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PERDER EL TRABAJO

Humberto Pacheco humberto.pacheco@pachecocoto.com | Martes 18 octubre, 2011



TROTANDO MUNDOS
PERDER EL TRABAJO

Es la mayor preocupación de los costarricenses aunque para algunos políticos, que se anuncian defensores del pueblo, no es más que una estadística. Más de cuatro y medio millones de españoles que no tienen trabajo y los norteamericanos que, en una economía estancada, están apenas viviendo de una diezmada seguridad social, dan escalofriante sustento a ese temor.
En un entorno mundial de desocupación, la prensa financiera anuncia que la economía del planeta está a punto de descalabrarse (Financial Times 24-09-11) y ciertas instituciones como la OCDE y el FMI aconsejan a los países desarrollados tener mucho cuidado con los impuestos porque podrían traerse abajo los incipientes signos de recuperación.
Mientras tanto, en Costa Rica sigue adelante el matrimonio Solís-Chinchilla con un PACquetazo de impuestos dirigido a dañar la inversión -nacional y extranjera- que ha sido base de una ejemplar y estable fuerza laboral privada.
Que don Ottón se le hubiera arrimado a doña Laura no sorprende. Tras su aparatosa derrota electoral cedió el fajín y ahora se muere por volver. Consistente en su plan de sacar la inversión privada del país, al no poder expropiarla como Chávez, modelo que definió al PAC a través de los cuatro años de la Administración Pacheco, qué mejor manera de lograrlo que con el PACquetazo. Ya lo advirtieron los más altos ejecutivos de Intel y Hewlett Packard.
Tampoco sorprende que Bernal Jiménez, aliado durante su último paso por la Asamblea de sindicatos y PAC en pos del infame MAMOTRETO, haya vuelto a aliarse con este último, vociferando contra la reforma de su propio partido para allanarle el camino al refrito.
Para mejor entender, la renta universal sacaría de aquí a las compañías norteamericanas, porque las fabricantes y las bananeras de ese país en el extranjero gozan del beneficio de no pagar impuesto de la renta mientras no repatríen las ganancias generadas fuera de su país. Esto lo generó, en la segunda mitad del Siglo XX, la competencia desleal de las compañías japonesas.
En la campaña pasada el candidato Obama ofreció “derogar ese beneficio para que los empleos regresaran a Estados Unidos”, pero una vez de Presidente entendió el peligro de la competencia china con sus salarios de hambre y desistió de ese empeño.
Cae entonces por su peso que sí grabamos las empresas norteamericanas en Costa Rica, perderían esa ventaja y no tendrían más remedio que buscar otra jurisdicción de las muchas que hay. Las decenas de miles de empleos que según CINDE llenan las zonas francas, así como otros tantos fuera de éstas y en las bananeras, se perderían. Todo por promulgar un ineficiente impuesto que ni los países más desarrollados, con administraciones tributarias draconianas, pueden cobrar por ser su recolección una empresa costosa y dificilísima.
Nuestro país no tiene ejército. En otros países esto representa hasta un cuarenta por ciento del presupuesto nacional. Ergo, no tenemos porque tener índices de recaudación comparables con los que tienen ejércitos para estar mejor. Lo que si debemos hacer es recaudar bien, reducir el tamaño del gobierno y contener la hemorragia del despilfarro y la corrupción.

Lic. Humberto Pacheco A., M.C.L.

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