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Realidad de la educación universitaria privada

Tomas Nassar tnassar@nassarabogados.com | Jueves 19 abril, 2012



VERICUETOS
Realidad de la educación universitaria privada


La oposición a la probabilidad de gravar la educación privada, dentro del plan fiscal, se centró en que la inmensa mayoría de quienes consumen este servicio no pertenecen, como decía el exministro Herrero, a los estratos más altos de la sociedad.
Tanto la Unión de Rectores de Universidades Privadas, como estas de manera individual, compartieron públicamente sus datos de matrícula que mostraban cifras idénticas a las de la reciente encuesta encargada a la firma Demoscopía: los estudiantes de centros privados de educación superior se ubican en segmentos en los que la imposición del IVA a los niveles originalmente previstos habría tenido efectos profundamente negativos.
Este argumento fue sabiamente acogido por el Gobierno que redujo radicalmente sus pretensiones fiscales en este sector.
Según la encuesta, un 54% de los estudiantes requiere ingresos adicionales a los de su familia para costearse su preparación profesional, ya sea mediante becas de las propias universidades (7%) o trabajando (47%). Por supuesto que los resultados se incrementan considerablemente cuando se analiza la mezcla de ambas categorías, es decir, los que trabajan y reciben una ayuda parcial de sus centros de estudios y si se contabiliza el 8% de quienes se encuentran en búsqueda de un empleo.
La publicación de esta encuesta permite arribar a estas conclusiones:
a. Que las universidades privadas prestan un servicio significativo a la sociedad costarricense al absorber 138 mil estudiantes, es decir el 58% de estos, en tanto que las públicas atienden 90 mil para un 42%. Es evidente que el sector público de la educación superior sería totalmente incapaz de atender las necesidades educativas de un desplazamiento que pueda llegar a producirse por pequeño que este sea.
Es revelador que más de dos terceras partes de la actual población universitaria se haya decantado por la opción privada antes de realizar su examen de admisión.
b. Que el Estado debe aprovechar esta realidad incuestionable mejorando su capacidad para lograr una mejora cualitativa integral y general para que todos los centros que forman nuestros futuros profesionales alcancen el nivel de aquellas universidades más destacadas dentro de la oferta que ya enfatizan en la calidad de sus graduados (el mejor promedio de admisión a Internado en Medicina proviene de una universidad privada). Ciertamente entre los 52 centros de este grupo hay muchos que no ofrecen la enseñanza que el país necesita y que el CONESUP se esfuerza por garantizar aun con sus limitados recursos.
La acreditación de carreras es una solución factible que los centros que las ofrecen deberían buscar como iniciativa propia para mejorar su oferta docente.
c. Que el Estado y la sociedad civil deben propiciar una solución definitiva al decaimiento financiero de CONAPE, cuyas ejecutorias han permitido estudiar a miles de costarricenses propiciando de manera notoria la movilidad social.
Los países con mayor índice de desarrollo social potencian la educación privada, no solo como una solución de alternativa a sus limitaciones presupuestarias, sino porque por su propia experiencia en los resultados académicos obtenidos entienden el papel fundamental que juega en la preparación de sus cuadros profesionales.

Tomás Nassar

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