Princesas de Disney analizadas frente a mujeres de cada década
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 28 febrero, 2011
Princesas de Disney analizadas frente a mujeres de cada década
Desde Blancanieves en los años 30 hasta la Rapunzel de 2010, las heroínas de Disney han dejado una huella que la comunicadora mexicana Doly Mallet se ha ocupado de rastrear década por década.
“Todas tenemos algo de estas princesas”, explicó sobre su libro “Mordiendo manzanas y besando sapos”, que surgió a raíz de los comentarios de compañeras frustradas por no encontrar al tan deseado príncipe y el consiguiente final feliz.
Altas expectativas que, en parte, habían sido inducidas por la animación de Disney, que presentaba a modelos femeninas felices y completas tras dar con su hombre.
Blancanieves, Cenicienta y la Bella Durmiente son las “princesas de la posguerra”, las más empeñadas precisamente en casarse y ser amas de casa. “Los primeros príncipes no tenían ni nombre. El objetivo era casarse, no importaba con quién: el príncipe te salvaba de tu situación”, apuntó la autora.
El de la Bella Durmiente fue el primero en tener un nombre, y lo rodeaba un aura de hombre de acción que no estaba presente en sus predecesores.
A finales de los 80, la sirenita “Ariel” representa “la posrevolución sexual” y cuenta con el primer príncipe “feminista”, al tratarse de “una pareja que trabaja en equipo y a la que no le importa ser rescatada”.
Yasmin, de “Aladdin”, y la Bella que se enamora de la Bestia, forman también parte de esta generación, a principios de los 90, donde las princesas están dispuestas a aceptar a una pareja fuera de los cánones convencionales.
La segunda mitad de los 90 es territorio para las solteras y guerreras, con las independientes Mulan, Megara y Pocahontas.
La primera década del siglo XXI la marca “Encantada”, en la que la princesa despierta de su sueño y decide darle un vuelco al ideal: sustituye príncipe por divorciado con hijo.
Y, en los últimos años, los respectivos roles entendidos como tradicionales para príncipe y princesa ya no están tan claros: en “Enredados”, la historia de Rapunzel, es esta quien le enseña al príncipe cómo usar el arma más letal, la sartén.
No obstante, los modelos femeninos creados en décadas pasadas todavía están vigentes y a menudo se entremezclan. “Siguen existiendo mujeres jóvenes que solo desean ser amas de casa como Blancanieves.
México / EFE
Desde Blancanieves en los años 30 hasta la Rapunzel de 2010, las heroínas de Disney han dejado una huella que la comunicadora mexicana Doly Mallet se ha ocupado de rastrear década por década.
“Todas tenemos algo de estas princesas”, explicó sobre su libro “Mordiendo manzanas y besando sapos”, que surgió a raíz de los comentarios de compañeras frustradas por no encontrar al tan deseado príncipe y el consiguiente final feliz.
Altas expectativas que, en parte, habían sido inducidas por la animación de Disney, que presentaba a modelos femeninas felices y completas tras dar con su hombre.
Blancanieves, Cenicienta y la Bella Durmiente son las “princesas de la posguerra”, las más empeñadas precisamente en casarse y ser amas de casa. “Los primeros príncipes no tenían ni nombre. El objetivo era casarse, no importaba con quién: el príncipe te salvaba de tu situación”, apuntó la autora.
El de la Bella Durmiente fue el primero en tener un nombre, y lo rodeaba un aura de hombre de acción que no estaba presente en sus predecesores.
A finales de los 80, la sirenita “Ariel” representa “la posrevolución sexual” y cuenta con el primer príncipe “feminista”, al tratarse de “una pareja que trabaja en equipo y a la que no le importa ser rescatada”.
Yasmin, de “Aladdin”, y la Bella que se enamora de la Bestia, forman también parte de esta generación, a principios de los 90, donde las princesas están dispuestas a aceptar a una pareja fuera de los cánones convencionales.
La segunda mitad de los 90 es territorio para las solteras y guerreras, con las independientes Mulan, Megara y Pocahontas.
La primera década del siglo XXI la marca “Encantada”, en la que la princesa despierta de su sueño y decide darle un vuelco al ideal: sustituye príncipe por divorciado con hijo.
Y, en los últimos años, los respectivos roles entendidos como tradicionales para príncipe y princesa ya no están tan claros: en “Enredados”, la historia de Rapunzel, es esta quien le enseña al príncipe cómo usar el arma más letal, la sartén.
No obstante, los modelos femeninos creados en décadas pasadas todavía están vigentes y a menudo se entremezclan. “Siguen existiendo mujeres jóvenes que solo desean ser amas de casa como Blancanieves.
México / EFE