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Pánico en el sótano

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 06 marzo, 2017


Fernando Palomeque, ex de Belén. Vinicio Alvarado, ex de Carmelita. Marvin Solano, ex de Liberia. www.imagenesencostarica.com/larepublica


El sótano de la residencia se llenó de sangre.

Las cabezas de Fernando Palomeque, Vinicio Alvarado y Marvin Solano rodaron por las escaleras que conducen a la oscuridad de la pieza y ahora reposan en paz.

Siempre será más simple, sencillo y menos complicado que el verdugo decapite a uno, que en serie a once o veintidós.

Un contundente y catastrófico 7-0 que le endosó la Tromba del Caribe a Belén, preparó el equipaje de despedida del mexicano Fernando Palomeque, quien cantó viajera por su propia cuenta sin ser candidato a dejar el cargo.

Olman Vega, presidente de Belén, buscaba firmar el contrato con el verdugo de turno para que se encargara de la ejecución, pero don Fernando se adelantó a la acción y se fue antes de que lo cortaran.

El puesto del estratega mexicano, desde que asumió las riendas de Belén nunca estuvo en situación apremiante; en el Invierno el técnico mantuvo a la oncena lejos de zona de descenso pero el Verano fue otra cosa, desde que se fueron del equipo dos piezas fundamentales: José Luis Cordero y Leonardo Adams. Por ahí todo cambió. Belén no carburó en la época seca y hoy es candidato al viaje a la segunda división que tratará de impedir el bombero Daniel Casas, acostumbrado a estos menesteres.

Detrás de la “jupa” de Palomeque se fue la de Vinicio Alvarado, el culto, ecuánime y equilibrado técnico de Carmelita. Cosas del fútbol, no lo despidieron en el Verano anterior, cuando su equipo se hundió en las sombras del descenso sin compañía a bordo, hasta que se le ocurrió al Uruguay de Coronado bajar las gradas del infierno, y lo despidieron ahora, cuando los carmelos tienen más socios en la desgracia que la campaña anterior.

Escuchamos a Vinicio decir que los jugadores Johnny Woodly y Álvaro Sánchez, figuras hoy de San Carlos, quisieron ser carmelitas en esta campaña, pero por temas de dirigencia no se pudo y entonces se pagan las consecuencias.

La “testa” de Alvarado cayó al lado de la de Palomeque, pero entró la luz en la puerta del sótano que se abrió brevemente, para ver rodar nueva cabeza: Marvin Solano, viaje directo y exclusivo de la Ciudad Blanca al pozo negro.

El descenso es dramático; evitarlo es consigna; hay que tomar decisiones para no subirse a un vuelo que pocas veces tiene regreso.
¡Mejor votar uno que once!

Y… pum, pum, pum.

Cayeron Palomeque, Alvarado y Solano.

Pero, mucho ojo que la puerta del sótano podría ahorita volverse a abrir.







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