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Recaudación mejora, pero déficit no baja

Natalia Díaz natdiaquin@gmail.com | Jueves 28 noviembre, 2019


Los números en cuanto a ingresos por tributos son satisfactorios; 93 mil millones solo por concepto de impuesto al valor agregado (IVA) al mes de octubre es un éxito desde el punto de vista fiscal; dinero que ha salido del patrimonio de los contribuyentes y ha producido estancamiento económico y desconfianza empresarial para invertir. Sin embargo, la proyección del déficit para final del año rondará alrededor del 6% del PIB, similar a los años anteriores.

Este hecho se atribuye a los intereses de la deuda y al nivel de endeudamiento y evidencia la imposibilidad de reducir el desbalance de las finanzas públicas. Sin embargo, hay mucho silencio oficial en cuanto a ejecutar medidas serias efectivas para contener el gasto.

No vemos, a manera de ejemplo, una directriz para congelar el crecimiento de la planilla del sector público, que elimine las plazas de funcionarios del sector público que renuncien, se pensionen o se acojan a la movilidad laboral. Tampoco observamos posposición de proyectos no esenciales, para ser realizados en mejores tiempos.

El nuevo ministro de Hacienda, igual que su antecesora, pareciera dispuesto a aplicar la regla fiscal de forma indiscriminada tal como lo estipula el Plan Fiscal aprobado. Esto es una buena señal ante tanta incertidumbre, pero desearíamos escuchar algunas medidas de mayor impacto en cuanto a contención del gasto.

Comprendo que el recambio de deuda pronta a vencer y con altos intereses, por otra de mayor plazo de vencimiento y a menores tasas de interés, va a aliviar los pagos en el mediano plazo y podría contribuir a reducir el déficit; sin embargo, debemos implementar las prácticas recomendadas por organismos internacionales y las políticas sanas de administración pública que establecen que el endeudamiento público únicamente debe usarse para inversión pública (por ejemplo infraestructura) y no para financiar gasto corriente, como normalmente se ha estado haciendo. La legislación costarricense ya estipula esto; sin embargo, nunca se cumple.

Es necesario complementar lo anterior con otras medidas de austeridad para acelerar dicha reducción tales como la denuncia de parte del estado de las convenciones colectivas para renegociar las cláusulas abusivas; la limitación del gasto en publicidad y consultorías, la reestructuración moderna del aparato estatal para eliminar duplicidad de entidades que cumplen un mismo rol o uno similar, la rendición de cuentas sobre uso y efectividad de los presupuestos, la asignacion presupuestaria según planes y programas derivados del Plan Nacional de Desarrollo y la venta o cierre de activos del Estado que no representan un valor agregado para el país, por mencionar algunas.

Hoy necesitamos saber que sí hay un mañana, que vamos labrando el futuro a base de acciones hoy; que la juventud no es el futuro sino el presente, y que si hacemos lo que tenemos que hacer hoy, amanecerá mañana. Somos un gran país que puede y va a estar mejor si así no los proponemos.


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