¿Para qué cambiar?
Luis Mastroeni luis@luismastroeni.com | Viernes 25 octubre, 2024

“Si hasta ahora hemos hecho las cosas igual y nos va bien, ¿por qué debemos cambiar?”, esa pregunta se escucha con frecuencia en las Juntas Directivas de muchas empresas cuando alguien hace la propuesta de gestionar la empresa desde el triple impacto o la triple utilidad.
En otras palabras, cuando alguien ya entendió que el mundo se ha transformado y quiere alertar a las personas que mandan en la empresa, es quien ha comprendido que los negocios no van a tener futuro si no cambian su manera de operar.
Ante la pregunta con la que inicié el artículo, debemos estar preparados con argumentos contundentes y con una sólida presentación del caso de negocio que se convierta en es la base del cambio. Las Juntas Directivas no aprueban el cambio por obstinadas, no… no lo hacen porque nadie las convence de que hay una manera mejor de hacer negocios.
Por eso debemos citar con precisión el porqué del cambio.
En primer lugar, no se propone el cambio por simple capricho o moda. Se presenta como la hoja de ruta para que la empresa sea viable en el tiempo y pueda enfrentar los retos que, en este momento particular de la historia, la sociedad le está exigiendo.
Segundo, gestionar la empresa para que genere valor económico, social y ambiental de manera equilibrada no es hacer las cosas más complejas, es hacer las cosas posibles para el futuro. El que no cambia, no se podrá mantener en el tiempo.
Hay que cambiar la manera de hacer negocios porque el consumidor cambió, porque la ecuación de las ventas cambió y porque no es suficiente con pensar en el corto plazo.
Los negocios que hacen inversiones para el futuro tienen ganancias que no terminan. Las empresas que solo piensan en el resultado de fin de mes tienen sus meses contados.
Es difícil cambiar, es difícil hacer las cosas diferente. Ambas afirmaciones son ciertas, pero no son de recibo. Un ejemplo simple puede ayudar a comprenderlo mejor. Ninguna persona en sus etapas de crecimiento puede seguir usando la misma talla de ropa, porque corre el riesgo de que no le quede o de que se le rompa. Lo mismo pasa con las empresas.
La misma forma de operar de un negocio en el tiempo solo le asegura los mismos resultados y no necesariamente serán en el camino de la mejora continua. Para mejorar debe cambiar de ropa, como lo hace una persona cuando cambia su ropa para estar más cómodo.
El cambio hacia la triple utilidad es la demostración de una empresa que ha comprendido que las sociedades y los ecosistemas sanos son los que le permiten operar con más facilidad. Por lo tanto, invertir en ellos tiene sentido desde el punto de vista comercial y financiero. Si ellos están bien, a la empresa le irá bien.
Las empresas que comprendan la importancia del cambio seguirán vigentes en el tiempo, las que se resistan tienen sus días contados.
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