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INVERSIONISTA


¿Qué debemos esperar para 2009?

| Lunes 19 enero, 2009




¿Qué debemos esperar para 2009?

Allan Rodríguez A.
Gerente general
Grupo CFS

Desligar lo que se quiere de lo que se puede nunca es fácil. Para algunos es más sencillo aferrarse al mejor escenario independientemente de la probabilidad que tiene de convertirse en realidad. Sin embargo, aún respetando el derecho de que cada quien decide sobre lo que quiere creer, en finanzas e inversiones esta posición es irresponsable.
El año 2009 es el inicio de un periodo difícil que todavía no sabemos cuánto tiempo va a durar. Lo importante es reconocer la realidad por incómoda que sea y asumir la responsabilidad de tomar las decisiones necesarias para lidiar con la adversidad.
Para ello es importante reconocer como se migra de un proceso de crecimiento económico acelerado, con abundante consumo, bajas tasas de interés y exceso de liquidez a uno de bajo, cero o decrecimiento, con restricciones al consumo, elevado costo del dinero y, por lo tanto, escasez del mismo.
El problema no será más inflación. En procesos de desaceleración económica como la que se vislumbra lo peligroso sería todo lo contrario, la deflación. Aún cuando es poco probable esperar que esto ocurra en Costa Rica, la inflación de los próximos dos o tres años será baja inercialmente.
El problema será la inflación después de este periodo si adoptamos algunas medidas keynesianas que solo las crisis radicales como la actual son capaces de revivir.
El problema será la generación de divisas. Debemos aceptar que el turismo, las exportaciones y la inversión extranjera serán mucho menores. Para un país acostumbrado a importar cada vez más bienes de capital y de consumo, los dólares serán escasos.
Esto presionará al tipo de cambio y a su vez las tasas de interés internas, especialmente en moneda local. La menor actividad en estos sectores tendrá un impacto en toda la economía, especialmente reflejado en variables reales como crecimiento de la producción y empleo.
Ante esta realidad lo importante es incrementar la eficiencia y productividad en cada una de nuestras empresas. Para aquellos que en los últimos dos años han reducido el endeudamiento, incrementado el ahorro, mantenido una buena base de liquidez y evitado inversiones de largo plazo, la crisis les deparará grandes oportunidades. Para aquellos que todavía no lo han hecho, es hora de empezar. Para quienes no crean que es necesario, es hora de devolver lo ganado durante la última década.






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