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EDITORIAL


Prevención hace la diferencia

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 28 abril, 2009


Editorial


Ante la amenaza de la llamada gripe porcina, en el país se toman medidas tendientes a intensificar la prevención y en este sentido hay mucho que la población puede hacer, ya que la actitud asumida por cada persona puede significar una variante importante en las consecuencias si se presentara algún caso en el territorio nacional.

Adquieren gran relevancia en situaciones como esta la inmediata respuesta de las autoridades en dos sentidos: por un lado, el protocolo a seguir en cuanto a medidas en aeropuertos, puertos, fronteras y otros posibles espacios por donde pueda filtrarse el contagio, así como en hospitales y centros de atención, entre otros; pero de la misma manera se hace indispensable el desarrollo de una efectiva campaña educativa que en este caso ha de ser intensiva.

Es frecuente comprobar que una parte de la población no cumple con las indicaciones que, en términos generales, se dan siempre para evitar contagios de cualquier tipo. Esto aun cuando se tiende a creer que sí hay un buen manejo dentro de lo que podría llamarse una actitud o cultura apropiada.

En este sentido, el lavado de manos no puede confundirse con una simple pasada de estas por el agua, sino que debe haber una frotación prolongada de las mismas con abundante jabón.

Tampoco cumple una parte de la población con el hábito de estornudar siempre cubriendo su boca, ya sea con un pañuelo desechable o con el brazo doblado para evitar el contagio. Estas conductas deben adoptarse en todo momento y estimularse especialmente en centros educativos o laborales, entre otros, que reúnen a muchas personas en espacios reducidos.

Estas y otras recomendaciones en una campaña bien diseñada y dirigida pueden hacer la diferencia ante una amenaza que ha dejado ya decenas de muertos confirmados en México y casos en Estados Unidos, aun cuando en Centroamérica solo hay casos sospechosos sin confirmar.

Padres de familia y educadores tienen también una función inmediata que cumplir. La misión no es la de alarmar sino la de educar ante la posible llegada de un virus que, al ser nuevo, no se conoce aún su capacidad de afectar a las diferentes poblaciones adonde pudiera llegar.

Estar preparados, como país y en forma individual será la mejor barrera para enfrentar esta o cualquier otra amenaza contra la salud que pueda presentarse.







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