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Pequeños reinos

Luis Alejandro Álvarez redaccion@larepublica.net | Jueves 16 enero, 2020


La Primera Guerra Civil que nubló estas tierras fue cuando allá en el año 1823 la provincia de Costa Rica se dividió entre aquellos que deseaban ser parte del Imperio Mexicano de Iturbide, y los que no compartían esa propuesta.

Con la Batalla de Ochomogo, y el triunfo de San José y Alajuela, esta Nación se decantó por la institucionalidad republicana.

Dentro de ese marco, con algunos sobresaltos históricos, y pocos años de regímenes dictatoriales, nos hemos convertido en una de las democracias más antiguas del mundo.

La Asamblea Constituyente del 49, abolió el Ejército como institución permanente, ejemplo al mundo.

Con las Reformas Sociales de los 40 y la continuación de las políticas sociales, evolucionamos a un Estado Social de Derecho, incrementando la calidad de vida, reducción de la pobreza y una clase media fuerte.

Esa institucionalidad republicana, con el paso de tiempo, devino de forma paulatina, silenciosa, y sin mucha atención de la mayoría, en privilegios para funcionarios de instituciones estatales.

Ese segmento de la población, con beneficios logrados mediante huelgas, convenciones colectivas, acuerdos institucionales, se han asegurado condiciones que se proyectan en desigualdad, y dejan en franca desventaja al resto de la población, la mayoría.

A raíz de la crisis fiscal que vivimos, al ir analizando los generadores y disparadores del gasto, esa mayoría se ha percatado de que trabaja para generar empleo, riqueza y cancelar sus impuestos, sin tener la retribución esperada en obra pública, servicios y mejorar la condición de vida.

El Congreso dio un paso adelante y en firme aprobando la reforma fiscal, que obliga al Estado a aplicar la regla fiscal, que viene a poner coto, sin eliminar, excesos en instituciones del estado.

Es entonces cuando, nos percatamos de que en esta República, cercana a cumplir los 200 años de Independencia del Imperio Español, tenemos pequeños reinos, que sin importar que el origen de sus ingresos es el estado costarricense, se resisten a aceptar la realidad fiscal del momento.

Hemos sido testigos de como la C.C.S.S., el Poder Judicial, Universidades, solo para mencionar algunas, pretenden eximirse de la aplicación de la regla fiscal, pues se resisten a ajustar sus finanzas a la realidad del país.

Es hoy incomprensible como el Presidente Ejecutivo de la primera se mantiene en su puesto tras haber firmado acuerdos contrarios a la ley con los sindicatos.

Es censurable que, tal como se dio a conocer luego de levantarse movimientos estudiantiles para defender becas y sus intereses, que sin reparo se les dio información sesgada, ya que los fondos para esos rubros no se afectan.

No es de recibo un Poder Judicial que se hace la vista gorda, a pesar de haber dado la viabilidad al proyecto que la imponía, pues no encontró visos de inconstitucionalidad, so pretexto de una mala interpretada “independencia judicial”.

La Contraloría General de la República ha de ser tajante, debe de aplicar los mecanismos de ley y obligar a estos “pequeños reinos” a actar lo que se ha dispuesto en materia fiscal por imperio de ley.

El ajuste y sacrificio debe de ser parejo, sin excepción alguna.

Los “pequeños reinos” no pueden manternese como naciones independientes dentro de la realidad del país, pues aunque no les guste, no se les puede costear.


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