya que el éxito del programa exige un grado de confianza entre ambas partes”, agregó González.
En cuanto al sector público su participación en torno al trabajo virtual es pobre. Y es que de 285 mil empleados estatales, solo el 0,12% trabaja en esta modalidad, de los cuales el 80% pertenece a las plataformas de teletrabajo del Instituto Costarricense de Electricidad.
La pobre participación de las instituciones públicas en los programas de teletrabajo, obedece a una resistencia al cambio, aumento en las responsabilidades para el cumplimiento de las metas.
Para impulsar el e-working en el Estado, en agosto se firmará el decreto que dará el banderazo a esta modalidad de trabajo.
“Este decreto, permitirá acaparar un mayor campo de acción y sobre todo establece reglas laborales claras”, confirmó Jorge Llubere, subgerente de la unidad gestora de teletrabajo del Instituto.
Cristian Leandro
cleandro@larepublica.net