País falla en investigación sísmica
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 16 enero, 2009
Existen al menos 150 zonas con potencial de grandes terremotos
País falla en investigación sísmica
• Investigadores recomiendan implementar planes preventivos e investigaciones periódicas
Yessenia Garita
ygarita@larepublica.net
Aunque en el país existen más de 150 fallas con potencial para generar terremotos, como el ocurrido el pasado 8 de enero en Cinchona, la ausencia de recursos hace que los investigadores no puedan realizar los estudios necesarios de la actividad sísmica.
Costa Rica es catalogada como una zona de alta sismicidad. En cualquier instante podrían reactivarse las fallas sísmicas tal como sucedió el lunes en Bajos del Toro, a unos 80 kilómetros al noroeste de San José, que produjo varios temblores de magnitud considerable.
No obstante, los efectos de estas reactivaciones y de los sismos que se producen no cuentan con el seguimiento apropiado.
“Muchas de estas (fallas) han sido poco estudiadas, porque para las investigaciones se requiere dinero y tiempo”, dijo Mauricio Mora, de la Escuela Centroamericana de Geología.
Se deberían promover estudios de fallamiento activo con financiamientos adecuados, se debe realizar un mapa oficial y su caracterización (grado de amenaza con base en su desplazamiento y velocidad), en donde se prevean los efectos de sismos importantes sobre las obras mediante una reglamentación específica.
“Los recursos llegan cuando ocurren los desastres, para la atención de la población en las zonas afectadas. Deberíamos tener planes de prevención e investigación periódicos y de esta forma tratar de mitigar los efectos de una emergencia”, agregó.
“Costa Rica es un país sumamente peligroso. Se deben implementar campañas de prevención y darles continuidad”, dijo por su parte Luis Obando, de la Escuela Centroamericana de Geología.
Existen unas 20 fallas con sismicidad histórica importante, como la zona sísmica Puriscal-Virilla, que provocó el terremoto de Piedras Negras el 22 de diciembre de 1990; Tilarán Cañas (terremoto Tilarán del 14 de abril de 1973), Pérez Zeledón (terremoto San Isidro de El General el 3 de julio de 1983), entre otros.
“Costa Rica es un país geológicamente muy activo y debemos convivir con esta condición”, expresó Wilfredo Rojas, sismólogo.
En los siglos XIX y XX se registraron en el país unos 48 terremotos, es decir, uno cada cuatro años.
De ellos, 21 fueron por fallamiento local, o sea uno por cada nueve años.
Y aunque la posibilidad de otro fuerte sismo en la falla de El Angel-Vara Blanca es muy baja, no es nula en los alrededores.
En el tiempo y espacio de la historia del país se han registrado desastres similares con poco tiempo entre uno y otro. “En 1841 ocurrió la primera destrucción de Cartago y en 1842, con menos de siete meses de diferencia sucedió otra. En 1910 ocurrieron los terremotos de Cartago, con 21 días de separación”, explicó Mora.
Desde el jueves cuando ocurrió el terremoto, a la 1.21 p.m. se han reportado más de 2 mil réplicas, hasta cinco por minuto. Sin embargo, estas se han sentido con mayor intensidad en la zona del epicentro y en lugares cercanos.
Para evitar catástrofes como las sucedidas el 8 de enero, los especialistas recomiendan construir adecuadamente las edificaciones, bajo la supervisión de un miembro del Colegio de Ingenieros y de Arquitectos, siguiendo la normativa del código sísmico, utilizar materiales que cumplan con las especificaciones de diseño y en lo posible evitar edificar en un terreno no susceptible a deslizamientos.
País falla en investigación sísmica
• Investigadores recomiendan implementar planes preventivos e investigaciones periódicas
Yessenia Garita
ygarita@larepublica.net
Aunque en el país existen más de 150 fallas con potencial para generar terremotos, como el ocurrido el pasado 8 de enero en Cinchona, la ausencia de recursos hace que los investigadores no puedan realizar los estudios necesarios de la actividad sísmica.
Costa Rica es catalogada como una zona de alta sismicidad. En cualquier instante podrían reactivarse las fallas sísmicas tal como sucedió el lunes en Bajos del Toro, a unos 80 kilómetros al noroeste de San José, que produjo varios temblores de magnitud considerable.
No obstante, los efectos de estas reactivaciones y de los sismos que se producen no cuentan con el seguimiento apropiado.
“Muchas de estas (fallas) han sido poco estudiadas, porque para las investigaciones se requiere dinero y tiempo”, dijo Mauricio Mora, de la Escuela Centroamericana de Geología.
Se deberían promover estudios de fallamiento activo con financiamientos adecuados, se debe realizar un mapa oficial y su caracterización (grado de amenaza con base en su desplazamiento y velocidad), en donde se prevean los efectos de sismos importantes sobre las obras mediante una reglamentación específica.
“Los recursos llegan cuando ocurren los desastres, para la atención de la población en las zonas afectadas. Deberíamos tener planes de prevención e investigación periódicos y de esta forma tratar de mitigar los efectos de una emergencia”, agregó.
“Costa Rica es un país sumamente peligroso. Se deben implementar campañas de prevención y darles continuidad”, dijo por su parte Luis Obando, de la Escuela Centroamericana de Geología.
Existen unas 20 fallas con sismicidad histórica importante, como la zona sísmica Puriscal-Virilla, que provocó el terremoto de Piedras Negras el 22 de diciembre de 1990; Tilarán Cañas (terremoto Tilarán del 14 de abril de 1973), Pérez Zeledón (terremoto San Isidro de El General el 3 de julio de 1983), entre otros.
“Costa Rica es un país geológicamente muy activo y debemos convivir con esta condición”, expresó Wilfredo Rojas, sismólogo.
En los siglos XIX y XX se registraron en el país unos 48 terremotos, es decir, uno cada cuatro años.
De ellos, 21 fueron por fallamiento local, o sea uno por cada nueve años.
Y aunque la posibilidad de otro fuerte sismo en la falla de El Angel-Vara Blanca es muy baja, no es nula en los alrededores.
En el tiempo y espacio de la historia del país se han registrado desastres similares con poco tiempo entre uno y otro. “En 1841 ocurrió la primera destrucción de Cartago y en 1842, con menos de siete meses de diferencia sucedió otra. En 1910 ocurrieron los terremotos de Cartago, con 21 días de separación”, explicó Mora.
Desde el jueves cuando ocurrió el terremoto, a la 1.21 p.m. se han reportado más de 2 mil réplicas, hasta cinco por minuto. Sin embargo, estas se han sentido con mayor intensidad en la zona del epicentro y en lugares cercanos.
Para evitar catástrofes como las sucedidas el 8 de enero, los especialistas recomiendan construir adecuadamente las edificaciones, bajo la supervisión de un miembro del Colegio de Ingenieros y de Arquitectos, siguiendo la normativa del código sísmico, utilizar materiales que cumplan con las especificaciones de diseño y en lo posible evitar edificar en un terreno no susceptible a deslizamientos.