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Martes, 23 de abril de 2024



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Primera crisis energética mundial en la era de la transición hacia las energías más limpias (II)

Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 30 mayo, 2022


La crisis energética por la que atraviesa el mundo actualmente se inició en el 2021 por la combinación simultánea de diversos factores estructurales y coyunturales relacionados con la oferta y la demanda de energía y se profundizó en el 2022 con la invasión de Rusia a Ucrania.

1. Principales factores que se combinaron en el 2021 para dar inicio a la crisis

La crisis energética actual se inició como consecuencia de varios factores (estructurales y coyunturales) y de eventos que se conjugaron en el 2021 dentro de los cuales se encuentran los siguientes:

• Aumento de la demanda energética mundial. A medida que el mundo empezó a salir progresivamente de la recesión provocada por las medidas tomadas para luchar contra el coronavirus, la demanda mundial de energía empezó a aumentar, lo que indujo que los precios de los combustibles fósiles iniciaran una espiral alcista.

• Inversiones inadecuadas e insuficientes en petróleo y gas natural para asegurar una transición energética fluida hacia las fuentes de energía más limpias. Esta insuficiencia creó limitaciones importantes en el 2021 en el suministro mundial de petróleo y de gas natural, y de otras fuentes de energía. La oferta limitada y la escasez relativa de ambas fuentes de energía han sido producto de la falta de inversión en asegurar la producción y las reservas futuras.

• Inversiones inadecuadas e insuficientes en energías más limpias, así como sus altos costos y su lentitud en la penetración del mercado energético. La inversión en tecnologías de energías más limpias se ha mantenido muy por debajo de los niveles necesarios para reducir las emisiones a los niveles que se requiere.

• Condiciones climáticas adversas que condujeron a limitaciones en la producción de las energías renovables existentes en varias partes del mundo.

La producción de las fuentes renovables de energía depende de las condiciones del clima y estas condiciones no han sido favorables. En un mundo en el que el clima está cambiando, la producción de las fuentes renovables de energía se vuelve más variable y menos predecible.

Un ejemplo de lo anterior ha estado ocurriendo Europa, donde la escasez energética y la crisis energética actual se empeoraron por la baja velocidad del viento en el Mar del Norte, lo cual redujo drásticamente la electricidad producida por las plantas eólicas marinas.

De esta manera, los factores asociados a las energías renovables (subinversión, condiciones climáticas adversas, altos costos, lenta penetración del mercado energético, etc.) tuvieron también una contribución a esta nueva crisis energética.

Como consecuencia de lo anterior, durante el año 2021 los precios promedio del petróleo se duplicaron, superando más de los $80 por barril. Los precios del gas natural subieron aún más.

La recuperación económica en varios países grandes, como China y la India, llevaron adicionalmente a una escasez de carbón y a una tendencia alcista en los precios de este combustible sólido.

La invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero del 2022 provocó desbalances adicionales entre la oferta y la demanda mundial de energía a los que ya se estaban presentes en el 2021, lo que condujo a aumentos todavía mayores en los precios de la energía.

Los precios del petróleo superaron los $120 por barril, para luego oscilar entre los $115 y los $110 por barril. Los precios del gas natural aumentaron también muy por encima de aquellos vigentes en el 2021.

La transición energética mundial actual, al poseer grandes debilidades y vulnerabilidades, fue también fuertemente impactada por los factores externos y externos que condujeron a la primera crisis energética mundial en la era de la transición hacia las energías más limpias.

Se han dado muchas dificultades para implementar una sustitución progresiva y ordenada de los combustibles fósiles de los cuales el mundo depende fuertemente.

Entre muchas otras cosas, en lugar de crear abundancia energética, la transición energética que se venía implementando en muchos países del mundo creó una escasez energética.

Se creyó que la transición energética es un movimiento fácil y bien lubricado de una realidad a otra. La crisis energética actual está demostrando todo lo contrario.

2. Surgimiento de la crisis energética en el 2021

En el 2021 se conjugaron las condiciones para una tormenta perfecta. La fuerte recuperación económica y el desarrollo de una transición energética inadecuada en muchos países que contenía grandes vulnerabilidades generaron un importante desequilibrio en el mercado energético mundial, el cual se agravó en el 2022 con la invasión de Rusia a Ucrania.

Los dos artículos siguientes proveen un buen resumen del surgimiento y de la seriedad de esta primera crisis energética mundial de la era de la transición hacia las energías más limpias.

i. Lessons for the energy transition from the 2021 energy crisis (World Economic Forum, October 2021)

A medida que nos acercamos al último trimestre del 2021, una crisis energética global está enviando ondas de choque a través de las economías y los sectores industriales de todo el mundo.

Además de la escasez inmediata de energía y los aumentos de los precios, esta crisis también podría presagiar las consecuencias de una transición energética mal manejada.

La energía es vital para casi todos los aspectos de la vida moderna. Desde mantener las ruedas de la industria girando hasta alimentar Internet, calentar e iluminar los hogares de las personas, hasta mantener el transporte en movimiento, gran parte de lo que dependemos depende de la energía.

Por lo tanto, es probable que los choques energéticos se propaguen a través de una economía y sean sentidos por casi todos. Cuando suben los precios del petróleo, del gas natural y de la electricidad, también lo harán los precios de muchas otras cosas.

La demanda de gas natural ha aumentado debido al cierre de muchas centrales eléctricas de carbón en todo el mundo. Eso ha tenido el doble efecto de hacer subir los precios y agotar la disponibilidad mundial de gas natural.

Las cadenas de suministro están tan severamente agotadas y esto hace que el sistema no pueda acomodar ningún tipo de interrupción.

El sistema energético mundial está muy interconectado y en este momento tiene un gran desequilibrio entre la oferta y la demanda. Por lo tanto, cualquier evento que se presente puede generar una disrupción con impactos en todo el mundo.

ii. The first big energy shock of the green era. There are grave problems with the transition to clean energy (The Economist, October 2021)

Hay graves problemas con la transición hacia las energías limpias. El próximo mes (noviembre del 2021), los líderes mundiales se reunirán en la cumbre climática mundial COP26, diciendo que tienen la intención de establecer un rumbo para que las emisiones globales netas de carbono lleguen a cero para 2050.

Mientras se preparan para comprometer su parte en este esfuerzo de 30 años, el primer gran el miedo energético de la era verde se está desarrollando ante sus ojos.

Desde mayo el precio de una canasta de petróleo, carbón y gas natural se ha disparado un 95%. El Reino Unido, el anfitrión de la cumbre climática del 2021 (COP26), ha vuelto a encender sus centrales eléctricas de carbón, los precios de la gasolina en Estados Unidos han alcanzado los 3 dólares el galón, los apagones han afectado a China e India, y Vladimir Putin acaba de recordar a Europa que su suministro de combustible depende de Rusia.

El pánico es un recordatorio de que la vida moderna necesita abundante energía: sin ella, las facturas se vuelven inasequibles, los hogares se congelan y los negocios se estancan.

El pánico ha expuesto también problemas más profundos a medida que el mundo cambia a un sistema energético más limpio, incluida la inversión inadecuada en energías renovables y en algunos combustibles fósiles de transición, riesgos geopolíticos crecientes y amortiguadores de seguridad endebles en los mercados energéticos. Sin reformas rápidas habrá más crisis energéticas y, tal vez, una revuelta popular contra las políticas climáticas.

Los mercados muy ajustados en cuanto a la oferta y la demanda son muy vulnerables a eventos que causan crisis y a la naturaleza intermitente de varias energías renovables importantes (como la solar y la eólica).

La lista de interrupciones incluye mantenimiento de rutina, accidentes, muy poco viento en Europa, sequías que han reducido la producción hidroeléctrica de América Latina e inundaciones asiáticas que han impedido las entregas de carbón.

El mundo aún puede escapar de una severa recesión energética: los problemas técnicos pueden resolverse y Rusia y la OPEP pueden aumentar a regañadientes la producción de petróleo y gas. Sin embargo, como mínimo, el costo será una inflación más alta y un crecimiento más lento. Y más apretones de este tipo pueden estar en camino.

Esto se debe a que hay tres problemas importantes. En primer lugar, la inversión en energía se está ejecutando a la mitad del nivel necesario para cumplir con la ambición de alcanzar el cero neto para 2050. El gasto en energías renovables debe aumentar.

La oferta y la demanda de combustibles fósiles deben reducirse progresivamente a la par de un aumento paralelo paulatino de la disponibilidad de las energías renovables, pero sin crear desajustes peligrosos.

Los combustibles fósiles satisfacen el 83% de la demanda de energía primaria y esto debe caer hacia cero. Al mismo tiempo, la combinación debe pasar del carbón y el petróleo al gas natural, que tiene menos de la mitad de las emisiones del carbón.

El gas natural es el punto de presión. Muchos países, particularmente en Asia, necesitan que sea el combustible puente en las décadas de 2020 y 2030, cambiando a él temporalmente a medida que abandonan el carbón pero antes de que las energías renovables aumenten.

El segundo problema es la geopolítica, ya que las democracias ricas abandonan la producción de combustibles fósiles pero el suministro se traslada a autocracias con menos escrúpulos y costos más bajos, incluida la dirigida por Putin. La participación de la producción de petróleo de la OPEP más Rusia puede aumentar del 46 % actual al 50 % o más para 2030. Rusia es la fuente del 41 % de las importaciones de gas de Europa y su influencia crecerá. El riesgo siempre presente es que reduce los suministros.

El último problema es el diseño defectuoso de los mercados energéticos. La desregulación desde la década de 1990 ha hecho que muchos países pasen de industrias energéticas estatales decrépitas a sistemas abiertos en los que los precios de la electricidad y el gas natural los fijan los mercados, abastecidos por proveedores competidores que aumentan la oferta si los precios suben.

Pero éstos están luchando para hacer frente a la nueva realidad de la disminución de la producción de combustibles fósiles, los proveedores autocráticos y una proporción creciente de energía solar y eólica intermitente. Así como Lehman Brothers se basó en los préstamos a un día, algunas empresas de energía garantizan a los hogares y empresas los suministros que compran en un mercado al contado poco confiable.

El peligro es que la conmoción de esta crisis energética frene el ritmo del cambio.

Los gobiernos deben responder rediseñando los mercados energéticos. Mayores reservas de seguridad deberían absorber la escasez y lidiar con la intermitencia de la energía renovable. Los proveedores de energía deberían tener más reservas, al igual que los bancos tienen capital. Los gobiernos pueden invitar a las empresas a presentar ofertas para contratos de suministro de energía de respaldo.

La mayoría de las reservas estarán en gas natural.

Todo esto requerirá que el gasto de capital en energía se duplique con creces a $4 billones - $5 billones al año. Sin embargo, desde la perspectiva de los inversores, la política es desconcertante.

Muchos países tienen promesas de cero neto, pero no tienen un plan de cómo llegar allí y aún tienen que cuadrar con el público que las facturas y los impuestos deben aumentar. Una fiesta móvil de subsidios para las energías renovables y los obstáculos regulatorios y legales hacen que invertir en proyectos de combustibles fósiles sea demasiado arriesgado.

El mensaje de la conmoción energética actual es que los líderes de la cumbre climática mundial COP26 en Glasgow deben ir más allá de las promesas y abordar la letra pequeña de cómo funcionará la transición.

3. Conclusiones

Esta crisis se está agravando como consecuencia de una transición energética hacia las energías más limpias que tiene grandes debilidades y vulnerabilidades y de una falta de realismo energético.

La invasión de Rusia a Ucrania vino en un momento donde en el 2021 el mundo ya estaba en el inicio de una crisis energética, la cual se agravó aún más en el 2022 con la invasión de Rusia a Ucrania.

En la siguiente columna se ampliarán los análisis realizados en esta columna y en la anterior y se analizarán los principales eventos que han agravado la crisis energética en lo que va del 2022.

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