¡Recalculando!
| Martes 21 agosto, 2012
¡Recalculando!
¿Ha hecho usted caso omiso a las indicaciones de su GPS (Sistema de Posicionamiento Global) mientras conduce su vehículo? Si le ha sucedido, habrá notado que la voz del sistema simplemente dice “¡Recalculando!” en pocos segundos, emite nuevas indicaciones y depende de usted seguirlas o no. Eso es precisamente lo que debe hacer una entidad deportiva cuando enreda su rumbo con decisiones equivocadas: ¡Recalcular!
Sin embargo, hay dirigentes que ni siquiera escuchan a quienes desean ayudarles a fijar rutas, y menos todavía la voz que advierte que ha llegado la hora de replantear todo. ¿Estarán sordos o padecerán de terquedad crónica? La razón no la sabemos, pero las consecuencias sí; los males se intensifican, los errores se repiten y hasta se siente el riesgo de ir contra vía sin destinos ciertos. De nuevo, la zozobra parece tomar el control. Se acumulan situaciones que drenan la energía, generan caos y complican la calidad del desempeño. Las señales son obvias: confusión, incertidumbre, descoordinación y conflictos. ¿Qué sentido tiene seguir por esa vía? ¿No es mejor hacer un alto en el camino y “recalcular” todo para retomar el control y fijar la dirección del esfuerzo colectivo?
En cambio, también hay líderes que se esmeran en crear resonancia en su equipo; es decir, afinidad, credibilidad y respeto para escuchar y ser escuchados. Esta inteligencia interpersonal crea confianza y humildad para reconocer y rectificar errores. Cuanto más humana se perciba a sí misma la persona que dirige un equipo, más consciente será el valor de los demás para ayudarle a “recalcular” acciones incorrectas. Con sensatez, todo cambio es factible.
Si algo no funciona, cuál es el propósito de continuar igual y estrellarse contra la montaña. Si las organizaciones y sus miembros nos propusiéramos ser flexibles y no traspasar el delgado límite del sano orgullo con la arrogancia, las crisis se resolverían a tiempo y sin tanto dolor.
En el ejercicio del liderazgo se cometen errores por intransigencias. Eso se puede prevenir despertando el pensamiento crítico, decidiendo conforme a valores y estimulando la apertura para discrepar sin temor a represalias. ¿En verdad acata usted las indicaciones de la voz de su conciencia al “conducir” su equipo o se ha estrellado por su rigidez mental y emocional? La valentía de recalcular a tiempo le permitirá el disfrute de escuchar la voz del sistema del GPS que le dice: “¡Ha llegado a su destino!”
German Retana
german.retana@incae.edu
¿Ha hecho usted caso omiso a las indicaciones de su GPS (Sistema de Posicionamiento Global) mientras conduce su vehículo? Si le ha sucedido, habrá notado que la voz del sistema simplemente dice “¡Recalculando!” en pocos segundos, emite nuevas indicaciones y depende de usted seguirlas o no. Eso es precisamente lo que debe hacer una entidad deportiva cuando enreda su rumbo con decisiones equivocadas: ¡Recalcular!
Sin embargo, hay dirigentes que ni siquiera escuchan a quienes desean ayudarles a fijar rutas, y menos todavía la voz que advierte que ha llegado la hora de replantear todo. ¿Estarán sordos o padecerán de terquedad crónica? La razón no la sabemos, pero las consecuencias sí; los males se intensifican, los errores se repiten y hasta se siente el riesgo de ir contra vía sin destinos ciertos. De nuevo, la zozobra parece tomar el control. Se acumulan situaciones que drenan la energía, generan caos y complican la calidad del desempeño. Las señales son obvias: confusión, incertidumbre, descoordinación y conflictos. ¿Qué sentido tiene seguir por esa vía? ¿No es mejor hacer un alto en el camino y “recalcular” todo para retomar el control y fijar la dirección del esfuerzo colectivo?
En cambio, también hay líderes que se esmeran en crear resonancia en su equipo; es decir, afinidad, credibilidad y respeto para escuchar y ser escuchados. Esta inteligencia interpersonal crea confianza y humildad para reconocer y rectificar errores. Cuanto más humana se perciba a sí misma la persona que dirige un equipo, más consciente será el valor de los demás para ayudarle a “recalcular” acciones incorrectas. Con sensatez, todo cambio es factible.
Si algo no funciona, cuál es el propósito de continuar igual y estrellarse contra la montaña. Si las organizaciones y sus miembros nos propusiéramos ser flexibles y no traspasar el delgado límite del sano orgullo con la arrogancia, las crisis se resolverían a tiempo y sin tanto dolor.
En el ejercicio del liderazgo se cometen errores por intransigencias. Eso se puede prevenir despertando el pensamiento crítico, decidiendo conforme a valores y estimulando la apertura para discrepar sin temor a represalias. ¿En verdad acata usted las indicaciones de la voz de su conciencia al “conducir” su equipo o se ha estrellado por su rigidez mental y emocional? La valentía de recalcular a tiempo le permitirá el disfrute de escuchar la voz del sistema del GPS que le dice: “¡Ha llegado a su destino!”
German Retana
german.retana@incae.edu