Pisando bajo, en guardia por el modelo monetario del Banco Central.
Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Viernes 02 febrero, 2024
He escuchado a muchos economistas y algunos comentaristas de turno, decir que nuestro resultado cambiario es producto del libre mercado, de la oferta y la demanda de divisas. Es claro que el mercado MONEX muestra signos de una sobre oferta de dólares y que, dada la visión liberal de nuestras autoridades, incluyendo la guardia dura recientemente nombrada en la Junta Directiva del Central, los precios del dinero y particularmente del dólar, están pisando bajo.
El precio del dólar afecta múltiples actividades y facetas de la vida del costarricense, empresarios que reciben sus ingresos en moneda extranjera como turismo, exportadores o una gama importante de nómadas digitales y trabajadores del sector servicios que están recibiendo dólares a cambio de sus servicios personales o corporativos. También afecta a quienes han adquirido deudas en dólares y deben cancelar su carro, su casa o inclusive sus ultimas vacaciones al exterior. Hasta mis amigos nicaragüenses han podido respirar con salarios en dólares crecientes que han mejorado su poder adquisitivo al gastarlos en córdobas sus familias en Nicaragua. Ni que decir de las empresas importadoras de todo tipo de bienes finales o intermedios, que han visto caer el costo en colones de adquirir esos dólares para importar. En su conjunto, este grupo de oferentes y demandantes de dólares se han dividido las pérdidas y las ganancias del mercado, unos han visto abaratarse sus costos en cerca de un 25% producto de la caída del dólar y otros, han visto esfumarse sus utilidades o el crecimiento de sus gastos producto de ese mismo fenómeno.
El gobierno por su parte ha visto abaratarse su deuda externa y el servicio de la misma en dólares y ha recibido los efectos de la deflación, algo que en promedio eleva la popularidad del gabinete económico, al bajarse los costos y como tal, en alguna medida los precios de los bienes y servicios que requieren de insumos importados. Con excepción de alimentos, servicios educativos y alquileres; la inflación ha caído y al final del día, es un punto a favor de las autoridades del gobierno. En síntesis, no hay almuerzo gratis, “la economía siempre tiene un conejo detrás del sombrero” y el efecto neto, es una pérdida de competitividad del sector turismo y exportador y una gran transferencia a los demandantes de dinero en dólares, ya sea para importar o hasta para salir de paseo al exterior.
Entonces, ¿cómo plantearnos el verdadero sentido de esta situación cambiaria? ¿Será realmente que se ha ido tan lejos en nuestro modelo por las autoridades del Banco Central?, ¿será que nuestro Banco Central puede hacer más de lo que ha hecho? Dos elementos creo que podrían ayudar en ese análisis, el primero, el saldo en las reservas monetarias internacionales. El país tiene exceso de RMI y como tal, significa que ha comprado en los últimos años más divisas que las que ha vendido, por lo que desde mi punto de vista “el frio no está en esas cobijas”. Algunos han dicho, el problema está en el modelo de intervención, pueden tener razón en la explicación de el corto plazo, pero la tendencia de mediano y largo plazo no pareciera estar asociada al comportamiento del día o de la semana en el MONEX. Para mí, el gran problema es la debilidad del dólar a escala global, la guerra comercial y de divisas entre las grandes potencias del siglo XXI. En concreto, no es el colón el que se ha apreciado es el dólar el que sigue débil y se deprecia cada día más.
La pandemia, la guerra de Ucrania y ahora los conflictos en el medio oriente han llevado la emisión monetaria norteamericana a casi el doble de lo que fue una década atrás, el dólar es cada vez menos un instrumento de reserva de valor, está tan caliente que se quema en muchas manos, requiriendo inversiones nuevas, lugares nuevos, expandirse a otras actividades. Los países políticamente estables de la región, cómo México, Costa Rica, Colombia, o República Dominicana están viendo procesos de apreciación cambiaria acelerada. No se puede inventar el agua tibia, ni se puede tapar el sol con un dedo, claro que algunos quisieran hacer magia, pero el país y su mercado es demasiado pequeño para detener este creciente temor de quienes tienen dólares calientes por invertir. Mucho de la entrada de dólares al país es producto de los ahorros de muchos de quienes los habían llevado fuera, ni que decir de los cientos de pensionistas que están comprando sus casas en la playa o de la creciente llegada de nómadas digitales, que hacen efectivo sus gastos en dólares. Será que un dique de madera puede detener una correntada o será que la medicina podría ser peor que la propia enfermedad.
Así las cosas, ¿puede hacer el Banco Central más de lo que ha hecho para detener la caída libre de la moneda extranjera en el MONEX? Con la cuenta de capital abierta, con inflación en colones negativa, con el exceso de cobro de intereses de nuestro sistema financiero oligopólico, con las imperfecciones de nuestro modelo regulatorio; señores, no creo que el Banco Central pueda hacer más que ponerse en guardia y ver pasar el tren. Pareciera entonces, que el frio no está en las cobijas, que viene del norte y que será mejor, abrigarse bien. Afortunadamente no soy tan liberal como algunos que hoy están en el Central, pero desde hace más de 15 años advertí en una de mis reflexiones, que cuando se juega con fuego, te puedes quemar.
El sistema funcionó para muchos cuando el tipo de cambio se depreció, en algunos momentos en exceso, llevando agua para muchos molineros que hoy gritan auxilio. Ahora que estamos pisando fuerte, toca repensar si de verdad nuestro sistema cambiario puede dejar al libre mercado la definición de los precios, cuando el control de la oferta no depende de nuestras autoridades y mucho menos, de nuestras decisiones. Mientras sigamos pensando que se puede hacer mucho chocolate sin cacao, tendremos al final del día que el chocolate sale más ralo y claro, todos perdemos. Tocará refugiarse en el oro, el BITCOIN u oro digital y por que no, diversificarse en las inversiones inmobiliarias, es claro que el dólar está cada vez más débil y a punto de un gran colapso, quizás es hora de repensar el modelo monetario y plantearse alternativas. ¿Será tiempo de repensar el modelo cambiario?
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