Qué nos pasa en Costa Rica
| Sábado 15 septiembre, 2012
Qué nos pasa en Costa Rica
En un amén y cerrar de ojos, Costa Rica ha tenido grandes cambios. Las cosas que fueron motivos de orgullo para los costarricenses, van siendo asunto del pasado. El respeto se ha perdido y para muestra, un botón, como lo visto por parte de una exfuncionaria de alto rango quien semidesnuda en una revista internacional, tilda al Presidente (a) de la República de corrupto, para lo que no tiene fundamentos. Pero además, somos testigos de un atraso imperdonable por parte de los administradores de nuestra infraestructura vial, donde las carreteras se tupieron de huecos inmediatamente después del cierre de los ferrocarriles y desde entonces hasta la fecha, ni hay mantenimiento ni modernismo.
Una remisión en el desarrollo de los puertos (Moín y Caldera), que va entre farsas y promesas de los últimos gobiernos, es una desfachatez a cuatro vientos.
Claro, difícilmente podríamos avanzar con una inflación desmedida en el gasto público como en la recién pasada administración de don Oscar Arias, si hubo un festín de puestos con trabajadores que no eran necesarios.
El país sigue con déficit en Seguridad Pública, donde por fortuna, sí hay un buen Ministro de Estado que ha podido enderezar la yunta, pero siempre con ese gran problema del narcotráfico. Se nos están llenando las cárceles de mexicanos y colombianos a quienes hay que mantener en prisiones de alta seguridad, todos con gastos millonarios para el gobierno en vigilancia y alimentación.
Otro problema es el consumo local de drogas a todas horas del día con la exposición de cientos de drogados en muchos casos ya inútiles dentro de una sociedad normal.
La irresponsabilidad de los topadores quienes comisionan a los vagos de las ciudades con el fin de que lleven tapas de hierro del alcantarillado público dejando las alcantarillas expuestas a las caídas de personas y automóviles que sufren diariamente pérdidas millonarias.
La policía sabe quienes son esas personas, pero no actúan. ¿Por qué? No se vive bien en un país que no hace muchos años fue un ejemplo en el mundo y que, aún hoy, conserva el primer lugar en la América Latina en innovación por su gran capacidad de investigación y desarrollo.
Un país que sigue siendo un ejemplo en democracia y educación al conservar las bases que le imprimieron aquellos políticos y educadores de inicios y mediados del siglo XX, tiene que estar mejor. De feria, no hay líderes políticos y si los hay, tienen miedo de presentarse a resolver los problemas de esta nación.
Los candidatos actuales a la Presidencia de la República son personas que de una u otra forma, han sido cuestionados por diferentes “asuntos”. Algunos hasta tuvieron que salir del país con la esperanza de que olvidáramos sus “fechorías”. Otros, hacen maromas en los tribunales de justicia con tal de ser declarados inocentes y quienes por ahora, no tienen “pendientes”, al parecer, no cuentan con el suficiente apoyo de los ciudadanos.
Estamos mal parados en un país donde la carretera que representaría orgullo nacional, resultó ser una verdadera corrupción de algunos grupos organizados que asaltaron nuestra confianza y lo peor, siguen campantes como si nada sucediera… mientras “muchos” del pueblo, agachan la cabeza.
José Eliseo Valverde Monge
Médico
En un amén y cerrar de ojos, Costa Rica ha tenido grandes cambios. Las cosas que fueron motivos de orgullo para los costarricenses, van siendo asunto del pasado. El respeto se ha perdido y para muestra, un botón, como lo visto por parte de una exfuncionaria de alto rango quien semidesnuda en una revista internacional, tilda al Presidente (a) de la República de corrupto, para lo que no tiene fundamentos. Pero además, somos testigos de un atraso imperdonable por parte de los administradores de nuestra infraestructura vial, donde las carreteras se tupieron de huecos inmediatamente después del cierre de los ferrocarriles y desde entonces hasta la fecha, ni hay mantenimiento ni modernismo.
Una remisión en el desarrollo de los puertos (Moín y Caldera), que va entre farsas y promesas de los últimos gobiernos, es una desfachatez a cuatro vientos.
Claro, difícilmente podríamos avanzar con una inflación desmedida en el gasto público como en la recién pasada administración de don Oscar Arias, si hubo un festín de puestos con trabajadores que no eran necesarios.
El país sigue con déficit en Seguridad Pública, donde por fortuna, sí hay un buen Ministro de Estado que ha podido enderezar la yunta, pero siempre con ese gran problema del narcotráfico. Se nos están llenando las cárceles de mexicanos y colombianos a quienes hay que mantener en prisiones de alta seguridad, todos con gastos millonarios para el gobierno en vigilancia y alimentación.
Otro problema es el consumo local de drogas a todas horas del día con la exposición de cientos de drogados en muchos casos ya inútiles dentro de una sociedad normal.
La irresponsabilidad de los topadores quienes comisionan a los vagos de las ciudades con el fin de que lleven tapas de hierro del alcantarillado público dejando las alcantarillas expuestas a las caídas de personas y automóviles que sufren diariamente pérdidas millonarias.
La policía sabe quienes son esas personas, pero no actúan. ¿Por qué? No se vive bien en un país que no hace muchos años fue un ejemplo en el mundo y que, aún hoy, conserva el primer lugar en la América Latina en innovación por su gran capacidad de investigación y desarrollo.
Un país que sigue siendo un ejemplo en democracia y educación al conservar las bases que le imprimieron aquellos políticos y educadores de inicios y mediados del siglo XX, tiene que estar mejor. De feria, no hay líderes políticos y si los hay, tienen miedo de presentarse a resolver los problemas de esta nación.
Los candidatos actuales a la Presidencia de la República son personas que de una u otra forma, han sido cuestionados por diferentes “asuntos”. Algunos hasta tuvieron que salir del país con la esperanza de que olvidáramos sus “fechorías”. Otros, hacen maromas en los tribunales de justicia con tal de ser declarados inocentes y quienes por ahora, no tienen “pendientes”, al parecer, no cuentan con el suficiente apoyo de los ciudadanos.
Estamos mal parados en un país donde la carretera que representaría orgullo nacional, resultó ser una verdadera corrupción de algunos grupos organizados que asaltaron nuestra confianza y lo peor, siguen campantes como si nada sucediera… mientras “muchos” del pueblo, agachan la cabeza.
José Eliseo Valverde Monge
Médico