¿Qué tipo de imán es usted?
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 19 noviembre, 2010
¿Qué tipo de imán es usted?
¿Es verdad que las personas atraen a aquellos que más se le parecen? ¿Quiénes son los más allegados a usted en su organización? Lo semejante atrae lo semejante. Si esta aseveración es cierta, entenderemos la dificultad de algunos grupos para convertirse en verdaderos equipos.
Analice los dirigentes de su entidad. ¿Son un equipo unido o nota que hay subgrupos con “líderes” muy diferentes entre sí? Si los hay, valore qué posee en común cada subgrupo y constatará que sus miembros se parecen en conductas y ambiciones. Los muy trabajadores serán un imán para quienes están totalmente comprometidos con las metas. Los vagos formarán su alianza por separado y su ritmo de cumplimiento los delatará.
Lo complicado empieza cuando en la cima se establece un grupo de miembros que no son los mejores representantes de los valores de esa entidad. En ocasiones, esos dirigentes pecan de falta de credibilidad y legitimidad, por más que detenten el poder. Eso provoca que el clima laboral no sea fluido ni entusiasta. Quienes no forman parte de la “línea” de mando, actúan a la defensiva, moviéndose con sumo cuidado para no caer en desgracia con la elite en el poder.
En modo contrario, si quienes dirigen son personas leales a los principios de la transparencia, el juego limpio, la ética y la verdad, entonces lograrán atraer el entusiasmo de los miembros que creen en los objetivos de la organización. Generalmente, la fortaleza de un equipo tiene relación con la moral, la confianza y el buen ejemplo de los que las dirigen.
Podemos fingir que soportamos diferencias y trabajar juntos en un ambiente de diversidad; pero cuando esas diferencias son de fondo, tarde o temprano cada parte tomará su rumbo. “De lejos todo el mundo es bueno,” dice el refrán; pero cuanto más se intensifica una relación, más saldrán a flote las similitudes y divergencias importantes. Por eso es que hay organizaciones que intentan “reinventarse” una y otra vez, cambian algo o a alguien, llevan a su seno nuevos personajes, proyectos, promesas y procedimientos, pero el resultado será siempre el mismo. ¿La razón? El grupo que ostenta el poder no cambia su fondo pese a las modificaciones cosméticas de forma.
Verifique quiénes son las personas que muestran un interés mayor en trabajar con usted, evalúe su calidad humana, sus antecedentes y sus principios. Es posible que estos factores le brinden un reflejo fiel del tipo de “imán” que es usted.
German Retana
german.retana@incae.edu
¿Es verdad que las personas atraen a aquellos que más se le parecen? ¿Quiénes son los más allegados a usted en su organización? Lo semejante atrae lo semejante. Si esta aseveración es cierta, entenderemos la dificultad de algunos grupos para convertirse en verdaderos equipos.
Analice los dirigentes de su entidad. ¿Son un equipo unido o nota que hay subgrupos con “líderes” muy diferentes entre sí? Si los hay, valore qué posee en común cada subgrupo y constatará que sus miembros se parecen en conductas y ambiciones. Los muy trabajadores serán un imán para quienes están totalmente comprometidos con las metas. Los vagos formarán su alianza por separado y su ritmo de cumplimiento los delatará.
Lo complicado empieza cuando en la cima se establece un grupo de miembros que no son los mejores representantes de los valores de esa entidad. En ocasiones, esos dirigentes pecan de falta de credibilidad y legitimidad, por más que detenten el poder. Eso provoca que el clima laboral no sea fluido ni entusiasta. Quienes no forman parte de la “línea” de mando, actúan a la defensiva, moviéndose con sumo cuidado para no caer en desgracia con la elite en el poder.
En modo contrario, si quienes dirigen son personas leales a los principios de la transparencia, el juego limpio, la ética y la verdad, entonces lograrán atraer el entusiasmo de los miembros que creen en los objetivos de la organización. Generalmente, la fortaleza de un equipo tiene relación con la moral, la confianza y el buen ejemplo de los que las dirigen.
Podemos fingir que soportamos diferencias y trabajar juntos en un ambiente de diversidad; pero cuando esas diferencias son de fondo, tarde o temprano cada parte tomará su rumbo. “De lejos todo el mundo es bueno,” dice el refrán; pero cuanto más se intensifica una relación, más saldrán a flote las similitudes y divergencias importantes. Por eso es que hay organizaciones que intentan “reinventarse” una y otra vez, cambian algo o a alguien, llevan a su seno nuevos personajes, proyectos, promesas y procedimientos, pero el resultado será siempre el mismo. ¿La razón? El grupo que ostenta el poder no cambia su fondo pese a las modificaciones cosméticas de forma.
Verifique quiénes son las personas que muestran un interés mayor en trabajar con usted, evalúe su calidad humana, sus antecedentes y sus principios. Es posible que estos factores le brinden un reflejo fiel del tipo de “imán” que es usted.
German Retana
german.retana@incae.edu