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Predecible heroísmo canino

| Jueves 07 febrero, 2008




Predecible heroísmo canino

• Acción, buen humor y sentimentalismo se juntan, en una comedia familiar del montón

El perro bombero
(Firehouse Dog)
Dirección: Todd Holland. Reparto: Josh Hutcherson, Bruce Greenwood, Bill Nunn, Scotch Ellis Loring. Duración: 1.51. Origen: Canadá-EE.UU. 2007. Calificación: 5.

Aunque los días de “Lassie” son muy lejanos, se mantiene alta la popularidad de las películas estelarizadas por perros. Después de las burdas aventuras de “Supercan” (2007), se estrena ahora “El perro bombero”, cuyo título lo dice casi todo. Acción, buen humor y sentimentalismo se juntan en una comedia familiar del montón.
Rexxx es un divo hollywoodense de cuatro patas, famoso por sus roles en hitos como “Ladrido Jurásico” y “Rápido y rabioso”. Mientras está filmando una escena peligrosa, Rexxx se extravía y termina enlazando amistad con un chico llamado Shane. Este es el hijo del comandante de una estación de bomberos. Al demostrar habilidades inusuales, el perro se convierte en la mascota oficial del escuadrón, teniendo así muchas oportunidades para probar su coraje.
Dirigida con brío por el realizador de origen televisivo Todd Holland, la cinta goza de un buen ritmo y entretiene oportunamente a los niños y preadolescentes que integran su público-meta. Sin embargo, el carácter absolutamente trillado y predecible del argumento representa un lastre que, poco a poco, hunde la narración en la mediocridad.
Sorpresas y emociones brillan por su ausencia. Nunca hay la menor duda acerca del destino del heroico animal: logrará ganarse el respeto de la comunidad como perro de rescate; tarde o temprano, sus dueños llegarán para reclamarlo y, después de algún conflicto, todo culminará con un rotundo final feliz.
Una trama secundaria ilustra las acciones de un pirómano, quien provoca varios incendios en el vecindario. En la economía del relato este paréntesis no aporta mucho y resulta más bien innecesario. De parte de los guionistas, es un esfuerzo desesperado por agregarle sazón a una sopa demasiado rala. Los personajes están esbozados con cariño, ofreciendo momentos de ternura que se dejan apreciar, sin caer en la cursilería.
Sí se pudieron evitar ciertas concesiones al patético repertorio escatológico de pedos y eructos. Asimismo, el filme pierde bastante credibilidad cuando muestra a su protagonista en situaciones imposibles, efectuando acrobacias en patineta, bajando por el tubo de emergencias o limpiando una habitación al mejor estilo de Mary Poppins.
Con actuaciones sin pena ni gloria y una moraleja demasiado obvia como para alcanzar algún grado de efectividad, “El perro bombero” constituye un pasatiempo regular, para espectadores poco exigentes.






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