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¿Quién parará los truenos?

Luis Fernado Rojas lrojas@larepublica.net | Lunes 11 junio, 2012




¿Quién parará los truenos?
El Thunder llega intratable a la final, mientras el Heat reactiva a su “Big Three” buscando detener a Kevin Durant y a su clan

Cuando Scott Brooks fue contratado como entrenador del Thunder, a finales de 2008, recogió un equipo que luchaba por no romper récords negativos de la NBA, pero entonces empezó a trabajar para quitarle a Oklahoma City el vestido de perdedor; incluso en aquel entonces él decía a sus chicos que no estaban perdiendo partidos, sino aprendiendo a ganarlos.
Hoy el Thunder dejó de ser una promesa a futuro y vive su mejor presente, está en las finales de la NBA, con mérito propio y tiene el apoyo de su paciente afición aparte de la gran masa anti-Heat, que alentará a estos muchachos en su batalla contra el Rey LeBron y su equipo.
El primer juego de las finales será mañana en el Chesapeake Energy Arena, sede del Oklahoma City Thunder. La gran estrella de este equipo es sin duda Kevin Durant, un líder que vendió muy bien su discurso de que siempre hay que trabajar para mejorar y eso ha llevado a este grupo hasta el punto de estar a cuatro partidos del anillo.
“Siempre existe otro nivel al cual ascender”, es el decir de Durant, quien tiene solo 23 años de edad y es apoyado en el campo por un Russell Westbrook, de su misma edad, y James Harden, sí, ese que tanto daño les hizo a Spurs y que solo suma 22 años, lo que nos dice que el techo de estos chicos está aún muy alto, aparte de un veterano como Derek Fischer, que sabe lo que es ganar campeonatos, obtuvo tres con Lakers, ahora tiene autoridad para decir que los Thunder huelen a campeones, porque este equipo que empezó como llovizna, pasó a tormenta tropical y está a punto de convertirse en huracán que apunta hacia Miami.
Del otro lado, nos encontramos el “Big Three” que observa, analiza y planea. El Heat que sus aficionados quieren ver resurgió de un 2-3 ante unos sorprendentes y batalladores Celtics de Boston, que ya tenían contra las cuerdas a Miami, pero entonces James, esta vez sí escuchó la campanilla que llamaba por él, y en el momento más difícil, la hizo fácil; cuando su equipo estaba al borde del precipicio, llegó, encestó 45 puntos y le borró la sonrisa a Boston, para luego sumar 31, en el sétimo juego, y con la ayuda de sus principales socios, Chris Bosh y Dwyane Wade, barrer con los sueños y esperanzas de los guerreros Celtics.
Tener a un LeBron concentrado en lo suyo y a un Bosh regresando al tridente en el mejor momento y uniendo espadas los mosqueteros del Heat con Wade, es una buena fórmula para que el equipo de Erik Spoelstra capee el temporal que se le viene, sobre todo en los primeros dos partidos de esta serie que arrancará mañana en Oklahoma.
De cualquier forma en esta final hay un seguro ganador, el espectador, porque sin duda veremos partidos con un alto e intenso ritmo de juego, velocidad, poder en los aros y el anillo estará para el mejor, aunque eso se demostrará en el rectángulo.

Luis Rojas
lrojas@larepublica.net






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